Un avión de la compañía Spanair que debió volar este domingo a las 17.00 desde Madrid a Gran Canaria regresó al edificio terminal de Barajas ya rodaba para despegar y dejó a los pasajeros en tierra. Tras una hora en el interior del aparato, el comandante informó al pasaje de que había problemas técnicos que le impedían despegar.
El avión iba totalmente lleno de pasajeros, que aguantaron con mucho calor una hora dentro del aparato sin que nadie ofreciera una explicación por el retraso. Cuando se suponía que el vuelo, el JK 5030, iba despegar, el comandante informó de que había problemas técnicos y que regresaban a la terminal.
Allí los pasajeros fueron informados de que saldrían en otro avión que tenía prevista su llegada al aeropuerto a las 20.00. Pero cuando se acercaba esa hora, un portavoz que hablaba en nombre de la compañía dijo que ese avión no llegaría hasta las 23.00.
La indignación de los pasajeros fue acrecentándose por momentos porque a la ausencia de información hubo que sumar que la persona que actuaba en nombre de Spanair no es empleado de la compañía, sino de la subcontrata que presta el servicio de hadling. Según este portavoz, él se limitaba a transmitir las instrucciones que le llegaban de Palma de Mallorca porque en Barajas no hay ningún responsable de Spanair.
Encima, algunos pasajeros que actuaron de manera más habilidosa que el resto, pudo colarse en algún vuelo intermedio, lo que encrespó más los ánimos.
Los pasajeros con destino a Gran Canaria estaban pendientes de que hacia la medianoche un avión de Aerofun, procedente de Málaga, les recogiera para realizar el vuelo.