Noelia Vera, secretaria de Estado de Igualdad: “Es torticero afirmar que la Ley Trans va en contra de las conquistas de las mujeres”
Diez días después de la aprobación por unanimidad en el Parlamento de Canarias de la Ley autonómica de igualdad social y no discriminación por razón de identidad de género, expresión de género y características sexuales, la secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género ha viajado a Las Palmas de Gran Canaria para “conocer y entender” como se consiguió sacar adelante la norma y “ver como se puede trasladar” al conjunto del Estado la Ley Trans.
Noelia Vera (Cádiz, 1985) tiene en mente conseguir aprobar antes del Día del Orgullo (30 de junio) la Ley LGTBI y la Ley Trans. Dice que el acuerdo con el PSOE “está cerca”, pero aún se muestra “moderadamente optimista”. “Hasta que no vea la firma, no lo celebraré”. Por ello, ha destacado “el referente” que ha sido Canarias al consensuar una revisión de la norma existente de 2014, como reclamaban las asociaciones LGTBi. “Me comentaron que ha sido fruto de un proceso difícil, largo, requirió mucha negociación, paciencia y empuje pero finalmente se consiguió que toda la sociedad entienda que no hay ciudadanía de primera o de segunda, que cada uno puede ser quien quiera ser, como se sienta y de la manera que considere”.
Diputada por Cádiz de Unidas Podemos desde 2016, Vera también tiene marcada en su hoja de ruta avanzar en los protocolos contra la violencia machista o dar pasos hacia la futura ley contra la trata. Además, afronta la renovación de la formación desde la marcha de Pablo Iglesias como número 3 de la candidatura a la Secretaría General de Ione Belarra en la IV Asamblea.
¿Qué conclusiones saca de la aprobación de Ley canaria de igualdad social y no discriminación por razón de identidad de género, expresión de género y características sexuales?
Demuestra que sí se puede. Que se puede hacer con el consenso y con la unanimidad de todos los partidos que forman parte de un Parlamento. Porque estamos hablando de derechos humanos. Y cuando hablamos de legislar en favor de los derechos humanos, no debería haber ningún tipo de duda para nadie.
¿Se aprobará la Ley Trans antes del 30 de junio?
Estuvo a punto en 2019, cuando se debatió su contenido en el Congreso de los Diputados y aunó el consenso de toda la Cámara, salvo de la extrema derecha que por aquel entonces no formaba parte del Congreso. Esa posibilidad de acuerdo mayoritario en el Estado se ha roto o se ha desvanecido. Y el valor de lo que ha pasado en Canarias es ese, que sí ha conseguido la unanimidad. Pero ese es el compromiso de este Gobierno, que ha sido expresado incluso por el presidente Pedro Sánchez. Hay debate en torno a su contenido, pero estamos mucho más cerca de llegar a un acuerdo.
¿Qué diría a quienes insisten en que supondrá el borrado de las mujeres?
Cuando me preguntan esto siempre recuerdo todos los grandes debates torticeros abiertos a la hora de conquistar derechos. Pasó cuando se aprobó el matrimonio igualitario. En aquella época se decía que iba a ser la destrucción de la familia tradicional tal y como se conocía. Y ahora este país no se entiende sin esa ley, que supuso un antes y un después para el colectivo. Lo mismo pasó con la Ley del Aborto. Fue una conquista para las mujeres en toda regla, pero fue cuestionada muchas veces y parecía que se abortaría en masa y que casi iba a ser la destrucción de la humanidad. Y hoy pasa lo mismo. La Ley Trans no va a borrar los derechos de nadie, va a dibujar los derechos para todas las personas. Intentar criminalizar a un colectivo con afirmaciones que infunden miedo me parece de una gran irresponsabilidad. Estamos hablando de personas que tienen un derecho, de un colectivo que tiene unas condiciones de vulnerabilidad mucho mayores que la del resto de la población: en términos de empleo, de discriminación, en las primera etapas de la niñez, adolescencia... Cuestionar que su conquista va en retroceso de las leyes que las mujeres hemos conseguido y del trabajo que tenemos que seguir haciendo es torticero.
