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La 'nueva' atención primaria en Canarias arranca a distintos ritmos y sumida en una ola de cronicidad tras la pandemia

Centro de salud de Guanarteme, en Las Palmas de Gran Canaria. (CANARIAS AHORA)

Iván Suárez

Las Palmas de Gran Canaria —

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El nuevo modelo organizativo de atención primaria en Canarias ha arrancado a distintos ritmos. Los profesionales sanitarios coinciden en que las medidas para reducir la presión asistencial y las demoras no se han implantado de manera homogénea en todos los centros de salud y los consultorios del Archipiélago, aunque aprecian visos de mejoría desde su puesta en marcha el pasado 1 de marzo y admiten que aún es pronto para ver resultados. Con una inversión de 59,4 millones de euros, el proyecto trata de materializar la estrategia +AP aprobada en 2019. Entre otras actuaciones, fija en 34 el número máximo de pacientes que puede atender un médico de familia por turno y en 28 para los pediatras para evitar la sobrecarga laboral y aumentar el tiempo de atención a cada uno de ellos.

A finales de 2021 y principios de 2022, la sexta ola de la pandemia de Covid-19 tensionó la atención primaria en Canarias hasta extremos nunca vistos y puso en evidencia las carencias que arrastra desde hace años, con más de la mitad de los médicos de familia con cupos de más de 1.500 pacientes, el límite que las autoridades recomiendan no sobrepasar. En esas semanas de alta incidencia del coronavirus, hubo facultativos que llegaron a ver por día hasta a 80 pacientes.

Superada esa fase, los sanitarios asisten ahora a una nueva ola, la de la cronicidad. “Son los pacientes a los que se desatendió o se atendió de aquella manera durante la pandemia. A las patologías habituales de todos los años se le suma un aumento del descontrol de las patologías crónicas de diabetes, hipertensión, problemas cardiológicos... Estamos viendo personas que acuden a consulta y que necesitan un mayor seguimiento, tanto por enfermería, para mejorar lo que tiene que ver con el cuidado, como de medicina, para optimizar los tratamientos, y que conllevan además un mayor número de derivaciones a atención hospitalaria”, explica Gustavo Moreno, presidente de la Sociedad Canaria de Medicina Familiar y Comunitaria (Socamfyc).

Moreno sostiene que las medidas implantadas están sirviendo para “bajar un poco la presión de esa olla que hay en atención primaria”. Una de las grandes dudas que suscitó el anuncio del nuevo modelo organizativo tenía que ver con las listas de espera que generaría esa limitación de agendas y la gestión del paciente 35 en adelante. Es decir, de las incidencias, de aquellas personas que acuden sin cita a los centros, los ‘fuera de hora’. Para cubrir estos servicios, ha habido dos estrategias. Por un lado, un refuerzo de personal. Aunque no hay datos globales de las Islas y las cifras varían a diario, la Consejería de Sanidad ponía esta semana el ejemplo de la isla de Tenerife, donde se han producido 112 incorporaciones en Medicina de Familia, de las que 56 se han destinado a las incidencias, y 113 en enfermería, además de 31 en Administración o de seis psicólogos. Por otro lado, se ha actualizado la instrucción 20/20 aprobada durante la pandemia para incentivar económicamente el doblaje de turnos.

“La implantación está siendo un poco irregular. Es cierto que en algunos centros se están viendo resultados y se ha mejorado la situación de base, pero hay que seguir avanzando para abarcar todos los centros y hacerlo de una manera más homogénea e, incluso, mejorada, porque hay lugares donde se han incorporado estas medidas, donde hay equipos de refuerzo, pero estamos viendo que probablemente sean necesarios más. Es un balón de oxígeno, pero hace falta que ese balón de oxígeno llegue a todos”, resume Ana Joyanes, portavoz de la Asociación de Médicos de Atención Primaria de Canarias (Amapcan).

