La portada de mañana
Acceder
16 grandes ciudades no están en el sistema VioGén
El Gobierno estudia excluir a los ultraderechistas de la acusación popular
OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

Retrato del bodeguero de Bandama delatado por Falciani

Canarias Ahora

Las Palmas de Gran Canaria —

Sixto Delgado de la Coba, el bodeguero acusado de haber mantenido escondidos al fisco 6,2 millones de euros en Suiza, es definido como una persona conflictiva por los vecinos de su bodega de Casas de La Caldera, en Bandama, municipio de Santa Brígida, medianías de Gran Canaria. Desde que comenzó la construcción de su bodega no ha dejado de protagonizar polémicas con habitantes de este lugar ya que, como comentan en este asentamiento, “quiere quedarse con todo”.

En los comienzos de la edificación de la Bodega Hoyos de Bandama, la Guardia Civil abrió una investigación para determinar la legalidad de la obra. Los muros del establecimiento sobrepasan la altura de las casas colindantes y han acabado completamente con las vistas de las que disfrutaban sus moradores. De hecho, un muro colindante llegó a caerse durante las obras, percance que fue denunciado al Seprona por una residente, que cuenta que el contratista que llevaba dicha construcción fue reemplazado por hablar con ella y tras asegurarle que la pared de la bodega quedaría a la altura de su casa.

Para la ejecución de esta edificación y para la promoción de la actividad vinícola le fueron concedidas a Sixto Delgado unas subvenciones en 2011 y en 2013 procedentes de fondos comunitarios a través del Ministerio de Agricultura y la Consejería del ramo del Gobierno de Canarias. Fuentes de la Consejería de Agricultura dijeron este lunes a La Sexta que en ese departamento no se revisan los ingresos ni los recursos personales de los peticionarios antes de concederles las ayudas.

Numerosos testimonios recabados por este periódico en Casas de Bandama, un asentamiento levantado hace más de dos siglos al borde mismo de la Caldera de Bandama, coinciden en definir a Delgado de la Coba como un hombre que actúa exclusivamente en favor de sus intereses. Además, le tienen miedo por el poder que a juicio de los vecinos conlleva el dinero y la influencia que posee. Ningún vecino de cuantos hablaron este lunes para este periódico ha autorizado que se divulgue su identidad. Recuerdan que el bodeguero procede de una familia adinerada y muy celosa de sus propiedades. Entre otras anécdotas recuerdan cómo su madre se situaba cerca de los operarios que recogían fruta de las higueras “y los hacía cantar para asegurarse que no se comían los higos”.

Fue de su madre de quien heredó la bodega y otras propiedades de las que posee parte de los derechos, rememoran.

Un viejo lagar sobre el que poseen derechos diferentes vecinos y por el que están a espera de juicio es otro motivo de disputa con el acaudalado bodeguero: “Se quiere quedar con todas las partes”, relatan. De hecho, los demás co-propietarios de esa vetusta prensa aseguran que De la Coba ya se llevó un alambique con el que los más viejos del lugar elaboraron aguardiente en otra época después de “destrozar” un horno de piedra que se usaba para los mismos menesteres.

Muy cerca del lagar se ubicaba una serventía que utilizaban los vecinos para atajar el camino rumbo al Pico de Bandama, pero el retirado ingeniero cerró colocando un portón para aislar del vecindario dos casas rurales que las instituciones le han autorizado en la zona. El portón está permanentemente cerrado y separa las dos casas rurales de la primera vivienda del resto del barrio.

Las disputas ya han tenido algunos episodios en los tribunales de justicia. Una vecina rememora el pleito al que se vio sometida al tener que defenderse de una demanda del bodeguero para quedarse con su propia casa, muy cercana a la polémica bodega. Según su relato, Sixto Delgado la acosaba haciéndole fotos, señalándola cuando transitaba por la calle y profiriendo contra ella descalificativos.

El bodeguero se ha enfrentado en varias ocasiones a la acción de las autoridades, según relatan los vecinos, por obras realizadas sin licencia. Sin embargo, tanto la bodega como las edificaciones que se levantan en la finca donde produce la uva parecen gozar de licencia municipal.

Su negocio se levanta en el Monumento Natural de Bandama, dentro del Paisaje Protegido de Tafira, por lo que es un lugar de gran sensibilidad ecológica. Algunos vecinos sostienen que su respeto por las exigencias naturales del entorno es mínimo, e incluso le acusan de utilizar productos químicos que han deteriorado el medio ambiente: “Ya no se oyen ni los mirlos”, relataba este lunes una vecina.

Tanto el hijo del bodeguero acusado de fraude fiscal, Juan Jesús Delgado, como la hermana de éste, María Jesús, han desmentido las informaciones divulgadas el domingo por El País y luego recogidas por una parte de la prensa canaria. Juan Jesús ha dicho a La Sexta que no es cierto que su padre tenga cuentas opacas en Suiza, y María Jesús, en la cuenta de la bodega en Facebook, desvincula esta actividad empresarial de las de su padre.