En 2021 se han producido 16 asesinatos machistas y otros están en investigación. ¿Tiene relación con el final del estado de alarma?
Todo parece apuntar que sí, que tiene que ver. Aunque aún es pronto para decirlo. Los organismos internacionales ya advertían cuando comenzó el confinamiento que la situación de violencia machista se iba a intensificar de otra forma durante la convivencia obligada con el maltratador. En una convivencia directa, el agresor siente que tiene el control sobre la víctima y no siente la misma necesidad de ejercer violencia directa. Hubo una subida enorme de búsqueda de ayuda y acompañamiento a través de Whatsapp y del 016. Pero cuando las puertas se abrieran, al tener el agresor esa pérdida de control y con la recuperación de libertad de la víctima, esa violencia física, directa y mortal se iba a intensificar. Ahora estamos en una fase de diagnóstico, porque la violencia es estructural y tiene muchas derivadas y componentes. Ante este repunte queremos ser muy prudentes, pero partiendo de la base de que hay que admitir que algo está fallando. Algunas de las asesinadas habían interpuesto una denuncia, habían buscado ayuda y el Estado no llegó a tiempo. Por lo tanto, lo que hemos hecho es convocar a los actores que forman parte del pacto de Estado para analizar todos los mecanismos y herramientas de prevención y de asistencia a las víctimas de violencia machista y determinar qué está fallando. A partir de ahí haremos una puesta en común coordinada por el Ministerio de Igualdad. Y estableceremos los cambios que haya que hacer. Pero evidentemente hay protocolos caducados desde hace mucho tiempo y hay que revisarlos urgentemente, porque parece que viene una ola machista consolidada que esperemos que acabe ya.
La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género ha afirmado que la denuncia no debe ser la única puerta para proteger a las víctimas, ¿qué otras alternativas se pueden ofrecer?
Victoria Rosell lo dice mucho siempre: que las puertas de entrada son demasiado estrechas y tenemos que entender que hay muchas vías por las que una mujer víctima de violencia de género puede acceder. Por ejemplo: a través de la Sanidad en el momento en el que se lleva un hijo o una hija a un pediatra, en lugar de acudir a la Justicia a poner una denuncia, que es de máxima vulnerabilidad. Tenemos que hacer una tarea muy importante de especialización y de atención de perspectivas de género en todos los ámbitos donde pueda haber un contacto directo. Esto lo estamos trabajando y estamos en la fase de aumentar los recursos y estrategias para combatir las violencias machistas. Hay mucho avanzado: la ley de 2004, el pacto de Estado contra la Violencia de Género; ahora estamos elaborando la estrategia nacional contra la violencia machista donde también se aborden otras cuestiones que quedaron fuera del pacto. Y hay que mejorar la conexión entre todas las partes que formamos la cadena de atención a las víctimas. Para explicar qué está fallando.
Casos como el de Rocío Carrasco o el presunto secuestro de la niñas de Tenerife han evidenciado la violencia vicaria, ¿considera que existe desconocimiento de este tipo de violencia en la sociedad?
En la búsqueda de Anna y Olivia quiero ser muy prudente, sobre todo por la madre, porque me parece que es una situación horrible. Pero sí quiero dejar claro que la violencia vicaria es una forma de violencia machista contra la mujer por el hecho de ser mujer, que además es una de las más crueles que existen: usar lo que más quieres para hacer daño. Esa violencia no estaba reconocida y sí lo va ser. Y se ha integrado de una forma reconocida de violencia en la Ley de Protección a la Infancia y la Adolescencia. Eso ha sido un antes y un después.
¿La futura ley que se tramitará contra la trata irá en la línea de penalizar a los consumidores de prostitución?
