El viaje en ferry desde Canarias hasta Cádiz de Dabiz Riaño, enfermo de ELA, se ha convertido en una “odisea” al no poder acceder a su camarote por un fallo en el ascensor de la embarcación que lo ha obligado a pasar la noche en la furgoneta en la que se trasladaba, sin poder ir al baño ni darse una ducha.
Riaño, quien es científico del CSIC, ha denunciado a EFE la situación de incomodidad que ha experimentado durante el día y medio que ha durado su travesía de vuelta a la península.
“No he podido ducharme ni ir al baño”, ha declarado a Efe por teléfono a EFE este joven madrileño que había viajado a Canarias para asistir a unas conferencias sobre ciencia inclusiva.
El pasado sábado por la noche comenzaba la “odisea” de este joven con ELA al encontrarse con que el ascensor del ferry de la empresa Trasmediterránea estaba fuera de servicio y no podía acceder al camarote que había reservado para su viaje de vuelta hasta Cádiz, adonde ha llegado este lunes por la mañana.
“Hice la reserva del billete hace diez días y avisé que era una persona con movilidad reducida, así que sabían mi condición”, cuenta Dabiz, quien asegura que a la ida, hace un mes, el ascensor se encontraba en perfectas condiciones y que se había estropeado “hace diez días”, una situación que considera grave ya que no solo le afecta a él sino también a familias y otras personas con movilidad reducida.
Desde la empresa Trasmediterránea, su portavoz Juan Carlos Díaz Lorenzo, defiende en declaraciones a EFE que el ascensor se encontraba fuera de servicio “desde el viernes” y que por cuestiones contractuales con la empresa propietaria del barco, ellos no podían resolver la avería.
“Es la empresa italiana la que designa y establece el arreglo de todo lo que acontece al barco porque aún está en garantía”, explica Díaz, quien añade que desde la llegada del ferry al puerto de Cádiz esta mañana “ya se está trabajando para arreglar el ascensor”.
Una de las opciones que ofrecieron a Dabiz desde la empresa era trasladarlo desde su furgoneta al camarote en una silla manual, sin embargo rechazó esta opción al no contar, asegura, con “sujetacuellos” ya que era “un riesgo” a la hora de llevarlo a la habitación.
El portavoz de Trasmediterránea insiste en que se le ofrecieron todas las garantías de seguridad en incluso pusieron a su disposición el personal necesario para trasladarlo a su camarote o a la cubierta superior “tantas veces como él pidiera”.
Finalmente, y con la aprobación del capitán, se le permitió dormir en su furgoneta, algo que Dabiz asegura “no está permitido por ley”.
En el escrito de reclamación a la empresa, facilitado a Efe, Dabiz Riaño expone además la situación de ansiedad y estrés emocional que este viaje le ha ocasionado y denuncia que el médico del barco no le emitiera ningún informe para el seguimiento de su médico de cabecera.
“Ellos solo querían que el tiempo pasara y me bajase del barco sin que hubiera registro de nada”, se lamenta este joven científico a quien el capitán, asegura, se negó a hablar con él.
En su reclamación, Dabiz denuncia también que no ha podido usar su camarote para descansar ni para asearse, aunque ha pagado por ello, por lo que reclamará la devolución íntegra de su billete.
Este lunes a las 8.00 de la mañana ha llegado por fin a Cádiz y ha emprendido el camino de regreso a Madrid, donde vive y desde donde pondrá una denuncia ante la Policía Nacional para solicitar la devolución del billete además de daños morales, aunque asegura que no tiene “ninguna esperanza” de que su caso se resuelva bien.
Dabiz Riaño es investigador del CSIC y de la Universidad de California-Davis, diagnosticado con Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una enfermedad neurodegenerativa que afecta a las neuronas motoras del cerebro y la médula espinal, causando la pérdida progresiva del control muscular voluntario y por tanto la capacidad para moverse, hablar, comer y respirar.