Les da exactamente igual que les llamen fascistas, racistas o machistas. Se expresan sin miramiento alguno hacia el buen gusto, la corrección política o incluso el Código Penal en una red privada y encriptada en la que se sienten protegidos: WhatsApp. Sin pretenderlo, y probablemente sin ser conscientes, son los más eficaces transmisores de los mensajes virales de la ideología de Vox, la que ha logrado trasladar a España El Movimiento, el laboratorio de ideas (think tank) del gurú de la extrema derecha americana Steve Bannon, uno de los más reconocidos hacedores de la victoria de Donald Trump.
Durante casi cuatro meses, a partir de la convocatoria de las elecciones andaluzas, nos hemos empotrado en un grupo de WhatsApp de la extrema derecha española.
Se trata de un grupo formado por 50 personas, todos hombres, de casi todas las regiones españolas, que comparten además de ideología y amistad, su fervor por lo que ellos entienden por España, es decir, un país sin comunistas, con el PSOE en la oposición, con una inmigración “controlada” (a ser posible cristiana), con Catalunya sometida, donde no existan comunidades autónomas y las mujeres vuelvan al estatus anterior a las leyes de igualdad.
Sostienen con mucha convicción que en España “se mantienen cosas ocultas o mal explicadas”. “Si nosotros no decimos la verdad, estamos cayendo en el fanatismo. Gracias que está Internet”, expone uno de sus integrantes, a preguntas de este periódico. Como hiciera Trump desde los primeros días de su presidencia, estos activistas del WhatsApp acusan a los medios de comunicación de ocultar información deliberadamente y defienden que esa actitud está dirigida a perpetuar el actual estado de cosas.
“Soy un antisistema de este sistema”, contesta el enlace con el grupo. “Esto no es un sistema, y ni siquiera creo que Vox lo pueda solucionar”, profetiza. Sin embargo, reenvía a sus contactos y a sus otros grupos todos los mensajes propagandísticos de la formación.
Las cosas que a su entender -y en esto hay práctica unanimidad en el grupo- están siendo mal explicadas o directamente silenciadas son la inmigración, el poder de los grupos de influencia feministas y LGTBI, la unidad de España e incluso la deuda pública, y de esos asuntos cuelgan una ingente cantidad de lugares comunes o directamente falsedades que se trasladan a la agenda de contactos de los integrantes del chat utilizando el amplio ramillete de posibilidades que presenta la herramienta: desde los memes hasta los enlaces a artículos de opinión, pasando por reflexiones propias o sesudos vídeos de telepredicadores o coachs de desconocida procedencia.
La mayoría de los mensajes son reenviados y constituyeron una auténtica avalancha durante la precampaña y la campaña electoral para las elecciones andaluzas del pasado 2 de diciembre.
La inmigración, tema estrella
La inmigración es, con diferencia, el asunto más recurrente. No solo se atacan en el chat las políticas de las administraciones públicas españolas en la materia, sino que se criminaliza constantemente al inmigrante, al que se le atribuye la falsedad de cobrar hasta 1.800 euros al mes “sin trabajar” o una irrefrenable vocación delictiva, siempre con datos falsos o tergiversados.
En un audio reciente -por supuesto anónimo- un presunto cliente de La Caixa relató un supuesto episodio que dice haber presenciado de un inmigrante magrebí que acude a una sucursal a reclamar que le devuelvan comisiones bancarias por haber sido cobradas indebidamente. El empleado, según cuenta este usuario anónimo en el grupo, le indica que no puede hacerlo porque no tiene nómina domiciliada y que los subsidios que cobra no se computan como tal. El cliente se marcha, no sin antes exclamar que jamás iba a tener nómina porque gana más con las ayudas públicas que con un sueldo medio español, relata este hombre en la red social.
El empleado, siempre según ese mismo relato, contó al autor del audio que el cliente magrebí cobra varias ayudas de la Generalitat catalana que suman 1.800 euros al mes bajo el paraguas de la renta mínima de inserción (Pirmi). Se trata de una línea de ayudas que no sobrepasa los 500 euros y que no es compatible con ningún otro subsidio. La historia, a todas luces falsa, es una de más de las que hicieron fortuna en el grupo de WhatsApp.
