Desde su despacho en la tercera planta de la Facultad de Filología, en la Univesidad de La Laguna, con una espléndida vista del campus de Guajara, el profesor Ramón Trujillo Carreño observa preocupado la evolución de la universidad española. Su largo historial -Medalla de Oro de Canarias, Académico de la RAE, emérito y honoris causa de las universidades de La Laguna y Las Palmas de G.C., respectivamente-, le hace hablar desde la experiencia. “En 50 años trabajando en Letras no he visto más que decadencia. Las universidades de este país están bastante abandonadas, y el nuevo sistema no me convence. Veo gestos de propaganda, no un interés real en el progreso de los pueblos. Se habla mucho de excelencia, de producir lo mejor, pero yo no veo esa excelencia por ninguna parte”.
Como otros tantos profesores de La Laguna, Trujillo contribuyó a poner en marcha la Universidad de Las Palmas de G.C. simultaneando clases en las dos instituciones. Fueron tiempos muy distintos a los actuales. Pocos años atrás se había producido una de las mayores movilizaciones de la historia de las Islas. Más de 200.000 personas, según periódicos de la época, se manifestaron el 7 de julio de 1982 en la capital grancanaria para reclamar una universidad propia.
Casi tres décadas después, el camino va en sentido contrario. Lo que antes era división, ahora es integración. Lo demuestra el trabajo conjunto iniciado a mediados de los 90 por los dos principales centros educativos del Archipiélago, y que ahora está en sus niveles más altos. Destacadas figuras del mundo académico insisten en la necesidad de profundizar esa vía unificando la estructura de la ULL y la ULPGC y no duplicando nuevas titulaciones en Tenerife y Gran Canaria -31 están repetidas-. Mientras tanto, el Ministerio de Educación prepara con el apoyo del PP un Real Decreto que abre la posibilidad de fusionar universidades. En Canarias, la consejería de Educación no quiere pronunciarse hasta que esta nueva ley sea una realidad.
El borrador del proyecto se basa en el informe de un comité internacional de expertos titulado Audacia para llegar lejos: universidades fuertes para la España del mañana. En él se hacen 25 propuestas que tienen como eje la internacionalización universitaria en el marco del Campus de Excelencia, un programa que apoya la creación de entornos de conocimiento especializado mediante la alianza entre universidades. Una de esas propuestas es la de fusión. Se pone como ejemplo a la Universidad de Oviedo, que unificó quince escuelas y facultades en seis grandes centros docentes.
“Es un tema interesante que hay que analizar”, comenta José Regidor, Rector de la ULPGC. “Las universidades debemos tener una masa potente para ser competitivos, porque la producción científica se mide en términos absolutos. Así que tener más investigadores redundaría en positivo”. Pero esa vía solo funcionaría si hay dinero para dedicar a investigación. “Si no lo hay, con los recortes que estamos sufriendo -un 3,7% en los presupuestos de las universidades canarias para 2012-, tampoco tendríamos una mejora sustancial”.
Eduardo Doménech, Rector de la ULL, se muestra más reticente. “No veo que las universidades canarias vayamos hacia una fusión. Una razón es histórica, la ULPGC es consecuencia de un movimiento social importante que hubo en Gran Canaria, y desandar ese camino no creo que sea un propósito de líderes políticos actuales. También porque las universidades canarias hemos iniciado una vía de colaboración para constituir el Campus Atlántico Tricontinental”. Doménech Se refiere al proyecto conjunto para el Campus de Excelencia, donde se enfatizan las áreas de Astrofísica, Ciencias Marinas y Marítimas, Biomedicina, Turismo y Energías Renovables.
“Existe el compromiso de que todo lo que se ponga en marcha bajo el paraguas del Campus de Excelencia sea interuniversitario”, explica Doménech. “Algunos de los beneficios que pudieran derivarse de una fusión, nosotros lo hemos resuelto de otra manera”.
El peso de la historia
Para Francisco Rubio Royo, primer Rector de la ULPGC, en los años 80 había un sustrato muy favorable a la colaboración, pero las reivindicaciones de una universidad propia en Las Palmas resintieron unas relaciones que no se retomaron hasta mediados de los años 90. “La clave está en hacer cosas sin renunciar a la identidad de cada una de las partes”, asegura. También propone que las nuevas titulaciones sean impartidas entre las dos universidades. “Yo lo llamaría alianza, no fusión. Crear una red dentro del Campus de Excelencia para introducirse en otras redes nacionales e internacionales”.
