La incineradora de biomasa de La Luz “multiplicaría exponencialmente” los ingresos en urgencias por asma
El segundo informe emitido por el departamento de Sanidad Ambiental del Gobierno de Canarias en relación al proyecto presentado por la empresa Ence para instalar una planta de biomasa en el Puerto de La Luz y de Las Palmas advirtió el pasado mes de enero de que los ingresos urgentes por asma y el gasto sanitario asociado a esta enfermedad “se multiplicarían exponencialmente” en la capital grancanaria por la emisión de gases contaminantes procedente de la incineradora de residuos forestales y vegetales, ocasionando con ello un “serio problema” de salud pública en la ciudad, que ya tiene una población de riesgo muy superior a la media del Estado.
Aunque la empresa promotora anunció tras la publicación de este segundo informe desfavorable que abandonaba su idea de emplazar la central en el Puerto de La Luz, lo cierto es que el proyecto continúa su tramitación en el Gobierno de Canarias, ya que Ence no ha formalizado su renuncia por escrito, según han confirmado a este periódico fuentes del área de Sostenibilidad, que precisan, no obstante, que el desistimiento debe llegar primero a la Consejería de Industria.
El segundo informe de Sanidad Ambiental, que también está firmado por la jefa de servicio, María Luisa Pita, explica con más detalle las consecuencias que acarrearia para los ciudadanos la instalación de la incineradora de residuos en el lugar previsto en un principio.
En Canarias padece asma el 15% de la población, una prevalencia 6,25 veces superior a la media de España. que se sitúa en el 2,4%. En Las Palmas de Gran Canaria existe, por tanto, “una enorme población de personas que son sensibles a la exposición a los diversos contaminantes del aire ambiente (incluidos los de causa natural), junto a ancianos y niños (todos: asmáticos y sanos) y las personas que padecen patologías crónicas cardiorrespiratorias”.
Sanidad alude a un estudio, Asma Cost, que concluye que el coste para el sistema sanitario español de una persona con asma es de 1.726 euros al año, computando el consumo de medicamentos, las exploraciones complementarias y los ingresos hospitalarios. En total, el Estado gasta anualmente entre 900 y 1.200 millones de euros al año en este concepto. El informe extrapola estos datos a Canarias y estima que el coste anual en el conjunto del Archipiélago, con una población de 2.105.000 habitantes y una prevalencia de esta enfermedad del 15%, es de 545 millones. De ellos, casi 100 corresponden a Las Palmas de Gran Canaria, la ciudad más poblada del Archipiélago, con algo más de 380.000 habitantes.
El servicio de Sanidad Ambiental vincula en este informe los datos sobre el gasto sanitario asociado al asma con el impacto sobre la salud de la calidad del aire en Las Palmas de Gran Canaria. De esta manera, precisa que los principales contaminantes emitidos durante la combustión de biomasa, las partículas y los óxidos de nitrógeno, aumentarían significativamente el número de ingresos por asma en la capital.
El estudio plantea que un incremento de 10 nanogramos por metro cúbico en la media diaria de dióxido de nitrógeno elevaría un 17,4% los ingresos hospitalarios por la enfermedad y un 19,3% de riesgo acumulado durante el mismo día y los cinco siguientes. Con la información aportada por la empresa Ence y los datos de vientos, la incineradora aportaría casi 60 nanogramos por metro cúbico, seis veces más, a los niveles de fondo urbano anual, en un perímetro de 500 metros y un radio de 3 kilómetros, lo que incluye al núcleo urbano de Las Palmas de Gran Canaria y la zona protegida de La Isleta.
“Por tanto, si se utilizara la modelación adecuada (el informe sostiene que la dirección de los vientos predominante en la zona que refleja Ence en el proyecto no es correcta), es altamente probable que esta cifra fueran más alta”, expone Sanidad Ambiental, que recuerda que la capital grancanaria ya sufre a lo largo del año numerosos episodios de calima, en los que “solamente se puede recomendar a la población medidas de protección de la salud, por tratarse de procesos de contaminación sobre los que no es posible intervenir ni corregir”.
Por todas estas razones, concluye que “no existe peor ubicación (para la salud pública) en todo el Archipiélago para la localización de la incineradora de biomasa propuesta”.
Riesgo de incendio
El segundo informe de Sanidad Ambiental también alerta del “gran número de explosiones e incendios” asociados a las incineradoras., más de 70 documentados desde 2008. “Las causas de incendio de biomasa son numerosas y no siempre conocidas, sólo necesita oxígeno y una fuente de ignición”, recuerda María Luisa Pita, que añade que habitualmente estos sucesos se originan en las calderas por la combustión espontánea de astillas de maderas fermentadas o por explosiones del polvo de la madera. El documento menciona que en enero de 2015 se produjo un importante incendio en Motril, en la zona de almacenamiento de las astillas.
Con el almacén al aire libre de 62.000 toneladas de astilla que el proyecto de Ence preveía para el Puerto de La Luz, “el grado de humedad, el tamaño de las partículas, la temperatura, el aire, el grado de compactación, el tamaño del material almacenado y los procesos de fermentación” contribuyen a la combustión espontánea. El informe recalca que cualquier incendio originado en la planta tendría como receptores directos a los ciudadanos, al encontrarse en la línea de vientos habitual, “al margen del riesgo de explosión y sus consecuencias en el área portuaria, en la que se almacena una parte importante del combustible que alimenta a la ciudad”.
Según el proyecto de Ence, la planta de biomasa tendría un régimen de funcionamiento de entre 325 y 340 días al año las 24 horas del día y consumiría 62,5 toneladas de residuos forestales por hora, la mayor parte procedente del exterior. La planta contaría con una superficie de 15.000 metros cuadrados que permitiría almacenar 62.000 toneladas de residuos, a una altura máxima de apilado de 19 metros, materia orgánica que garantizaría 31 días de producción.Una chimenea de tres metros de diámetro y 65 metros de altura expulsaría gases contaminantes a una temperatura de 249 grados.