El presidente Pedro Sánchez ha visitado este jueves la zona cero del voraz incendio que durante seis días ha quemado unas 9.200 hectáreas de las zonas más verdes de Gran Canaria y que ha hecho que por primera vez se hablara en España de un fuego “fuera de capacidad de extinción”.
Con la batalla contra el fuego a punto de ganarse tras el mayor despliegue de medios forestales que Canarias ha visto en toda su historia, Sánchez ha sobrevolado en un helicóptero del Ejército los más de cien kilómetros de perímetro que tiene el área carbonizada.
En su recorrido, el presidente ya no ha visto fuego, pero sí zonas humeantes en los lugares que hace solo cuatro días eran pasto de llamas de más de 50 metros de altura que volaban literalmente sobre los bosques, empujadas por un cóctel meteorológico fatal: alerta por calor, viento y humedad casi inexistente.
De hecho, desde el helicóptero le han mostrado imágenes térmicas que delatan lo calientes que todavía están algunos montes del norte y la cumbre de Gran Canaria y que alertan a los técnicos de que no se puede bajar la guardia, ni mucho menos.
Pedro Sánchez ha concluido su recorrido por helicóptero en Valleseco, el lugar donde empezó todo este desastre el sábado 17 por la tarde y donde se vivieron algunos de los momentos más angustiosos, cuando se temió que un cambio del viento hiciera que las llamas se dirigieran rápidamente hacia espacios poblados, hacia ese mosaico de bosque, monte bajo y pequeños barrios rurales diseminados que los expertos denominan “interfaz”.
El presidente ha saludado en persona a representantes de los diferentes cuerpos de emergencia que han combatido este incendio, en un despliegue que ha elogiado como un ejemplo de colaboración institucional, de ayuntamientos, cabildos de varias islas que han ofrecido su apoyo a Gran Canaria, brigadas forestales del Gobierno canario y del Estado y soldados de la Unidad Militar de Emergencias (UME), el Ejército de Tierra y el Ejército del Aire.
Esos “héroes anónimos”, ha subrayado el presidente, se “han jugado la vida” para que este incendio forestal, el más grave que ha sufrido España en años, se haya saldado sin una sola víctima.
En realidad, Sánchez y el presidente canario, Ángel Víctor Torres, transmitían a esos hombres y mujeres algo que ya está en la calle desde hace días en Canarias, donde se aplaude en las playas, en los paseos marítimos y hasta en los estadios de fútbol cuando pasan los hidroaviones o los helicópteros forestales y donde los bomberos son recibidos como héroes en sus islas de origen cuando desembarcan de vuelta a casa (ocurrió esta mañana, sin ir más lejos, con la UME en el puerto de Santa Cruz de Tenerife).
En compañía de Torres y de algunos de los técnicos que han dirigido la lucha contra las llamas, Sánchez ha recorrido el barranco de Los Pajaritos, el lugar donde hace seis días comenzó un incendio que tardó poco en convertirse en un “tsunami de fuego”, como se lo definió el domingo y el lunes.
En esos días, los canarios escucharon perplejos un mensaje nada fácil de transmitir: el fuego estaba fuera de capacidad de extinción; es decir, tenía tales dimensiones, tal fuerza y tales condiciones meteorológicas a su favor, que no había medio humano capaz de frenarlo. Solo cabía esperar a que perdiera fuerza, atacar en los puntos donde flaqueara y, sobre todo, proteger a la población, como saben bien los casi 10.000 evacuados de sus casas.
Sánchez, Torres, el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, y varios alcaldes han caminado también por los alrededores de Cuevillas y de Aríñez, dos de las zonas más afectadas por el fuego, en un recorrido que ha completado la imagen que el presidente traía del su sobrevuelo en helicóptero, porque allí la tierra aún humea y todo, todo, huele con intensidad a quemado.
Sobre sus cabezas, seguía pasando los cuatro hidroaviones forestales del Ejército del Aire destinados estos días en Canarias, en su incesante ir y venir desde el puerto de Las Palmas de Gran Canaria (donde cargan en marcha sobre el agua) hacia las zonas calientes. Solo ellos han descargado en menos de una semana 1.600 toneladas de agua sobre Gran Canaria.
Su esfuerzo lo comparten una docena de helicópteros repartidos por todo el área del fuego y un millar de efectivos de tierra. Y no hay tiempo que perder en estas horas de tregua meteorológica, porque la isla volverá a estar mañana viernes en aviso naranja por temperaturas de más de 38 grados.