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Decenas de trabajadores de la ULPGC piden colocar una bandera palestina en apoyo al pueblo de Gaza y Cisjordania

Bandera palestina en la ULPGC.

Canarias Ahora

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Desde que el pasado 7 de octubre comenzara la guerra en la Franja de Gaza se han sucedido en la isla de Gran Canaria diferentes muestras de apoyo hacia el pueblo palestino y en contra de la ofensiva israelí, que no discrimina entre civiles y terroristas en sus ataques. De hecho, en apenas tres meses los muertos superan los 23.000, siendo 10.000 de ellos niños. Varias de las muestras de solidaridad con la población de la Franja han llegado desde la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). La última, un escrito firmado por decenas de trabajadores de la institución expresando su “solidaridad con el pueblo palestino de Gaza y en Cisjordania, víctima de atrocidades y violaciones del Derecho Internacional de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario” y solicitando que, como se hizo con la bandera de Ucrania, se coloque una de similar tamaño en la sede de la institución.

Esta misma semana, empleados de la Biblioteca de la ULPGC desplegaron en la fachada del edificio una bandera palestina de grandes dimensiones, pero tuvo que ser retirada por orden de la gerencia de la Universidad.

En la carta suscrita ahora por hasta 81 empleados de la ULPGC, entre personal docente, investigadores, técnico-administrativo o de servicios, estos han expuesto ocho puntos respecto a la guerra de Israel en Gaza. En primer lugar, destacan que la institución, como cualquier otra universidad, “no debe permanecer ajena a la realidad de los hechos del mundo en que vivimos” y recuerda que una prueba de ello es que cuando comenzó la invasión rusa en Ucrania, “con toda normalidad” la bandera ucraniana se alzó en universidad y se colocó en la web de la institución un símbolo de apoyo a Ucrania.

En segundo lugar, señalan algunos de los estatutos de la institución, como el quinto, que establece “como valor esencial el fomento de la solidaridad regional, nacional e internacional, así como la defensa de la paz, los derechos humanos, la convivencia y el desarrollo sostenible”. También el artículo 148.5, que establece que “todas las actividades e iniciativas promovidas por la ULPGC contribuirán al impulso de la cultura de la paz, la promoción y la salvaguarda de los derechos humanos (…), como elementos esenciales para el progreso solidario”.

Teniendo esto en cuenta, los firmantes denuncian “la injusticia y el sufrimiento humano insoportable y los ataques indiscriminados y desproporcionados provocados por la violencia del más fuerte (la potencia ocupante: Israel), cuando en este caso se refiere a Palestina. No debemos ignorar que la situación de violencia no comienza el día 7 de octubre, sino que se alarga ya por más de 75 años, teniendo como objetivo la deshumanización y desaparición de la población palestina según el proyecto sionista, tal y como repetidamente lo manifiestan los gobiernos israelíes sin ningún tipo de ambages. Como afirmó el pasado 11 de octubre Antonio Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, tras condenar inequívocamente los abominables ataques de Hamás y otros contra ciudades y pueblos israelíes en la periferia de Gaza, esta ola de violencia no surge de la nada, sino que nace de un conflicto de larga duración, con 56 años de ocupación y sin un final político a la vista”.

Tras repasar las cifras oficiales de muertos como consecuencia de los ataques israelíes y del proceso iniciado por Sudáfrica en la Corte Internacional de Justicia de La Haya contra Israel por crímenes de guerra, los firmantes afirman unirse “al movimiento de solidaridad de las poblaciones y la sociedad civil del mundo en apoyo del pueblo palestino, abandonado por la comunidad internacional durante décadas, exigiendo un alto el fuego inmediato, Paz y Justicia y oponiéndonos al doble rasero que lleva a la UE y Occidente a condenar las violaciones del Derecho Internacional cometidas por Rusia en Ucrania y consentir o guardar silencio ante el genocidio y la limpieza étnica israelí sobre la población palestina, transmitidos en directo desde Gaza. Esto no debe hacerse en nombre nuestro”.

Los 81 firmantes consideran que Israel “debe poner fin inmediatamente al insoportable sufrimiento humano de la población palestina de Gaza, y a sus prácticas genocidas y de limpieza étnica” y recuerdan que, como Estado, “está obligado a respetar las normas de Derecho Internacional Humanitario que vinculan a las potencias que ocupan militarmente un territorio, y proteger a la población civil y a los objetivos no militares, que están siendo brutalmente atacados en Gaza”. Además, añaden, “debe respetar también las normas internacionales de derechos humanos de la población palestina de Gaza y Cisjordania. Debe poner fin a la ocupación militar de los territorios palestinos que se prolonga ilegalmente desde 1967 (porque esa es la raíz del problema) y debe comprometerse verdaderamente con el proceso de paz de Oslo y Madrid que exige la creación de un Estado Palestino en los territorios ocupados por Israel, incluida Jerusalén Este, poniendo fin a la colonización de tierras palestinas. El gobierno de Israel y sus fuerzas amadas no pueden seguir traicionando la honrosísima memoria de las víctimas del Holocausto”.

Por todo ello, concluyen, los firmantes solicitan una resolución favorable de la ULPGC y que sea colocada una bandera de Palestina de similares dimensiones a la de Ucrania en la sede de la universidad “como muestra de solidaridad con la población amenazada con su total desaparición según el objetivo sionista”.

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