El mar vuelve a abrirse a los viajes entre islas: “En verano, el barco es el transporte estrella en Canarias”

Oficina de Fred Olsen Express en el Puerto de Las Palmas.

Natalia G. Vargas

Las Palmas de Gran Canaria —

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El barco hace sonar su bocina y el humo blanco que sale por la chimenea empieza a teñir el cielo. Un grupo de pasajeros rumbo a Gran Canaria observa una estampa que solía ser habitual, pero que esta segunda semana de junio significaba algo más: toda Canarias avanzaba a la fase 3 de la desescalada y la “nueva normalidad” tras la pandemia queda un poco más cerca. Con mascarilla y ocupando los asientos habilitados para garantizar la distancia social, a las 10.00 de la mañana desde Lanzarote los pasajeros estrenan la posibilidad de viajar entre islas sin restricciones. “Mi hija y yo vamos a hacer la mudanza. Ella estaba estudiando en Tenerife y aprovechamos que ya se puede ir para recoger todas las cosas que dejó allí”, cuenta una de las viajeras. En el Puerto de La Luz y de Las Palmas, María se apresura por embarcar lo antes posible para ver a su hija y conocer a su nieto, recién nacido.

Los motivos para el desplazamiento son varios, aunque ya no es necesaria la justificación. Durante el trayecto, todos los ocupantes respetan la distancia de seguridad y las medidas de protección. Sin embargo, cuando el buque atraca en el Puerto de Las Palmas, un pequeño grupo se aglomera en la escalera para bajar al garaje a recoger sus coches. “Procura no tocar nada”, aconseja una madre a su hija pequeña.

Los trayectos por vía marítima no han cesado desde que se decretó el estado de alarma, ya que permitían el transporte de mercancías y de bienes de primera necesidad. Sin embargo, tal y como señalan fuentes de una de las grandes compañías del Archipiélago, Naviera Armas, el pasaje cayó en un 98% ante la restricción de la movilidad. La caída de ingresos de estos meses prevé recuperarse durante el verano, época en la que “el barco es el transporte estrella” en Canarias. Para la compañía, se trata de un medio de transporte que juega con ventaja en el mercado competitivo, aún más durante la crisis sanitaria. “La posibilidad de mantener mejor la distancia entre personas por el mayor tamaño del buque, la opción de desplazarse con el vehículo y los precios competitivos hacen que en el periodo estival las familias se decante por él”.

Algunas de las medidas implantadas por la compañía para evitar los contagios en sus trayectos es el precinto de algunos asientos, marcas en el suelo para señalar la separación entre los clientes que quieran pedir comida en el bar, el recordatorio constante de la obligatoriedad de usar mascarillas y, en la cubierta, la reducción de mesas y hamacas. También hay soluciones hidroalcohólicas en distintas zonas del barco. Antes de subir, voluntarios de la Cruz Roja española toman la temperatura a los viajeros y mediante un sistema de fumigación desinfectan las ruedas de los vehículos. En la oficina de la empresa ubicada en el Puerto de Los Mármoles, Arrecife, aún algunas personas firmaban una declaración jurada, aunque la compañía subraya que “ya no es necesario, salvo en el caso de quienes viajan desde la Península por algún motivo justificado”.

Hasta el momento, cuentan con un 90% de la flota operando, con solo tres barcos a la espera de recibir la orden que les permita incorporarse. Para enfrentar la temporada e intentar recomponerse, en las próximas semanas incluirán el buque Villa de Teror, que sale desde Morro Jable, en Fuerteventura, y el Volcán de Taburiente, que conecta a la provincia occidental a través del puerto de Los Cristianos, Tenerife. Asimismo, también pretenden reforzar el puente marítimo que une las dos islas capitalinas.

Otra de las compañías que conecta el Archipiélago por vía marítima, Fred Olsen Express, ha aumentado las plazas del trayecto Gran Canaria-Tenerife ante el aumento de la demanda con la entrada de las Islas en la tercera fase de la desescalada. El mayor catamarán de la entidad, el Betancuria Express, se hace cargo de esta ruta. Cuenta con 1.589 butacas, sin embargo solo están habilitados 283 y 174 coches por trayecto. Durante los meses de confinamiento, la capacidad era de 160 ocupantes y 80 vehículos por viaje.

La Graciosa vive por fin la desescalada

A pesar de que La Graciosa, junto a La Gomera, El Hierro y Formentera, han servido de avanzadilla para el resto del país en la desescalada, no ha sido hasta esta semana cuando la isla más pequeña del Archipiélago ha vivido el esperado desconfinamiento, con la opción de que los isleños del resto de la región puedan desplazarse hacia sus calles de arena y sus playas infinitas. Durante las dos primeras fases, a pesar de que estaba permitida la reapertura de terrazas y bares con algunas restricciones, solo el restaurante El Marinero abrió al público. El resto, esperaba expectante la llegada de visitantes interinsulares para retomar su actividad y reactivar la economía. Los pasos que Canarias da hacia la “nueva normalidad” arrojan un rayo de esperanza para los comerciantes gracioseros, que ven la posibilidad de salvar el verano: “Son fechas que esperamos como agua de mayo”, señala Juana Toledo, del restaurante Casa Margucha.

Después de tres meses con cuatro trayectos al día para desplazamientos justificados, los barcos que conectan Lanzarote y La Graciosa vuelven con más de diez salidas diarias entre el muelle de Órzola y Caleta de Sebo, para poder disfrutar del lugar “que siempre saca una sonrisa”. Los horarios establecidos son, para ir, a las 10.00, 12.00, 13.30, 17.00 y 19.00 horas. Para volver a Lanzarote, a las 8.40, 11.00, 12.30, 16.00 y 18.00 horas. También de lunes a viernes habrá una salida especial a las 8.00 horas desde La Graciosa y a las 8.40 desde su isla vecina.

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