Los vecinos de La Isleta conviven desde hace unos días con un grafiti inesperado dedicado a Manolo Vieira. De autoría anónima, se trata de un retrato realista en blanco y negro del humorista haciendo aquello que mejor se le daba: contar historias. Representado con su indumentaria característica, “su uniforme”, camisa blanca y pantalón y chaleco negros, la chistera no está, pero se le presupone, junto a un micrófono al que el humorista se aproxima para exclamar “¡Ños!”.
Para la gente del barrio que pasa estos días por el Paseo de Los Nidillos, ha sido como reencontrarse con un vecino, para cualquier canario, como recordar a un amigo. Y para cualquiera que conociera el trabajo de Manolo, un sentido homenaje a un hombre considerado maestro del humor y un antropólogo, sin proponérselo, de una sociedad canaria que hasta que él llegó no se reía con autoestima.
La Isleta corresponde, una vez más, a la generosidad que Manolo tuvo llevando el nombre de este barrio costero por todo el mundo, y acoge de vuelta en el barrio a todos los personajes que el humorista creó y que, seguramente, nacieron en aquellas mismas calles.
El autor o autora no ha querido darse a conocer, pero supo darse cuenta de que muchos canarios ya están temiendo la hora de partir el año y por primera vez, tras mucho tiempo, ver vacía, al fondo, la butaca de Manolo en la Televisión Canaria.