El gerente de la Fundación Canaria para la Reforestación (Foresta), Sergio Armas, ha advertido de que “el gran problema de este Archipiélago” en materia de prevención de incendios se encuentra en los terrenos privados que no se cuidan o han sido abandonados, en donde los cabildos no pueden actuar directamente, sin el consentimiento del propietario. Asimismo, explica que en el Archipiélago el 75% del territorio es privado, una cifra que en Gran Canaria asciende al 85% y en Tenerife al 70.
Diversas asociaciones ecologistas de Canarias han alertado de la disminución de partidas de las administraciones públicas destinadas a la prevención de los incendios forestales de cara a la temporada de verano y han advertido de que los montes no están preparados para afrontar la temporada estival. Uno de los motivos se centra en que las lluvias registradas en invierno han hecho proliferar las hierbas de monte bajo, que sirven de combustible para las llamas.
Desde hace 14 años, la entidad privada Foresta interviene como nexo entre los propietarios y las administraciones para llevar a cabo repoblaciones y limpiezas en estos terrenos, que suelen llenarse de matorrales, que constituyen “el mayor riesgo para un incendio forestal” insiste Armas. Intervenciones con voluntarios, como la que realizará próximamente en los palmerales de Fataga. “Los propietarios no quieren saber nada de la administración pública, porque tienen miedo de que el Cabildo se apropie de sus terrenos”, apostilla.
El gerente de Foresta lamenta que los propietarios no inviertan en las limpiezas, aunque entiende que resulte complicado que cada año tengan que gastar el mismo dinero por el rápido crecimiento de la vegetación. Asimismo, denuncia que el Gobierno de Canarias haya dejado “hundir” desde 2007 los programas de reforestación que contaban con fondos europeos y ayudaban a limpiar los enclaves privados. Una financiación que la Administración canaria “no ha aprovechando” y que la entidad, que no pudo llevar a cabo la campaña de 2011-2012, busca en la actualidad en empresas comerciales.
Por otro lado, señala que la legislación pone problemas a los propietarios a la hora de querer recoger materiales como la pinocha, ya que tienen que pedir permisos a la administración insular para hacerlo, lo que crea un rechazo, algo que admite el ingeniero técnico forestal y analista de incendios de Medio Ambiente de la Institución insular, Diego Díaz.
Díaz es consciente de que “los incendios se apagan en invierno” e insiste en la necesidad de que los dueños de espacios ubicados en terrenos rurales limpien la vegetación de unos 15 metros alrededor de sus casas, lo que podría hacer que las llamas se frenasen y no arrasaran las viviendas. “No necesitamos más hidroaviones, necesitamos más prevención”, manifiesta.
Sin embargo, reconoce que la Administración insular es “muy lenta” a la hora de dar los permisos, ya que para el aprovechamiento de la pinocha, por ejemplo, tarda tres meses en expedir la solicitud. Es por esto que Medio Ambiente proyecta diferenciar dos grupos a la hora de recoger este material, dependiendo de si las cantidades recogidas son grandes o pequeñas, para lo que no se volverían a necesitar permisos.