“Este nuevo debate sobre las leyes de Igualdad no puede ser a costa de los derechos de las mujeres”

Lourdes Bermejo

Las Palmas de Gran Canaria —

La directora del Instituto Canario de Igualdad, Claudina Morales considera que habría que dar un “tirón de orejas” no solo a los partidos políticos para que haya más mujeres cabezas de lista en sus candidaturas, sino “a los sindicatos, sin una sola líder; a la Universidad, con cuatro rectoras en todo el país; las empresas públicas y privadas, por no hablar de los medios de comunicación”. 

Morales sostiene además que el nuevo debate sobre las leyes de Igualdad “no puede ser a costa de los derechos de las mujeres”. Por ello, su mensaje para este 8 de marzo es que “nadie nos va a parar”. Sostiene que hay que demostrar, a través de la movilización, la importancia de que las mujeres y hombres luchemos juntos por que desaparezcan las desigualdades.

-¿Qué líneas se marcó desde su llegada al Instituto Canario de Igualdad y cuáles se han podido acometer?

En primer lugar, hay que reconocer públicamente el trabajo de las directoras que me han precedido y el de las trabajadoras y trabajadores, así como su grado de compromiso. En mi etapa, nos hemos centrado en dos cuestiones. En principio, dar continuidad a las políticas que se venían ya realizando, pero de manera transversal en el Gobierno de Canarias, para que las consejerías y los centros directivos asuman en sus políticas este compromiso con la igualdad. Es evidente que, aunque la Ley de Igualdad define estrategias en este ámbito, de hecho se ha profundizado poco y no se ha garantizado que se cumplan. En otras comunidades como Andalucía o País Vasco, estas políticas están más avanzadas en este aspecto. En lo que respecta a Canarias, ya hemos empezado en las Áreas de Justicia, donde se inscribe Igualdad, en Agricultura, Ganadería y Pesca y, ahora, vamos a poner mucha atención en los presupuestos, que es la herramienta para diseñar las políticas del Gobierno. Las Áreas de Turismo, Cultura y Deportes también están avanzando en esta línea igualitaria. Sin embargo, hay que reconocer que este proceso es muy lento por que no solo se trata de concienciar a la parte política, sino que hay que revertir cuestiones técnicas, crear metodologías de trabajo con criterios fundamentales. Estas cuestiones son poco visibles desde fuera, pero se están implementando de forma natural en el Gobierno. Es evidente que hay diferencias en la relación de la administración por sexos. Por ejemplo, parece un dato objetivo que el acceso a subvenciones es universal, pero lo cierto es que en el sector agrario o ganadero son los hombres los que las solicitan mayoritariamente, aunque el destino sea una explotación familiar, donde la mujer trabaja al mismo nivel. En el sector primario se aprecian más estas cuestiones. La Consejería está organizando cursos de manejo de maquinaria dirigido a las mujeres. Muchas veces no aparecen siquiera como propietarias, ni cotizan por el trabajo en el campo, con la consiguiente repercusión económica.

-¿Y como miembro de CC, no le ha dado a sus compañeros de Lanzarote un tirón de orejas por la composición de sus candidaturas, donde no hay ni una sola mujer cabeza de lista? 

Habría que dar un tirón de orejas general. No solo a los partidos políticos, sino a los sindicatos, sin una sola líder; a la Universidad, con cuatro rectoras en todo el país; las empresas públicas y privadas, por no hablar de los medios de comunicación o incluso a sectores donde hay una presencia femenina mayoritaria. Sin embargo, creo que en política debemos ser punta de lanza en igualdad y, de hecho, ha sido el primer sector en el que se ha apostado por la filosofía de cuotas 60-40. Hay que pensar que somos la mitad de la población. Las medidas legales deben ir de la mano de la creación de conciencia.

-Arena y Laurisilva optó por introducirse en Fuerteventura, tras aumentar el número de denuncias por ciertos tipos de violencia contra la mujer, con respecto a otras islas. ¿A qué se debe este repunte?