El decano de Geografía e Historia de la ULL, Manuel de Paz, considera que una fusión generaría “nuevas tensiones”, empezando por dónde ubicar la sede. Pero al mismo tiempo critica la existencia de facultades con idénticas funciones en una y otra provincia. “La manera en que se hizo la división fue un disparate. Se podían haber hecho dos universidades pero con una especialización, no duplicando facultades. Se apostó por intereses políticos mezquinos, que es lo que ha caracterizado la historia de Canarias”. De Paz considera que la organización de cursos conjuntos y la creación de sinergias entre las dos instituciones educativas sí es posible en estos momentos.
Manuel Lobo, Rector de la ULPGC entre 1998 y 2007, es otro de los que defiende la actual organización de las escuelas y facultades. En primer lugar porque se trata de “dos universidades complementarias”. Y porque la fusión “puede tener sentido en Andalucía, donde te puedes trasladar por carretera. Pero en Canarias contamos con el componente geográfico”.
Titulaciones repetidas
Aunque la mayoría de los consultados defienden este sistema de duplicidades, también admiten que no es conveniente hacerlo así en el futuro. La universidades canarias cuentan con 31 títulos repetidos. Desde el ámbito docente se justifica por la necesidad de contar con suficientes maestros, médicos o enfermeros. Pero no queda claro que haya demanda suficiente para mantener dos facultades de todos estos grados, licenciaturas, diplomaturas e ingenierías.
Enrique Solana es el director de la Escuela de Arquitectura de la ULPGC, la única en Canarias. Considera que los 155 alumnos que tiene su escuela cubren el cupo. “Estamos acostumbrados a trabajar con estudiantes canarios y peninsulares y nunca hemos tenido quejas. La insularidad no justifica abrir nuevas facultades”, asegura.
Para Enrique Martínez, decano de Farmacia en la ULL, no tendría sentido otra facultad en Las Palmas. Cree que no hay tanta demanda y recuerda que “el coste de la movilidad siempre es menor que crear nuevos centros”. Sobre la fusión, en principio no se opone. “Siempre que sea racionalizar para ser más eficientes, bien. Pero si hablamos de ahorrar costes sin hablar de calidad, al final se baja”, apunta.
Eduardo Doménech, considera que eliminar la duplicidad “permitiría teóricamente una reorientación de los recursos”, pero advierte de la complejidad de tal empresa. “Si tenemos estudios duplicados, cerramos una facultad, ¿y qué hacemos con la otra?”, se pregunta.
En la misma línea se sitúa José Regidor. “Mandar estudiantes de una isla a otra tiene un inconveniente logístico, no tienes dónde meterlos. Si todos los de Derecho de Las Palmas se van a Tenerife, ¿dónde metes 500 estudiantes? Si en La Laguna ya tienen sus aulas llenas. Hay que dejar una puerta abierta, pero no me parece el momento adecuado”.
Néstor García es presidente de la Unión de Estudiantes de Canarias y estudiante de Sociología en Tenerife. Defiende la oferta única para cada titulación, y pone como ejemplo Enfermería. “Estamos en contra de poner una escuela en cada isla”, explica, siempre que eso vaya acompañado de una fuerte política de becas y residencias universitarias.
Primeros pasos
El borrador del Real Decreto también abre una vía para fusionar centros de investigación con universidades, y ahí José Regidor se muestra favorable. “En Canarias los organismos públicos de investigación están hipertrofiados, sería conveniente valorar el fusionarlos con las universidades, para obtener una sinergia entre ellos”, asegura.
En opinión de Eduardo Doménech, “un gran centro de investigación tiene que aglutinar muchos grupos de investigación en él. Y no es algo que yo descarte, crear centros que junten investigadores de ambas universidades. Quizás en el futuro se vea”, comenta.
Para Rubio Royo, es el momento para las universidades canarias de “competir en excelencia en un mercado global, organizando cursos de posgrado que combinen educación presencial y on-line” en las especialidades señaladas en el Campus Atlántico Tricontinental. El ex Rector también señala que el actual modelo de gobernanza está en crisis. “A veces nos hemos vuelto demasiado endogámicos”. Por eso en su opinión es tan importante el Campus de Excelencia, donde se han detectado “algunas líneas” para articular la universidad con la sociedad.
La fusión de las dos universidades canarias no parece estar en la agenda de sus dirigentes, pero la colaboración entre ambos centros está tomando un camino nunca antes explorado. El objetivo ahora es la búsqueda de nuevas oportunidades en un contexto competitivo internacional. “El modelo se rompió hace 20 años, y ahora no es el momento de hacer una revisión. Lo que tenemos que hacer es mejorar nuestro posicionamiento global, y para ello debemos tener iniciativas conjuntas para captar fondos europeos. explica Doménech. ”Queramos o no, somos consecuencia de la historia“.