Los Verdes de Tenerife han invitado al capitán del buque Weatherbird II a fondear en el puerto de Santa Cruz “como señal de distensión de una polémica gratuita”. El portavoz de Los Verdes en Tenerife, Octavio Hernández, recordó el naufragio del bulk carrier mineralero Ángela Pando, que embarrancó el 14 de julio de 1986 en la costa este de La Isleta, en Gran Canaria.
“El naufragio del Ángela Pando pasó a la historia por el vertido del combustible ?señala Hernández- pero llevaba 64.000 toneladas de mineral de hierro en polvo, conocido como fino mimba granulado, en ruta de las minas de Liberia a la planta metalúrgica de Ensidesa en Gijón, que se depositó en su totalidad en el mar del litoral de La Isleta con el visto bueno de científicos y autoridades”.
Los Verdes recuerdan que durante los dos meses posteriores al siniestro una compañía de rescate holandesa intentó en vano reflotar el barco “y para ello obtuvo permiso para extraer de las bodegas y arrojar al mar allí mismo 15.000 toneladas de mineral de hierro, aunque a principios de septiembre de 1986 el Ángela Pando fue abandonado donde encalló con el resto de la carga debido a que los temporales de esa época del año lo habían partido en dos”.
La Comandancia militar de Marina y la Delegación del Gobierno, que entonces ostentaba Eligio Hernández, concentraron su preocupación en el vertido de combustible y en negar la contaminación, pero descartaron desde el principio que la carga de mineral de hierro del barco fuera contaminante, al igual que hizo Protección Civil.
Octavio Hernández indica que la Consejería de Política Territorial, a través de la Dirección General de Medio Ambiente de entonces, estableció un “control ambiental” para estudiar las alteraciones de tipo biológico en las poblaciones planctónicas y la calidad del agua, la compañía Wijsmuller solicitó análisis a laboratorios de Holanda, Madrid y la propia Ensidesa antes de verter el mineral para aliviar la carga, y además químicos expertos en disolución de sustancias en aguas marinas del Centro de Tecnología Pesquera de Taliarte realizaron un análisis y garantizaron que el hierro depositado no contaminaría la zona al ser insoluble en agua e inerte al PH del mar, y que el impacto previsible era que su diseminación cubriría el fondo y sería dispersado por las corrientes permitiendo la recuperación del ecosistema“.
Ante la imposibilidad de reflotarlo, la Comandancia de Marina acordó finalmente con la compañía aseguradora trocear el barco para convertirlo en un pecio sumergido, pero quedó a merced del oleaje hasta desaparecer bajo al superficie y hoy es un lugar de visita para excursionistas subacuáticos, a pesar de las grandes corrientes que hay en la zona.
La geoingeniería es un timo
El portavoz de Los Verdes señala que “la iniciativa de Planktos de sembrar el fondo marino cerca de Canarias con toneladas de hierro ya la tuvimos aquí, en primicia mundial, con el Ángela Pando, sin que se produjera ningún resultado espectacular a la vista después de veinte años, salvo la alteración del ecosistema local”.
Octavio Hernández invitó al director ejecutivo de Planktos, Russ George, “a interesarse por los informes que se redactaron sobre el impacto del mineral de hierro hundido en La Isleta” y tildó de “alarmismo injustificado” la polémica suscitada por la denuncia de Greenpeace y consideró “una exageración” impedir el fondeo del Weatherbird II.
Para Los Verdes de Tenerife “la geoingeniería del hierro es un timo desmontado por la comunidad científica, pues la química y fijación del carbono es multifactorial y además ya existe una circulación natural de hierro y otros metales en el océano en unas magnitudes que la actividad humana jamás podría igualar”.
Los Verdes consideran absurdo y anticientífico intentar derivar de manera directa y unilateral, con intenciones lucrativas, que el CO2 acumulado en determinada parte del océano se corresponda en proporción matemática con una cantidad de hierro vertido en la zona“.
Octavio Hernández concluye que la experimentación de Planktos “solamente la sostiene la expectativa económica de crear un más que hipotético mercado de fijadores de carbono semejante al mercado de emisiones de Kyoto, utilizando la equivalencia monetaria de la absorción carbónica de los organismos que se alimentarían de los vertidos de hierro, que es el cálculo que intentan obtener arrojando toneladas de este mineral al mar, pero el naufragio del Ángela Pando demuestra que todo es falso, pues no produjo la proliferación de plancton que Planktos afirma que obtendrá”.