Patricia Ramírez, psicóloga: “Debemos tratarnos con la misma compasión con la que tratamos a la gente que queremos”
Patricia Ramírez, más conocida en el mundo de las redes sociales como @patri_psicologa, es una de las psicólogas más influyentes de nuestro país. Además de esto, es escritora, conferenciante y divulgadora en diferentes medios de comunicación, en los que ha hecho de la psicología de la vida cotidiana su especialidad.
Desde su posición, Ramírez aboga por la necesidad imperiosa de “cuidarnos y querernos”: “el autocuidado es una forma que tenemos de respetarnos. Tenemos que elegirnos, darnos tiempo para conectar con nosotros mismos, o con una afición, un deporte, un tiempo de descanso… aquello que nos haga sentir bien”.
Este jueves, 24 de marzo, participará en la séptima edición de ExpoBienestar Canarias con una ponencia que lleva por título Cómo quererse bien. Desde su más de 27 años de experiencia en el ámbito de la Psicología, ¿nos queremos bien?
No. No nos queremos bien porque hemos aprendido a ser muy críticos y exigentes con nosotros mismos, dejando a un lado el cuidar de nuestro tiempo, de nuestro propio bienestar. Para cuidarte y quererte bien es fundamental que sepas ver dónde está lo que te hace feliz, lo que te hace sentirte bien. Esto no es sencillo porque no le dedicamos tiempo al autoconocimiento, se lo dedicamos a otras cosas que no tienen mucha importancia, pero no para nosotros.
En una sociedad con unos ritmos frenéticos, en la que decir “no me da la vida” parece haberse convertido en un sinónimo de éxito por tener la agenda llena de trabajo, eventos o vida social. ¿Cómo de necesario se hace parar y priorizar a uno mismo?
Es importantísimo. El equilibrio y el bienestar emocional dependen de cómo funcionen nuestros neurotransmisores. Tenemos que darle espacio al aburrimiento y a la calma, volver al estilo de vida más tranquilo que ya teníamos hace años. El problema está en el que nos hemos impuesto un ritmo que va demasiado rápido en el que, además, hemos inventado un montón de artilugios como las aplicaciones de mensajería para todavía ser más veloces, más al instante, más para ya. Todo esto repercute en nuestra salud física y emocional. Si obligas a la mente y al cuerpo a ir un ritmo que no es el suyo acaba por desembocar en un daño psicológico, por eso es tan importante buscar el equilibrio.
Usted explica que existen creencias heredadas de que quererse es egoísta, sobre todo cuando se es padre o madre, porque “robamos” tiempo a nuestros hijos para ofrecérnoslo a nosotros mismos. ¿Cómo se acaba con esta idea?
Se acaba cuestionándonos las creencias heredadas que tenemos y con un ojo crítico saber cuáles ya no nos sirven. Todos hemos crecido con un sistema de valores que, realmente, no tiene por qué ser válido para nosotros y esto tenemos que planteárnoslo. Por ejemplo, a la mayoría nos han metido en la cabeza desde pequeños que tenemos que comernos toda la comida del plato porque hay niños en África que se mueren de hambre. Esta creencia nos hace comer de manera compulsiva, sin atender a nuestro cuerpo y saber cuándo estamos llenos. Así pasa con todo. El tiempo es como el amor, hay para todos, solo que hace falta ponernos a nosotros por delante.
Tratarnos con respeto o sentir admiración propia. ¿Somos más injustos y duros con nosotros que con los demás?
Sí, sin lugar a dudas. Hemos crecido con esa idea de que cada vez que cometes un fallo tienes que sufrir y el sufrimiento no solo no repara el daño, sino que tampoco genera aprendizaje. Debemos tratarnos con la misma compasión con la que tratamos a la gente que queremos. Muchos pacientes me dicen en la consulta que esto les resulta muy difícil y yo siempre les digo lo mismo: háblate como si estuvieras haciéndolo con una amiga.
Hace unos días se cumplieron dos años de un confinamiento que nos ha cambiado la vida. ¿Cómo ha afectado este período de tiempo a la salud mental de los españoles?
Ha afectado de manera negativa. Estos dos años nos han traído muchas situaciones marcadas por la incertidumbre y es algo a lo que no estamos familiarizados. Cada nueva situación nos impedía saber qué iba a pasar con nuestro trabajo, nuestra vida social o nuestras vacaciones, por ejemplo. Además, esto ha venido acompañado de un periodo de soledad para muchísimas personas en las que, además, se suma un miedo atroz por el contagio, la pérdida de un familiar, etc.
Sin embargo, estar encerrados en casa hizo que empezáramos a valorar el tiempo que dedicamos a cada actividad, sin estar subidos en la rueda del día a día que te va dejando sin posibilidad de parar. ¿Cree que ha habido un cambio de mentalidad en este aspecto?
A pesar de todo lo expuesto anteriormente, sí lo creo. Cada situación traumática también trae una lectura positiva. Esa es nuestra capacidad de resiliencia que ha sido capaz de ver lo bueno a una situación complicada: hacer una nueva receta, ver una película en calma en familia o tener tiempo de descanso. Yo realmente creo que no se nos ha olvidado del todo y que muchos tenemos claro con qué cosas nos queremos quedar. Otra cosa diferente es que el cambio se produzca sobre la marcha, para esto hay que tener mucha paciencia y mucho tiempo.
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