Durante cuatro meses los mensajes en este chat han abordado asuntos relacionados con la inmigración, con enfoques muy en la línea de los populistas de extrema derecha, agrupados en torno a la idea del ultranacionalismo (América, lo primero; Brasil, lo primero; España, lo primero). Los usuarios son partidarios de adoptar drásticas medidas para impedir lo que llaman “avalancha humana”, término al que asimilan tanto la caravana de migrantes que se dirigía a Estados Unidos, como los saltos a la valla de Melilla.
En el grupo hay unanimidad sobre la necesidad de deportar a todas las personas que se encuentren de manera ilegal en España. Incluso a personas con nacionalidad española que no comulgan con sus principios, como es el caso del dirigente de Podemos Pablo Echenique.
Los memes supuestamente humorísticos que esconden ataques despiadados contra personas, algunos de dudoso gusto y otros que rozan lo permitido por el Código Penal, son los más celebrados. Como sostiene la periodista Marta Peirano, experta en seguridad y privacidad en las herramientas tecnológicas, “el meme es la manera más fácil de hacer una campaña efectiva. Como lo haces de broma, no pasa nada”. Son, a su juicio, elementos “diseñados para que los compartas” que se transmiten de manera masiva en el convencimiento de que el receptor “no se va a enfadar”.
Sin embargo, los memes chistosos no son los más abundantes en este chat. La mayoría son bastante desabridos, cuando no desagradables e insultantes. Los hay de distintas calidades de factura y acabado, pero en lo que respecta a la inmigración, la tendencia es exactamente la misma que ha logrado establecer Vox en sus exigencias para apoyar al Gobierno del PP en Andalucía: los inmigrantes estorban, dañan, delinquen, violan y matan a las mujeres; sobran, por lo tanto, deben marcharse.
“Tengo todo el derecho del mundo a ser racista”
“Tengo todo el derecho del mundo a ser racista, aunque yo prefiero considerarme clasista”, explica el enlace con el chat cuando se le pregunta si esos ataques indiscriminados a los inmigrantes, basados en noticias falsas y en datos sin contrastar, son o no claramente racistas. Y, en consonancia con las explicaciones que se ofrecen en los movimientos contra la inmigración en los países ultranacionalistas, este usuario de la red comparte que el islam amenaza a la cultura y las tradiciones españolas. “Yo soy admirador de Trump, de Gadafi y de De Gaulle porque hacen y dicen lo que les da la gana”, enfatiza. Reconoce que el odio al migrante le ha costado la amistad con tres amigos de WhatsApp, uno extremeño, otro catalán y un gallego, pero no se baja de esos planteamientos. “No hago selección de los mensajes que me llegan del grupo, rápidamente los reenvío todos sin contrastar”, admite.
Conforma un grupo de hombres que dan rienda suelta en WhatsApp a su ideología: “son muy de derechas, anticomunistas y están cabreados con el PSOE”, dice de sus acompañantes en esta aventura. “Pero yo no soy de derechas ni de izquierdas”, se justifica. Y para ello equipara a Vox con Podemos, y a ambos los considera producto del sistema, “un monstruo creado por el poder”. “No voto desde 1982 [año del primer triunfo del PSOE] y no creo que vote ahora porque este sistema está podrido”, proclama.
No son mayoría los mensajes propagandísticos sobre Vox, más bien podrían calificarse de escasos pero sutiles. Lo que generalmente aparece en el chat son situaciones orientadas a las soluciones que propone ese partido. Y pese a negar ser simpatizante de la formación de Santiago Abascal, nuestro interlocutor se revuelve ante el primer y leve ataque (así lo consideran) que se ha producido estos últimos días tras conocerse que el 80% de su campaña a las Europeas de 2014 fue financiado por un grupo iraní con antecedentes marxistas y terroristas.
Tras unos primeros momentos de titubeos y de silencio en el chat, la respuesta que siguió fue más que previsible: los que se financian de dictaduras como la iraní y la venezolana son los de Podemos. Y cuando se le recuerda el apabullante número de noticias que relatan el archivo de hasta 14 denuncias falsas contra ese partido gestadas en las alcantarillas policiales del Estado, el comunicante cambia radicalmente de asunto para arremeter contra el feminismo y el Plan E de Rodríguez Zapatero, de 2010.
