Memoria Democrática
Pino Sosa recibirá el reconocimiento del Gobierno central como víctima del franquismo

Pino Sosa Sosa. Foto Mónica Rodríguez

Jennifer Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —
29 de octubre de 2024 20:26 h

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La canaria Pino Sosa, que ha dedicado su vida a recuperar los restos mortales de su padre y de tantos otros represaliados del franquismo, recibirá el reconocimiento que otorga el Gobierno central a las víctimas del golpe de estado, la guerra civil y la dictadura. Este 31 de octubre, fijado en la Ley de Memoria Democrática como día de recuerdo y homenaje a las víctimas, se reparará a una veintena de personas.  

Pino Sosa es la presidenta y fundadora de la Asociación para la recuperación de la Memoria Histórica de Arucas, la primera en crearse en Canarias en 2003, y una de las primeras en el ámbito estatal. Desde niña sufrió la ausencia de su padre, José Sosa Déniz, un humilde latonero del barrio de Las Chorreras, en Arucas, al que los falangistas sacaron de su casa en la madrugada del 19 de marzo de 1937 como a otros hombres del norte de la isla y los hicieron desaparecer. Fue un día marcado en la historia del Archipiélago como el Día del padre más trágico. 

Sosa recordaba en un artículo de opinión en este periódico cómo solo tenía 40 días de nacida cuando aquellos hombres “entraron en nuestro hogar de malas maneras”. “Nunca lo conocí, pero siempre lo eché de menos. Siempre me faltó mi padre. Nos fuimos haciendo mayores. Antonio y yo nos casamos, nacieron nuestros hijos, Tony, Rita y Alejandro, y la vida fue pasando, pero siempre con la pregunta en la cabeza, siempre con la duda, siempre con la amargura de la injusticia, del crimen impune”, relató. 

A la madre de Pino Sosa, Balbina, siempre le dijeron que su padre se había marchado en un barco francés que en realidad nunca zarpó. Sin embargo, las mujeres de estas familias de hombres desaparecidos nunca creyeron esa versión y se conmemoraban en algunos de estos pozos para llorar a sus maridos o a los hombres de sus familias. La madre de Pino Sosa era una de ellas. 

Pino suele recordar cómo en su infancia tuvo que sufrir que un cura se burlara de ella diciéndole que pertenecía a “los comunistas de Las Chorreras” y cómo las monjas separaban en el colegio a las niñas por su clase social. Siempre asegura que se preguntó por qué no tenía padre, hasta que fue creciendo y comprendiendo. 

“Con los años fui comprendiendo cosas y haciendo más preguntas. Tardé, pero al fin supe la razón de que mi madre, mi tía Josefa y otras mujeres de Arucas pararan siempre junto al pozo de Montaña Blanca -conocido como Llano de las Brujas-, cuando pasábamos camino de Las Palmas para ir al médico o para hacer cualquier otro recado. Mi madre siempre me hacía esperar unos metros más allá, mientras ella y las otras mujeres se asomaban a la boca del pozo. Una vez vi que tiraban flores y me acerqué”, dijo en un artículo.

En 2018, 81 años después de que desaparecieran al padre de Pino Sosa, le confirmaron que los restos mortales de su padre se encontraban en el pozo exhumado en Tenoya. En 2008 se recuperaron 24 cadáveres del pozo del Llano de Las Brujas, también en Arucas, donde Pino Sosa esperaba localizar a su padre, pero finalmente no fue así. 

El 19 de marzo de 2019 se escogió como día de reparación y se dio sepultura tanto al padre de Pino Sosa como a otros represaliados del franquismo localizados en ese último pozo exhumado en Gran Canaria. La fundadora de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de este municipio aseguró estar muy emocionada porque se ha encontrado numerosas piedras en el camino.

Cuando llegó la democracia, Sosa recuerda que se presentó en las listas del PSOE en el Ayuntamiento de Arucas y entró como concejala. En 1987 se levantó en un pleno y dijo que había que abrir los pozos para sacar a los desaparecidos pero “se hizo un silencio”. Desde 2003 cuando se constituyó la asociación ha trabajado intensamente por este fin. Cuando se exhumó a su padre y a otros represaliados en Tenoya insistió en que había que seguir exhumando otros pozos y la Sima de Jinámar, punto de represión franquista. 

Este 31 de octubre serán reparadas otras 21 personas, aunque uno de los reconocimientos es doble porque se otorgará a un matrimonio asesinado tras el golpe de Estado por ser protestantes. El militante antifranquista Enrique Ruano y Ángeles Flórez Peón, conocida como Maricuela y considerada la última miliciana viva, serán otros dos de los nombres que le acompañarán en el acto que está organizando el Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática. También será reconicida la familia de Miguel Hernández.

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