MADRID, 27 (EUROPA PRESS)
Un equipo de investigadores del Centro Nacional para la Investigación Toxicológica de Arkansas (Estados Unidos) ha descubierto que la aplicación de una enzima antibacteriana presente en los mocos humanos podría ofrecer una protección natural a los alimentos frente a contaminaciones malintencionadas con ántrax.
El hallazgo, presentado en la 240 Reunión Anual de la Sociedad Química Americana, que se celebra estos días en Boston (Estados Unidos), ha descubierto en un experimento con huevos de gallina que la lisozima es capaz de destruir las esporas del 'bacilus anthracis', también conocido como carbunco, impidiendo el desarrollo de la infección.
Los científicos estadounidenses utilizaron cepas de ántrax tratadas químicamente para atenuar su capacidad de infección, muy parecidas a las que se detectaron en 2001 en Estados Unidos con fines bioterroristas y que causaron la muerte de cinco personas que recibieron cartas con esporas.
“Los resultados de este estudio podrían servir para el desarrollo de alimentos seguros para el consumo humano”, señala el director del estudio, el doctor Saeed A. Khan. En concreto, “se ha demostrado que la aplicación de la lisozima tiene el potencial suficiente como para eliminar el ántrax de comidas procesadas contaminadas de forma malintencionada”, añade.
En esta línea, el equipo del doctor Khan ha detectado también una actividad significativa de la lisozima en carne picada y en leche infectadas por ántrax, aunque afirman que todavía son necesarios más estudios para probar su efectividad en estos productos y en otros, como los zumos y los vegetales.
DESCUBIERTA EN UNA MUCOSIDAD DE FLEMING
Desde al menos hace un siglo se conocen las propiedades antibacterianas de la lisozima, capaz de destruir las paredes de estos microorganismos eliminando su potencial infectividad. Presente principalmente en las lágrimas humanas, la lisozima también se encuentra en gran cantidad de fluidos corporales, como las mucosidades.
De hecho, su descubridor, Alexander Fleming, detectó su presencia cuando una de sus mucosidades fue a parar a un cultivo de bacterias por accidente y, a la mañana siguiente, comprobó con asombro que todas las bacterias habían muerto.
Desde entonces, sus capacidades microbicidas han conseguido que los científicos la consideren como el mejor “antibiótico” natural producido por el propio organismo. La lisozima también se puede encontrar en la leche materna, protegiendo de infecciones al bebé o en los huevos, evitando que el polluelo contraiga enfermedades.
Hasta ahora se había comprobado su efectividad contra cientos de bacterias, pero los científicos de Arkansas han sido los primeros en demostrar su eficacia frente al ántrax, una enfermedad infecciosa aguda que provoca úlceras y llagas al contacto y que puede resultar letal si no se trata a tiempo con antibióticos.