Los referentes
El feminismo, efectivamente, es el segundo asunto más mencionado en el chat. Además de todo tipo de memes machistas y de bulos sobre denuncias falsas, agresiones y asesinatos de mujeres a hombres y de mujeres a sus hijos e hijas, los miembros del chat tienen en la abogada Yobana Carril a una auténtica diva. Proliferan vídeos suyos en los que con un discurso sereno arremete sin piedad contra las leyes de género y los movimientos feministas. Presentada como experta en Derecho de Familia, Carril es contundente a la hora de generalizar sobre el resultado de cualquier denuncia de malos tratos de una mujer contra su pareja, tanto en lo que respecta a procesos de divorcio y custodia de hijos, como a causas penales. “Fiscalía nunca deduce testimonio contra una mujer que presenta una denuncia falsa”, sostiene reiteradamente.
De las feministas no tiene precisamente un buen concepto esta jurista: afirma que hay abogadas y asociaciones y entidades públicas feministas que recomiendan denunciar falsamente porque la condición de víctima de malos tratos “conlleva una serie de beneficios sociales, como ayudas al alquiler, ayudas al comedor de los hijos y, en algunas autonomías, estudiar una carrera de manera gratuita”.
En estos miles de mensajes de WhatsApp se abordan todo tipo de temáticas: desde una cerrada defensa al francotirador detenido por presuntamente pretender atentar contra Pedro Sánchez, hasta una feroz oposición a que se haga cualquier cosa con los restos de Franco distinta a dejarlos en el Valle de los Caídos. Nuestro interlocutor se declara abiertamente franquista y deja claro que el resto del grupo también lo es. El principal mérito del dictador, haber frenado al comunismo, que en estos momentos consideran encarnado por Podemos.
Quizás sea el chalet de Pablo Iglesias e Irene Montero el asunto más socorrido en el chat para atacar a Podemos. Hay referencias desde todas las ópticas, pero la más llamativa puede ser la de un vídeo grabado por un tal Alfonso, que recorre con su móvil el perímetro completo de la finca lanzando todo tipo de improperios. Su anonimato se rompe al menos parcialmente cuando mantiene su teléfono grabando y se le acerca un amigo para decirle: “Los de la tele quieren hablar contigo, Alfonso”. El casco que luce para ocultar su identidad queda reflejado en las relucientes gafas de su interlocutor.
El grupo tiene como referentes a un destacado ramillete de columnistas y de comentaristas radiofónicos, cuyos artículos son reenviados íntegramente, tanto en formato texto como en archivos audiovisuales. Los más reiterados son Carlos Herrera, Hermann Tertsch, Antonio Burgos, Enrique de Diego, Alfonso Ussía y Federico Jiménez Losantos, todos ellos defensores de las esencias conservadoras, y algunos reconocidos partidarios de Vox.
El chat tiene adoptado incluso a un columnista sin columna, a un arquitecto canario, de nombre Jorge V., del que se divulgan quince artículos en el periodo analizado (octubre hasta la actualidad) que en su mayoría no resistirían indemnes su paso por un juzgado civil, ni en ocasiones por uno de lo Penal. Ninguna de sus reflexiones se encuentran ni siquiera en redes sociales o en alguno de los numerosos blogs de extrema derecha que pueblan la red. V. se expresa libremente porque sabe que está protegido por la garantía de privacidad que le proporciona hacerlo en un grupo cerrado. Las responsabilidades jurídicas las cargaría quien lo divulgara fuera, en medios de comunicación o en redes abiertas.
Muchos de los integrantes de este chat no usan ninguna otra red social, no tienen cuenta en Facebook ni en Twitter, aunque reenvían muchos mensajes que les llegan “sin mirarlos”, reconoce uno de sus integrantes.
La ayuda americana
El responsable de redes sociales de Vox, Rafael Bardají, mantuvo sus primeros contactos formales con Steve Bannon en abril de 2018, y tras una reunión entre ambos en Washington anunció que el jefe de la campaña de Trump se unía al equipo de Vox por considerarlo “un partido basado en la soberanía y la identidad del pueblo español (…) dispuesto a defender sus fronteras”. Bannon está tejiendo en Europa una poderosa red de formaciones políticas de extrema derecha prestando similar respaldo que el obtenido por Vox a líderes como Le Pen en Francia o a Salvini, en Italia, entre otros muchos.
En una entrevista con El País tras las elecciones andaluzas, Bardají reconoció que Bannon le ofreció “su aparato tecnológico para mover en las redes sociales con los mensajes adecuados, probar ideas y hacer una campaña al estilo americano”. Los contactos entre ambos se iniciaron año y medio antes, cuando el estratega de ultraderecha se interesó en las posibilidades electorales del partido español.