La calle Ortega y Gasset, en el barrio de Jinámar, está en guerra contra el Ayuntamiento de Telde. Varios vecinos ?más de 30, según el secretario de la Asociación de Vecinos de La Concepción- están dispuestos a emprender acciones legales contra el concejal de Urbanismo del municipio teldense, Francisco López Sánchez, por un supuesto trato de favor, al conceder permiso a uno de los residentes para construir un muro que bloquea una serpentía de paso vecinal. Mientras tanto, meten presión impidiendo la finalización de las obras de mejora en dicha vía, en un estado deplorable, a pesar de tener entre sus residentes a varios enfermos de consideración.
El conflicto dio comienzo a raíz de unas obras en la calle con objeto de canalizar las aguas pluviales y ofrecer una serie de mejoras a la vía. Entre las reformas programadas, se halla la construcción de un muro de contención que evite el riesgo de caída a los residentes que pasan por un terraplén situado en la trasera de la calle y que se encuentra a unos dos metros de altura. Al dar comienzo la construcción del paredón, uno de los vecinos denunció ante el concejal de Urbanismo de Telde que se había utilizado sin permiso dos metros de terreno lindante a su vivienda y sobre el que proclama su propiedad. Tras la queja, el edil autorizó la construcción de un amurallamiento alrededor del suelo reclamado, lo que propició el enfado mayúsculo del colectivo vecinal.
El problema radica en que dicho amurallado bloquea una serpentía de paso vecinal utilizada desde hace vario años, impidiendo el tránsito de los residentes. Según el secretario de la Asociación de Vecinos de La Concepción, esta construcción es ilegal y viene autorizada a raíz de la amistad que mantiene el vecino denunciante y el concejal de Urbanismo, como puede leerse, además, en un escrito firmado por el mencionado secretario y con destino a la alcaldesa de Telde.
Bajo estas premisas, gran parte de los vecinos de la calle Ortega y Gasset amenazan con denunciar a la concejalía como último remedio para lograr recuperar la serpentía. Mientras tanto, han decidido paralizar las obras de la calle como medida de presión y no dejar pasar a las máquinas y a los técnicos del Ayuntamiento hasta que se habilite el paso a los residentes a través del amurallado de la discordia. Como consecuencia sufren el notable perjuicio de vivir en una calle con unas condiciones deplorables, a pesar de las graves enfermedades que sufren algunos de los residentes.
La carretera está sin pavimentar y desnivelada, después de que tuvieran que romperla por completo para colocar la tubería de canalización de las aguas pluviales; una escalera que da acceso a la calle paralela se cae a trozos tras la reconstrucción a la que se vio sometida, ya que también pasa por ahí la mencionada tubería; los sumideros de la vía están sueltos al no haber un hormigón en condiciones que selle las rejillas. Y todo ello teniendo entre los residentes a una señora operada del corazón a la que le resulta “muy perjudicial” el polvo que desprende la carretera sin alquitranado y vive con la casa sellada “a cal y canto”. Incluso vive en la calle un vecino con tan solo un pulmón y varias enfermedades de consideración, el cual asegura pasarse el día al completo fuera de su casa al no poder lidiar con la tierra que se cuela en su vivienda. Sobresale la señal de aparcamiento para minusválidos de este último colocada sobre el sendero que hace las veces de carretera.
A la hora de redacción de esta noticia, este periódico aún no ha recibido la contestación de Francisco López Sánchez, concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Telde, para poder ofrecer su versión de los hechos, a pesar de haber solicitado un encuentro con insistencia durante las últimas 48 horas.