-Hay que estudiar los parámetros que se manejan para contabilizar estos datos. Conviene definir bien los criterios para que la red de atención a las víctimas de género cuente con estadísticas unificadas, ya que puede darse la circunstancia de que se estén contando las acciones que realiza una misma denunciante cuando acude a distintos servicios como defensa jurídica o psicológica. No obstante, en general en Canarias vemos positivo el repunte de denuncias porque no necesariamente apunta a un aumento de la violencia de género, sino a una mayor confianza en el sistema. Hay que denunciar, animamos a ello. Cabe recordar también que nuestra comunidad ha sido una de las primeras en adscribirse al Convenio de Estambul, que contempla como delito todas las formas de violencia contra la mujer: física, psicológica, sexual, incluyendo la violación, la mutilación genital, el matrimonio forzado, el acoso, el aborto forzado y la esterilización forzada.

-En el Archipiélago ¿Se dan muchos casos de este tipo de delitos como el matrimonio forzado o la mutilación genital, por la proporción de culturas procedentes del continente africano?

-Hay muchas dificultades para acceder a datos al respecto, debido a la propia idiosincrasia de estas mujeres sometidas, que ocultan su situación. Estamos trabajando en detectar cuáles son las comunidades más susceptibles de realizar estas prácticas, incluso por origen geográfico, para acometer un protocolo de actuación al respecto. En unas recientes jornadas, mujeres inmigrantes contaron su realidad y dieron pistas sobre cómo debe ir la intervención en este tema. Lo primero es contar con un diagnóstico, para acometer un protocolo conjunto.

-A tenor de los últimos acontecimientos político-sociales y el rechazo al activismo ¿No tiene la sensación de que el movimiento feminista no lleva a cabo una comunicación clara, como si no supiera transmitir su objetivo, que no es nada más que la igualdad de hombres y mujeres?

En absoluto. El problema no es de comunicación, sino de la sociedad en la que vivimos, que históricamente ha denostado, menospreciado y ridiculizado el movimiento feminista, que es una lucha pacífica para transformar la sociedad. Y, por cierto, más antigua por ejemplo que el sindicalismo. Sin embargo, no se estudia en los colegios y no hay feministas sentadas en las mesas de negociación sociales, como sí ocurre con los sindicatos. Así que no creo que el escollo esté en la comunicación, sino en el patriarcado que ha mantenido a la mujer donde la ha mantenido. Creo, sin embargo, que, el pasado año, la manifestación multitudinaria y la huelga del 8M supuso un giro de ciento ochenta grados con respecto a la concienciación de los derechos de la mujer.

-Sin embargo, se sigue descalificando al movimiento desde algunos ámbitos, aplicándole apelativos como ‘radical’, que recuerdan otros conceptos.

-Es cierto. Me preocupa mucho este nuevo debate en el que se intenta descabalgar la noble lucha por la igualdad, por supuesto junto a los hombres. El feminismo no va contra ellos. Se oyen términos despectivos para referirse a las feministas, radicales, machonas. Se habla de ideología de género. No existe tal cosa. “No se nace mujer, se llega a serlo”, escribió Simone de Beauvoir, mucho antes de convertirse en un símbolo. La pura realidad es que si eres hombre o mujer tienes derechos distintos. Eso es el género, no hay una ‘ideología’ detrás. Lo único que hay es personas que quieren una sociedad más justa.

-¿Qué mensaje quiere dar ante la celebración del Día de la Mujer?

-El mensaje es que nadie nos va a parar. Este 8M hay que demostrar, a través de la movilización, la importancia de que las mujeres y hombres luchemos juntos por que desaparezcan las desigualdades. Siento mucha preocupación por el debate que está surgiendo sobre la oportunidad de las actuales leyes de protección y contra el maltrato, sobre todo en época preelectoral. Hay que dejar claro que no vamos a renunciar a ellas. Este debate no puede ser a costa de los derechos de las mujeres.

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