No somos muy amigas de las políticas punitivas. Somos más de legislar derechos. Y proponemos poner a la víctima en el centro de todas las políticas que se hagan desde una perspectiva integral y no solamente abordando la trata con fines de explotación sexual, que es la más reconocida o reproducida, sino también otras por motivos laborales o matrimonios forzosos. Ese es el objetivo de la ley: darle un enfoque de derechos humanos y poniendo a la víctima en el centro. Ya hemos iniciado la protección de víctimas de trata en el Ministerio. Conseguimos que estas personas tuviesen un fácil acceso a las medidas del escudo social, independientemente de su situación administrativa. Integramos la Ley de libertad sexual, marcando un camino a la persecución de la industria proxeneta y dando una alternativa laboral con el Ministerio de Trabajo. Y tenemos pendiente la elaboración de un paquete de medidas, que consta de un macroestudio que permitirá adoptar una serie de acciones.
¿Cómo afronta el proceso de renovación de Podemos como número 3 de la candidatura de Ione Belarra a la Secretaría General?
Es un sabor agridulce, porque aún estamos recomponiéndonos de la ausencia de Pablo Iglesias. Fue un golpe para todas. Pero también es un proceso alegre porque estamos en un momento de fortalecimiento, crecimiento, de recomposición de nuestro espacio y de nuestro partido. Lo vivo con ilusión porque las líneas políticas puestas en el centro de la mesa las comparto profundamente. Ione Belarra los materializa en su persona: joven, no es madrileña, es navarra, viene de los movimientos sociales, sobre todo de la lucha antirracista y es firme defensora de los derechos de la infancia. También ha sido capaz de asumir responsabilidades dentro de nuestro espacio. Asumió la portavocía del grupo parlamentario cuando Pablo Iglesias e Irene Montero estaban de baja. Y a partir de ahí ha sido pieza clave en todas las conquistas que se han conseguido desde Unidas Podemos. Belarra representa un movimiento capaz de generar ilusión y crecimiento dentro de nuestra formación.
Durante una entrevista, Belarra hablaba de desmadrileñizar Podemos, ¿cómo otorgar más peso a las fuerzas autonómicas?
Eso es algo que tenemos que pensar y reorganizar. Igual que decimos que debe haber más coralidad en las portavocías o en las personas que asumimos más responsabilidad, o que tienen más exposición pública. Tenemos que involucrar a compañeros y compañeras que hacen políticas en distintos territorios y reconocerles el trabajo que hacen. Somos muchas más de las cuatro o cinco personas que salen en los medios. Tenemos que viajar y compartir mucho más, que no todo se haga a Madrid. Darle relevancia a todas las compañeras que han adquirido experiencia.
Cuando anunció su dimisión, Pablo Iglesias afirmó que le habían convertido en un chivo expiatorio, ¿cree que ocurrirá algo parecido con las nuevas candidaturas a liderar Podemos?
Sin duda. Ya nos han demostrado durante 7 años que no se libra nadie de quien asuma una posición de responsabilidad o visibilidad. Con procesos que vienen de la cloaca y acompañados de procedimientos judiciales. Compañeras en canarias lo han vivido muy claramente en primera persona, con todo tipo de manipulación, de señalamiento o de criminalización. Todas asumimos que antes o después vamos a ser blanco de cualquier ataque, de hecho tenemos muchos ejemplos en el partido.
¿Qué espera de la IV Asamblea?
Esperamos que nos sirva para crecer. Es el lema de nuestra candidatura. Para poder recuperarnos. Darles las gracias a Iglesias, pero a la vez pasar página y seguir adelante, demostrando que Podemos es mucho más, con mucha gente trabajando en la sombra y haciendo un trabajo incansable. Que todo esto derive en una recomposición fuerte como partido político que nos permita que en las próximas elecciones Yolanda Díaz sea la presidenta del Gobierno. Que seamos la primera fuerza progresista de España. Todo este esfuerzo debe servir para contarle a la gente por qué es importante que Unidas Podemos esté en los gobiernos. Plantear que sin Unidas Podemos el Ingreso Mínimo Vital hubiese sido aprobado o no, si hubiesen salido los ERTES, las medidas contra la violencia de género... Queremos fortalecer a la organización para ser la primera fuerza progresista.
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