Crónica

La visita de Xi Jinping sorprende y paraliza la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria

Cristina Díaz de Aguilar / Laura Bautista / EFE

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“A ver si ahora viene Trump, esto da caché”, ha manifestado una vecina del barrio de Vegueta de Las Palmas de Gran Canaria que ha seguido con emoción este miércoles la visita del presidente de China, Xi Jinping, al Museo de la Casa de Colón, nada más aterrizar en Gran Canaria en su escala de paso a Perú, donde asistirá a la cumbre de la APEC.

En declaraciones a EFE, esta vecina, que ha preferido no dar su nombre, ha ido enseguida a avisar a su madre para que también viera la comitiva del mandatario chino, que visita por segunda vez Gran Canaria después de hacerlo en 2016, cuando entonces se quedó en la zona turística de la isla, Maspalomas.

Sin embargo, ha sido en este viaje cuando ha tenido la oportunidad de conocer la Casa de Colón, acompañado de su directora, Carmen Gloria Rodríguez, y del cronista de la ciudad, Juan José Laforet.

Para esta vecina de la capital grancanaria “es importante para la ciudad y para Canarias” que dirigentes como Xi vengan al archipiélago.

“Esto da caché, a ver si ahora viene Trump también”, ha señalado entre el grupo de curiosos que se ha concentrado en las inmediaciones del museo, cuyas calles aledañas han quedado cerradas mientras ha durado la visita.

Los turistas que se encontraban por Vegueta, el barrio histórico de la ciudad, también preguntaban con asombro a qué se debía tanto dispositivo de seguridad: una veintena de vehículos han permanecido delante del edificio hasta que ha concluido la visita.

“¡Es el presidente de China, que hasta su propia comida se la ha traído!, ha dicho una de las personas que se ha congregado tras el cordón policial y desde donde no paraban de sacar fotos con sus teléfonos móviles.

El dispositivo de seguridad ha sido lo que más ha llamado la atención a quienes presenciaron la llegada del presidente chino, e incluso ha indignado a alguno, ya que ha impedido el tránsito normal no solo por este barrio, sino también por otras zonas de la capital, como el hotel Santa Catalina, donde se aloja Xi y su comitiva, y a donde se dirigió tras conocer la Casa de Colón.

En este enclave, el despliegue de agentes de la Policía Nacional, vehículos policiales y calles y espacios cerrados también ha sorprendido a los lugareños, que desde hace varios días han percibido la llegada al hotel de numerosos ciudadanos chinos.

Cerca de un centenar de miembros de la comunidad china ha arropado la llegada del jefe de Estado al hotel. Acreditados y algunos con vestimenta tradicional han mostrado una pancarta que anunciaba su “calurosa bienvenida al tránsito del presidente Xi Jinping a España”.

Una larga caravana de 14 vehículos negros, microguaguas, dos ambulancias y coches policiales y de Guardia Civil han accedido al hotel mientras se agitaban las banderas española y china, en unos minutos en los que también se ha cortado la calle León y Castillo, una de las principales arterias de la capital gracanaria.

Tere Quintana, vecina de Valsequillo, tenía que hacer unas gestiones en la zona y se ha acercado a ver la llegada de Xi. “Sí, sabía de la visita, pero un despliegue como este solo lo había visto antes en Madrid, nunca en Canarias”, ha declarado sorprendida.

También la isleña Hiurma Castejón estaba informada, y aunque ha reconocido que “impresiona” considera que “es lo normal, pues es un jefe de Estado”.

Desde primera hora, parejas de agentes peinaban la zona, perimetrando la seguridad en la manzana del hotel. Además de estar prohibido el aparcamiento en las calles colindantes, se han retirado los contenedores de la zona y se ha desplegado un refuerzo especial con miembros de la seguridad personal del presidente chino en las entradas y salidas al recinto.

Aunque Xi Jinping ha llegado al hotel en la tarde de este miércoles, su equipo lleva ya tres semanas preparando el Santa Catalina para su estancia.

Según han confirmado a EFE fuentes cercanas al hotel, la comitiva de seguridad y logística ha traslado todos los suministros desde el país asiático, trayendo ropa de cama, toallas, agua potable, comida, y también a su propio personal, que se hará cargo de la cocina y el servicio durante esta jornada.

En la planta donde se hospeda el presidente, prácticamente todo el personal será propio, mientras que en otras se han reestructurado las plantillas para la visita.