Técnicos del Museo de la Naturaleza y el Hombre de Tenerife han encontrado en un rastro callejero un ejemplar de 1935 de la revista estadounidense Natural History, en la que un antropólogo relaciona a las tribus del Rif africano con los guanches por el color rubio de sus cabellos.
La revista Natural History. Journal of The American Museum of Natural History fue adquirida por el técnico de Difusión y Comunicación de Museos de Tenerife Néstor Yanes Díaz en el rastro de Santa Cruz de Tenerife y en ella, un ejemplar de febrero de 1935, se publica un artículo de Carleton S. Coon titulado The people of the Rif. The White Tribes of the Mountains of North Africa (Los pueblos del Rif. Las tribus blancas de las montañas del norte de África).
Mercedes Martín, técnico del Instituto Canario de Bioantropología, del Cabildo de Tenerife, indica en una entrevista a EFE que en el artículo el antropólogo estadounidense explica el interés que los naturales del Rif -región montañosa del noroeste de África- tenían en ese momento para la ciencia, pues muchos de ellos eran rubios.
Este hecho, aunque exagerado a menudo, era sin embargo real, pues menos de la mitad de la población tenía el cabello negro aunque el de la mayoría era castaño medio u oscuro, detalla Mercedes Martín, que también ha publicado un comentario al respecto del mencionado artículo en la página en internet del Organismo Autónomo de Museos de Tenerife.
Uno de cada cuatro rifeños tenía la barba rubia y uno de cada tres, morena, y el pelo rubio era del tipo dorado, nunca de tonos cenicientos.
El 4% tenía el pelo con tintes rojizos y este porcentaje ascendía al 17 si se incluye el cabello de la barba, lo que los señala como uno de los pueblos más pelirrojos del mundo, y en su mayoría eran pecosos.
Más de la mitad tenía los ojos azules, grises o verdes, pero muy frecuentemente mostraban manchas de color marrón en un fondo más claro.
La combinación de los ojos azulados bajo cejas resaltadas, la barba rubia o rojiza y la piel blanca rojiza los hacen parecer una raza rubia pura, añade el antropólogo estadounidense en su artículo.
En este trabajo Coon comenta que los rifeños no son los únicos rubios en el norte de África, aunque son los más numerosos, pues “también los guanches en época de la conquista eran frecuentemente rubios”.
En el norte de África, si se considera a árabes y bereberes, existe un mínimo de individuos rubios y actualmente los investigadores opinan que el guanche no debió variar demasiado de las poblaciones mediterráneas, en general, y norteafricanas, en particular en cuanto a la pigmentación de piel, pelo y ojos.
Tampoco debieron diferir en demasía de las poblaciones canarias actuales y así, la proporción de gente con ojos, tez y cabello de tonos claros debió rondar el 10-20% de la población, precisa Mercedes Martín.
Carleton S. Coon (1904-1981) fue presidente de la American Association of Physical Anthropologist y sus estudios sobre las razas han sido controvertidos.
Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó de espía para los franceses en Marruecos, bajo la ocupación alemana, y utilizó como excusa para ello sus trabajos de campo, lo que le supuso posteriormente la crítica de sus colegas en cuanto a su ética profesional.
También trabajó para la Oficina de Servicios Estratégicos de Estados Unidos, la precursora de la CIA.
Fue discípulo del también estadounidense E. A. Hooton, quien realizó uno de los estudios más pormenorizados, integrales y completos llevados a cabo en esa época en Canarias y que fue publicado en 1925 con el título The Ancient Inhabitants of the Canary Islands.
Sin embargo, Hooton desmintió que el norte de África haya sido un “centro de rubios”, aclara Mercedes Martín.