En una línea similar se pronuncia Eric Álvarez, presidente del Sindicato de Médicos de Las Palmas. Esta organización se mostró muy crítica con la aplicación del nuevo modelo organizativo en las dos primeras semanas, aunque admite que ha habido un acercamiento de posturas con el Servicio Canario de Salud (SCS) en el que espera profundizar en próximas reuniones.  “Las medidas se están aplicando de manera heterogénea, no se ha implicado a todos los centros y se ha dejado demasiado espacio a la interpretación de los directores”.

La demanda que este colectivo ha trasladado en las negociaciones es que se fijen los indicadores que permitan activar de forma automática los “mecanismos compensadores” para que las medidas de refuerzo lleguen a todos los centros de salud en la medida que requieran y no queden al albur de los directores de área o de centros. También considera imprescindible que se recojan en un acuerdo por escrito. Álvarez precisa que, debido a la desigual implantación de las medidas, en determinados lugares no se está cumpliendo aún la limitación de la agenda a 34 pacientes. “En algunos centros la demora (para consulta) era de cinco o seis días y en otros, de un mes. Lo que se espera es que la aplicación de los mecanismos de compensación, ya sean refuerzos o doblajes, sea más intensa en los segundos que en los primeros, eso es lo que hay que ir corrigiendo”, defiende.

El nuevo modelo planteaba otra incertidumbre. Se proponía reforzar la atención primaria con la incorporación de profesionales, pero desde algunos sectores se preguntaban cómo. Y es que durante la mencionada sexta ola de Covid-19 quedaron patentes las carencias del sistema sanitario canario. “Enfermeros, médicos… Absolutamente todo lo que se puede contratar se ha contratado”, dijo en una comparecencia el presidente del Gobierno, Ángel Víctor Torres, ante un aluvión de bajas que obligó incluso a tener que acudir al voluntariado.  

“Es verdad que hacen falta más profesionales, no solo médicos, pero independientemente de eso también teníamos y tenemos problemas organizativos que se pueden solventar”, explica Gustavo Moreno. El presidente de Socamfyc pone el ejemplo del centro de salud donde ejerce, en una zona rural de Gran Canaria. Antes, un equipo asumía todo el trabajo de lunes a jueves y después había que buscar y contratar a otros facultativos para cubrir el resto de los días. “Ahora esa persona que solo hacía la guardia el viernes ha pasado a formar parte del equipo y el equipo ya no hace de lunes a jueves, sino de lunes a viernes, porque está más descargado. Puede parecer mínimo, pero si empiezas a sumar ves el cambio. Nos damos cuenta de que, a veces, más que cantidad de profesionales, es organización”, sostiene.

Otros roles profesionales

Una de las históricas reivindicaciones de los sanitarios es la incorporación y refuerzo de otros roles profesionales en atención primaria. El nuevo modelo ha venido aparejado de contrataciones de personal administrativo, para contribuir a desburocratizar el trabajo de los médicos de familia -por ejemplo, en los trámites de incapacidad temporal-, de fisioterapeutas y de psicólogos clínicos. Y aunque siguen reclamando otros perfiles que aún no se han sumado a la estrategia, como los nutricionistas, valoran los avances en esta línea.

“Hace muchos años que los médicos de atención primaria venimos diciendo que una buena parte de las consultas, de la demanda de los pacientes, tiene que ver con la salud mental. Muchas veces no saben expresar cuál es el problema y lo que hacen es somatizarlo, en un dolor de cabeza o de barriga. Pero a lo mejor tiene que ver con malas relaciones personales, en la familia, con el estrés en el trabajo… A veces no quieren reconocer cuál es el problema porque hace daño reconocerlo, porque puede ser una mala relación con su hijo, y prefieren decir que les duele la cabeza. Que ahora haya un psicólogo integrado en el equipo es fantástico, implica que los pacientes tienen alguien más a quien acudir para que les ayude a tener herramientas para afrontar los reveses de la vida”, explica Vanessa Déniz, presidenta en Canarias de Semergen (Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria).

Déniz remarca que en una consulta de “cinco o siete minutos” médico de familia no puede atender esas necesidades asistenciales. “Primero habría que tener una formación específica para ayudar a este tipo de pacientes. Y, después, tiempo. Aunque el corazón me pida estar el mayor tiempo posible con esa persona, la cabeza me dice que fuera hay siete esperando y que no puedo dejar de verlos. Por eso pedíamos psicólogos”, señala Déniz.

