Antonio Pérez Medina lleva ya cuatro días acampado frente a la sede del Gobierno regional, en Las Palmas de Gran Canaria. Cuatro días acampado y sin probar bocado. “Esto es lo último que hay que hacer”, dice, entre orgulloso por su arrojo y desesperado. Se percibe la ansiedad en su voz, que se entrevé tras alguna risa nerviosa. Antonio espera reunirse la próxima semana, si hay suerte, con algún miembro del Ejecutivo presidido por Paulino Rivero para poner fin a su calvario. Está a punto de ser desahuciado por culpa del Gobierno, que hace seis años le quitó las vacas de las que vivía este ganadero de Arucas. Él ya ha hecho lo suyo: “Ahora les toca a ellos mover pieza”, dice.
Antonio lleva 40 años dedicados a la actividad pecuaria. Su viacrucis particular empezó en 2005, durante la gestión en la consejería de Agricultura de Pedro Rodríguez Zaragoza. Fue entonces cuando su explotación ganadera fue clausurada en base a un supuesto brote de tuberculosis en las vacas. El diagnóstico era erróneo, pero se demostró demasiado tarde, y eso a pesar de que varios informes técnicos calificaban el negocio de prioritario, es decir, que el sustento familiar depende directamente de este trabajo.
Antonio está cansado, no solo por los días sin comer, más bien es por los seis años de desplantes por parte del Gobierno de Canarias. “No me han dejado otra alternativa que la huelga de hambre”, asegura, “no quiero que me sigan engañando, esta es la decisión que he tomado y pienso llevarla hasta las últimas consecuencias”. Dice no tener miedo: “No tengo nada que perder, no tengo nada, solo puedo luchar por mi familia”. De momento ha conseguido el apoyo de los indignados grancanarios, que se plantan allí para hacerle compañía a cada rato y darle ánimos.
Su queja anda a medio camino entre la impotencia y la indignación. Tras los primeros contactos después del fiasco de Agricultura, el Gobierno recomendó al ganadero que traspasase la titularidad de la explotación a su hija mayor para que se beneficiara de ayudas de la Unión Europea para el fomento de la ganadería y la incorporación de jóvenes ganaderos. Era la solución que aportaba el Ejecutivo tras la segunda reunión con las entidades financieras. El afectado reconoció que esos subsidios irían destinados a la compra del ganado preciso para que la explotación fuese rentable -unas 50 cabezas de vacas lecheras-, además de cubrir el total de los costes económicos con un crédito ICO adicional que le habían prometido.
Antonio resalta el incumplimiento parcial de estos acuerdos económicos, solo verbales, y la imposibilidad de afrontar el 45% de la inversión total, por lo que no pudo culminar la operación de compra del ganado. “No les estoy pidiendo nada ilegal, ni nada que no me corresponda, por lo menos que traten de arreglar este problema”, se queja.
Asegura que está dispuesto a negociar con el Gobierno, a llegar a algún acuerdo, de lo contrario continuará con su huelga de hambre y no será solo él quien la protagonice. Manuel Toledo, amigo de Antonio y miembro del movimiento 15-M ha confesado a CANARIAS AHORA que “si el martes no está resuelta la papeleta”, él mismo se pone “en huelga de hambre y quien sabe si algo peor”. Para Manuel, el Gobierno no tiene consideración por los ganaderos y no sabe gestionar los asuntos pecuarios. “No se puede dejar sin vacas a un ganadero que vive de hacer su queso, sin dar una respuesta a él y a su familia, ya está bien”, dice.
*Con información de Laura Jiménez.Laura Jiménez