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Las urgencias de la Sanidad en Gran Canaria, en la UVI

Silvia Álamo

Las Palmas de Gran Canaria —

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Los pasillos de las urgencias de los dos grandes hospitales públicos de Gran Canaria tienen muchas historias que contar. Los ‘picos’ ya no son estacionales y el caos se apodera cada día de enfermos y trabajadores de los centros hospitalarios sin que se encuentre una solución. Pacientes en los pasillos sin camas, familiares desesperados que no saben qué hacer y un personal agitado con una sobrecarga de trabajo que les obliga a agilizar la atención a los enfermos.

Trabajadores del Servicio de Urgencias del Hospital Doctor Negrín y del Hospital Insular aseguran que la situación es caótica, pero el fondo de la cuestión no solo se encuentra en esta área sino que va “mucho más allá”. Los sanitarios consideran que el problema radica en dos aspectos fundamentales: la falta de presupuesto dirigida a la Atención Primaria y la ausencia de camas sociosanitarias.

La situación de los centros de Atención Primaria en Canarias ha cambiado. Muchos de ellos se encuentran obsoletos, ya que con el paso de los años la población ha aumentado pero no se han actualizado las plantillas. Tener una cita con un médico de cabecera de forma inmediata se ha vuelto imposible en muchos casos, lo que produce que muchas personas acudan a las urgencias hospitalarias. “En muchos casos la atención primaria tarda en dar cita a un paciente de una semana a 15 días, esa espera también produce que una enfermedad se complique y acabe en urgencias”, explica una trabajadora del Negrín.

A todo esto, hay que tener en cuenta que la población canaria ha ido envejeciendo y todo esto “sin que exista un plan de salud para atender a los nuevos diagnósticos”, lamentan los profesionales. “Si no se hace una prevención con estos pacientes pluripatológicos, sus enfermedades se agudizan y tienen que ir a los hospitales”.  Uno de los grandes reclamos es tener un área de urgencias geriátricas, un espacio en el que estas personas con enfermedades crónicas puedan ser atendidas de la forma más óptima y que no tengan que sufrir las consecuencias de estar en el pasillo de un hospital horas y horas.  

Uno de los trabajadores recuerda que en varias ocasiones se ha hablado de la posibilidad de crear unas urgencias geriátricas, una propuesta que Podemos ha planteado varias veces en el Parlamento de Canarias. En el mes de marzo de 2018, el presidente del Gobierno, Fernando Clavijo, se subió al estrado y recogiendo la iniciativa de la formación morada aseguró que se iba a poner en marcha este plan con un conjunto de profesionales encargados de estudiar y atender a este tipo de enfermos. “Necesitamos un plan especializado para ellos, es perfil del paciente canario, gente mayor con muchas patologías que absorbe bastante carga de trabajo”, explican los profesionales.

Los trabajadores creen que el cambio de política de la consejería de Sanidad, dirigida en estos momentos por José Manuel Baltar, ha hecho que se pierdan esas camas sociosanitarias que alivian a los centros hospitalarios. “Los pacientes de cirugía mayor ambulatoria o de cirugía rápida están siendo derivados a las clínicas concertadas para bajar las listas de espera quirúrgicas. Esto deriva en que estos centros que antes asumían camas sociosanitarias ya no lo hacen. Les es mucho más rentable y lucrativos asumir camas de quirúrgicos de corta estancia”, indica una trabajadora del Negrín.

La profesional detalla que lo óptimo para este tipo de centros a corto plazo es tratar cirugías de corta estancia ya que las camas están menos tiempo ocupadas y valen más dinero. “Prefieren ocupar sus camas con pacientes quirúrgicos de corta estancia que si se produce algún tipo de complicación es derivado a la pública y no quedarse con sociosanitarios que le pueden ocupar la cama mucho más tiempo y no genera tantos beneficios”. “Es un sinsentido. Con dinero público estamos colapsando nuestros propios hospitales y financiando conciertos privados”.

Desde diferentes colectivos sanitarios creen que la solución también debe pasar por un “abordaje de la pluripatología”. Plantean hacer más atención a domicilio; más atención primaria con el objetivo de que se produzcan menos ingresos, más hospitalización en las casas, que se vuelve más cómodo para la familia y para el paciente.  Asimismo, indican que ya esto se ha puesto en marcha desde el Negrín, pero con dos o tres enfermeros, lo que supone que la ratio de acción para hacer la hospitalización sea muy corta. “Los pacientes tienen que estar a menos de media hora del hospital”. Por ello, creen que “el servicio debería duplicarse y hacer muchos más esfuerzos”. Además, insisten en que “hay que darle la vuelta al abordaje terapéutico”.

La situación en el Hospital Insular, “de extrema gravedad”

El Hospital Insular sigue siendo el hermano pobre de la sanidad en Gran Canaria. Según cuentan sus profesionales, la base del problema es que es un servicio “que está mal diseñado, que se ha ido parcheando con pequeñas actuaciones para ir aliviando parcialmente las circunstancias de presión, pero no da más de sí”. “El hospital se queda pequeño y no tiene capacidad para absorber los ingresos que se generan”.

La situación de urgencias ha dado un giro de 180 grados en pocos años. Uno de los sanitarios que lleva casi dos décadas trabajando en este centro hospitalario recuerda que hace siete u ocho años tener 200 pacientes se traducía en “un día muy duro de trabajo”. En la actualidad la situación se ha normalizado y lo habitual es que entre 240-250 personas se dirijan cada día a Urgencias y, en algunos momentos, con “picos” de hasta 280 enfermos.

Hace apenas unos días la situación en el Insular se volvió de “extrema gravedad”. El número de pacientes en urgencias a la espera de cama en el hospital ascendió a 82, unas tres plantas del hospital. “El hospital se quedó pequeño. Sin capacidad para absorber los ingresos que se estaban generando”. Mientras, en la puerta del servicio se concentraron hasta 12 ambulancias “paralizadas sin poder descargar a los pacientes porque no había camillas”. El sanitario lamenta que algunas ambulancias estuvieron hasta una hora “bloqueadas”.

Ante esta situación, el Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (CECOES) 1-1-2 “comenzó a derivar pacientes al Negrín porque allí no se podía ni entrar”, asegura el sanitario. “No había ni espacio, ni medios”.

“Partimos de un servicio que es pequeño, que no está bien acondicionado y que apenas tiene baños”. El profesional sanitario cuenta que hay áreas en las que los pacientes que esperan no tienen baños cerca; que existen áreas de 10 metros cuadrados con hasta cuatro camillas; los ordenadores son los mismos, aunque contraten a más personal. “Si tenemos más compañeros pero el mismo material, nos estorbamos a la hora de trabajar”  

Estos problemas de saturación se dan sobre todo los lunes y los martes por las noches, ya que los fines de semana se dan muy pocas altas y se quedan pacientes acumulados, señala. “Si ingresan de media unos 8/10 pacientes diarios, es igual los sábados y los domingos, con lo que el lunes hasta que no empiece la maquinaria, los médicos empiecen a pasar consulta para dar altas, no se puede avanzar”.

A todo esto se le suma el retraso en el transporte sanitario. “Hay pacientes que tienen que esperar hasta seis horas por una ambulancia”, sobre todo las personas que llegan desde municipios alejados. “Eso es un elemento que no ayuda. El colapso se produce por una suma de elementos”. En este punto detalla que en la planta baja se está habilitando un área de traslado para los pacientes que están atendidos después de darles el alta hasta que llegue la ambulancia.