Los más pequeños de Tenerife y Gran Canaria llevan semanas sin poder disfrutar de los parques infantiles públicos, precintados por la alta incidencia de COVID-19 en ambas islas, que hasta ayer se encontraban en el nivel 4 de alerta sanitaria, el más restrictivo.
Este jueves, la Consejería de Sanidad tomó la decisión de bajar solo a Gran Canaria a nivel 3, ante la mejora de todos sus indicadores epidemiológicos, relajando algunas medidas establecidas en la isla desde el pasado 5 de agosto. Entre ellas, a partir de este viernes, los ayuntamientos podrán permitir de nuevo el uso de los parques infantiles y del mobiliario de uso deportivo público en sus municiones, respetando las medidas generales de prevención, limpieza y desinfección previstas. Así las cosas, los niños y niñas residentes en Gran Canaria podrá volver a disfrutar, por fin, de los columpios y toboganes que se encontraban precintados.
En Tenerife, en cambio, los más pequeños tendrán que esperar al menos una semana más para poder jugar en estos espacios. Muchos ciudadanos con niños a cargo siguen sin comprender cómo es posible que sigan cerrados los parques mientras los restaurantes o gimnasios abren con limites de aforo. “No entiendo por qué es lo único que se penaliza. ¿Todo abierto y los parques los cierran? ¿Será que los niños no mueven la economía? Déjense de penalizar ya a los niños”, comentó una madre a este periódico.
De momento, habrá que seguir esperando y buscando razones para explicar a los niños y niñas que los parques seguirán cerrados en Tenerife por el coronavirus. Una misión cada vez más imposible para todos los que se dan a la compleja tarea de cuidar a los más pequeños.