El viejo timo del tocomocho es hoy en día “una gota en la inmensidad del océano” de lo que son las estafas de lotería, un fraude que actualmente acaparan en España delincuentes nigerianos, que envían cada día al extranjero 40.000 cartas en las que “hacen ” a sus destinatarios “ganadores” de premios millonarios.
Son las llamadas cartas nigerianas, que tienen como víctimas en un 99,9% de los casos a ciudadanos extranjeros que residen principalmente en Estados Unidos, Inglaterra, Alemania y Canadá.
Los delincuentes no echan casi el anzuelo a los españoles porque tienen arraigada la costumbre del juego y saben que “para que te toque, tienes que jugar”, una norma muy primaria pero que no se tiene muy en cuenta en países con menos afición al azar.
Los timadores aprovechan los tiempos de crisis para “cazar” a víctimas necesitadas de dinero, que piensan que “Dios ha venido a verles” cuando alguien les ofrece un supuesto décimo de lotería premiado o reciben una carta que les informa de que han ganado un premio en una lotería, a pesar de que no han jugado a ella.
Los timos de la lotería que afectan directamente a los españoles son “los de toda la vida”, “no han cambiado”, según señalan los agentes de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF): el tocomocho y la venta de participaciones respaldadas con menos décimos, aunque ahora con la expansión de internet se han sumado a estas estafa “páginas enteras falsas” que venden lotería.
Los agentes aconsejan a las posibles víctimas de estos timos dos reglas de oro“:
-No dar dinero a desconocidos. El mayor desconocido es Internet.
-Si te ofrecen un “chollo”, pregúntate por qué no se lo quedan ellos. “Nadie da duros a cuatro pesetas”, recalcan.
El tocomocho
El tocomocho se sigue intentando, pero los agentes tienen conocimiento de uno de estos fraudes cada dos o tres meses.
La estafa la encabeza un supuesto analfabeto, que comienza a entablar conversación con un viandante, generalmente de edad avanzada, y que tras ganar su confianza le enseña un décimo “premiado”, que no puede cobrar porque, por ejemplo, se tiene que ir del país corriendo para visitar a un familiar enfermo.
Si su víctima no se fía, sale a escena un segundo timador, que o bien se interesa por la propuesta para hacer “picar” a la víctima, o bien le enseña un recorte de periódico en el que “figura” el número premiado.
Las cartas nigerianas
El timo por excelencia en estos momentos, relacionado con la lotería, no afecta en gran medida a los españoles: “sale” de España, porque las cartas las envían los delincuentes desde nuestro país, pero sus víctimas residen en otros Estados.
Los delincuentes nigerianos, organizados en redes de entre ocho y quince personas, envían cada día desde España a Estados Unidos y otros países de la UE unas 40.000 cartas, en las que prometen a sus destinatarios cantidades millonarias con multitud de argumentos falsos, como el de haber ganado un premio de la lotería.
Los destinatarios de 40 de ellas “pican”y llegan a entregar por esa “gran fortuna” que les espera una media de 18.000 euros, según los policías de la UDEF, que reciben del exterior entre diez y quince denuncias al día de estafas consumadas de este tipo.
El fraude se multiplica y se calcula que estos delincuentes han estafado unos 100 millones de euros en 2008.
En lo que va de año,se han detenido e ingresado en prisión 220 personas, a las que se les imputan 263 estafas de este tipo, con las que habrían defraudado unos 15 millones de euros.
Entre 2006 y 2007 fueron 338 las que entraron en la cárcel.
Se desconoce el número real de estafados, porque muchos no llegan a denunciar, pero, según los investigadores, esa “cifra negra” es muy alta.
Esta situación ha hecho que los agentes de la UDEF se desplazaran la pasada semana a La Haya para reunirse con las policías de los países afectados e incidir en la necesidad de que se realicen campañas de información sobre este timo.
“No toca la lotería sin participar”, recalcan los agentes, una premisa que puede parecernos “obvia e incluso tonta”, pero “no son tontos los que creen lo contrario”.
Las cartas nigerianas van acompañadas de supuestos sellos y firmas de organismos como Loterías y Apuestas del Estado de España y de compañías de seguros también de renombre, que ven cómo estos estafadores utilizan fraudulentamente su prestigio.
Además, la falsificación de documentos se castiga por ejemplo en Estados Unidos con tres años de prisión, con lo que la víctima se dice, “esto no puede ser mentira”.
“Son crédulos, ingenuos, incautos, ilusos, confiados, necesitados, incultos, ignorantes, codiciosos,...hay de todo, pero son siempre víctimas, nunca culpables”, señalan los agentes.
Los delincuentes no tienen piedad
Hay varias modalidades de “cartas nigerianas”, aunque el engaño más extendido es el del falso premio de la lotería. Las misivas pueden llegar de forma postal o a través internet, aunque ésta última fórmula no les funciona tan bien a los delincuentes como la carta física, a pesar de que la red les permite una distribución masiva.
El estafado recibe un sobre con no menos de tres documentos en color en los que se les informa de que ha sido elegido para promocionar la lotería española en el extranjero y ha sido agraciado con un premio millonario.
“Póngase inmediatamente en contacto con nosotros, porque si no la Hacienda española retirará su premio. En este número de teléfono (un móvil) le dirán donde le podemos enviar el dinero”, señalan los delincuentes en sus cartas.
El estafado llama al teléfono, donde le responde un falso portavoz de la lotería española, que le dice que tiene que hacer una serie de pagos, unos 900 euros, en concepto de impuestos y por gastos de envío.
Los paga, y el premio no llega, y vuelve a llamar y le dan otro número porque el paquete con el dinero está depositado en una entidad de crédito o una compañía de seguros, que,“cómo ha tardado tanto en llamar”, le dicen los delincuentes, “le va a cobrar un porcentaje como deposito de sus fondos”.
Le dan otro número y allí responde otro delincuente, que saluda con el nombre de la empresa y le reclama el uno por ciento del premio porque que “a partir de estos momentos Hacienda cobra también por los premios”.
Cuando la víctima suplica la entrega del premio y ya no cuenta con el dinero que le siguen requiriendo, los delincuentes continúan reclamándole pagos y le apremian para que venda sus bienes -el coche, la vivienda, etc- o los de sus familiares.
“No tienen piedad” y han llegado a cobrar hasta 2.200.000 dólares de una de sus víctimas.
Y cuando llegan las denuncias de estas víctimas, a través de comisiones rogatorias y solicitudes de auxilio internacional policial o judicial, en los móviles no responde nadie y ya es difícil seguir las pistas a los delincuentes, que han “aprendido” porque en la fase inicial del timo utilizaban teléfonos fijos.
“Si no juega, no toca”, esa es la frase que repiten los agentes y que debería encabezar la campaña internacional para luchar contra este timo.