Prescripción enfermera

El nuevo modelo de atención primaria también refuerza el papel de la enfermería, tanto con el aumento de la prescripción enfermera como con un nuevo programa de consultas de gestión de la demanda (para enfermedades agudas leves no demorables). “Lo que se plantea es que, aparte del triaje, de determinar la prioridad de asistencia, la enfermera pueda hacer una valoración del paciente y, conforme a determinados protocolos, pueda dar una solución e incluso poner el tratamiento correspondiente en relación con una serie de patologías que suelen ser de una alta frecuencia en la atención primaria”, asevera Leopoldo Cejas, portavoz del sindicato Satse. “La enfermería es una profesión con cuatro años de universidad, es un título de grado y tiene capacidad suficiente para hacer indicaciones u ordenes de dispensación” de fármacos vinculados con las curas, con las quemaduras, con las guías clínicas aprobadas, siempre en el ámbito de la competencia enfermera. “No se trata de querer dar antibióticos o ansiolíticos, esa parte no nos toca a nosotros y no queremos utilizarla”, añade.  

Cejas recuerda que Canarias fue una de las primeras comunidades que acreditó la prescripción enfermera, pero que, a pesar de ello, hasta ahora “no se llevó a cabo de forma efectiva”.

Aunque Satse lamenta que para la implementación de este nuevo modelo no se tuviera en cuenta a los sindicatos, dice compartir buena parte de las medidas que incluye y destaca, además de la ya mencionada de la prescripción enfermera, el “vehículo de atención rápida en domicilios para adultos mayores de 65 años, que son los que normalmente acuden y bloquean los servicios de urgencias por problemas respiratorios, infecciones de orina o insuficiencia cardiaca”. También la incorporación de fisioterapeutas a la estructura de atención primaria y sin dependencia de los médicos rehabilitadores. Según Cejas, la experiencia demuestra que con esta figura el índice de cumplimiento de los tratamientos “es muy superior”.

Futuro

Las fuentes consultadas coinciden en la necesidad de que los cambios introducidos en atención primaria, además de perfeccionarse, se perpetúen en el tiempo. “Para nosotros es crucial que haya un compromiso firmado, sellado, que no quede al albur de que cambien los equipos directivos o de que haya un cambio en la política o de cualquier cosa, que los pasos que se han dado se consoliden, que no queden en agua de borrajas”, subraya Ana Joyanes.

En esta misma línea, Gustavo Moreno espera que esta estrategia sea “independiente del color político de quien esté en la dirección del SCS” y que sea “realmente una apuesta por una mejora del sistema sanitario de Canarias”. Para el presidente de Socamfyc, la solución del doblaje de turnos (con retribuciones atractivas para los médicos de familia) puede funcionar “a corto y medio plazo”, pero “no puede ser la base del sistema”. “Hay que dar respuesta de otra manera, hay que ir poniendo en marcha las estrategias que permitan aumentar las contrataciones de forma progresiva. Es verdad que no se puede crear sobre la marcha, que no puedes inventarte médicos o enfermeras, pero hay que ir trabajando, bien con oposiciones, bien con hacer más atractiva la especialidad para que los residentes se queden”, agrega.

Para Vanessa Déniz, “hay que capacitar al paciente, empoderarlo”. “Todos nuestros pacientes deberían ser pacientes expertos. Cuando yo le digo a alguien que es hipertenso, debería capacitarlo para que fuera capaz de tomar decisiones sobre su enfermedad. Y tengo que darle herramientas, información suficiente, fiable. Que ese paciente sepa qué le mejora, qué le empeora, qué puede hacer. Que sea protagonista de su historia. El médico de familia solo es el técnico que le va dando la información, consejo,s prevención. Si yo hago bien mi trabajo, mi trabajo no se nota”, concluye la presidenta de Semergen, que lamenta que “no se haya formado a pacientes en los últimos treinta años”.

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