Las papas antiguas de Canarias se encuentran a un paso de obtener el sello de calidad europeo que distingue a estas producciones de las Islas. El sábado se publicó en el Diario Oficial de la Unión Europea (DOUE) la solicitud de inscripción en el registro comunitario de la Denominación de Origen Protegida (DOP) de estos tubérculos pretendida por los productores de papas y tramitada por la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias a través del Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA), .
Ahora se abre un periodo de seis meses para que productores de terceros países y de países miembros distintos de España puedan presentar alegaciones a dicha petición. Transcurrido ese tiempo, si no existiera oposición, la UE publicará el registro definitivo.
Este reconocimiento supone que sólo la producción isleña obtenida bajo los controles y certificación requeridos podrá comercializarse aludiendo al Archipiélago, evitando así la competencia desleal. Ésta sería la primera DOP que se obtiene en España para este tubérculo, ya que existen papas peninsulares protegidas, pero a través de otra figura, la Identificación Geográfica Protegida (IGP).
Actualmente existe una protección nacional transitoria para la DOP “Papas Antiguas de Canarias”, lo que supone que estos tubérculos cuenten ya con un marchamo de calidad nacional a la espera de que la UE publique su inclusión en el registro definitivo.
“El registro europeo de la Denominación de Origen Protegida Papas Antiguas de Canarias supone el reconocimiento a un producto canario de calidad indiscutible, y que los operadores puedan beneficiarse de la protección y acciones que tiene prevista la normativa europea para alimentos de calidad diferenciada”, señala el consejero de Agricultura, Juan Ramón Hernández.
En el pliego de condiciones de la DO se establecen las 29 variedades de papas protegidas-entre las que se encuentran la Colorada, la Negra Yema de Huevo, la Azucena Negra, la Bonita Ojo de Perdiz, o la Terrenta, entre otras- así como sus características fisicoquímicas -contenido en proteínas y en materia seca-, morfológicas -forma, tamaño, color de la piel y de la carne, entre otras- y organolépticas -aspecto interno y externo, olor, sabor y textura- y la delimitación de la zona geográfica en la se produce. Se determinan también los métodos de cultivo, recolección y transporte, así como las normas de acondicionamiento y envasado.
En dicho documento se explican los vínculos del producto con el medio geográfico, haciendo referencia a la historia, suelo, clima y orografía de las Islas y también se designa al ICCA como autoridad encargada de la verificación del cumplimiento de estos requisitos y del control y certificación del producto. A través del Instituto se están gestionando también la protección europea para otras producciones agrarias como el plátano, el gofio o la miel.
Según se señala en el texto del documento publicado, las condiciones orográficas, edafológicas y climáticas del Archipiélago, junto con la tradición del cultivo y la experiencia de los agricultores hacen que las papas antiguas de Canarias presenten características diferenciadas. “El suelo volcánico, caracterizado por la falta de materia orgánica y por la gran cantidad de elementos minerales de tipo basáltico, ha dado lugar a un producto único, con unas características peculiares que determinan una singular morfología”, destaca el documento.
También aclara que mientras en Europa las variedades han ido evolucionando hasta llegar a las patatas hoy presentes en el mercado -que poco recuerdan al material de partida- en el Archipiélago se pueden encontrar múltiples cultivares locales que mantienen las prácticas y las tradiciones de cultivo de aquellos tubérculos primitivos que llegaron a Canarias procedentes de América, los cuales, según demuestran estudios realizados en el archipiélago, se han adaptado al medio edafo-climatológico de las islas y poseen hoy en día características únicas y diferentes.
Los cultivares locales de papas antiguas de Canarias “no sólo son un patrimonio genético de incalculable valor, sino un importante patrimonio etnográfico y socioeconómico, ya que están estrechamente ligados a multitud de usos y costumbres típicos de los agrosistemas tradicionales de las islas, además de contribuir al mantenimiento de las rentas de los agricultores que las han conservado”, concluye el documento.