“Me decían feminista y no saben lo que a mí me gustaba”
“Isadora Duncan era una bailarina que nació en San Francisco”, comenta Juana María Ruiz Suárez (resalta “y Suárez por mi madre”). Es la presidenta del colectivo de mujeres que lleva el nombre de la también coreógrafa estadounidense.
De ella, subraya su amplia cultura y que “no le gustaban los estilos academicistas”, ya que “tenía un estilo propio”. También “daba charlas sobre temas de mujeres” en un tiempo en el que “la mujer no tenía privilegios de ningún tipo”, recuerda la exauxiliar de enfermería.
El colectivo de mujeres de Telde surgió en 1986 gracias al impulso de la doctora Araceli Armas, con el fin de promover hábitos de salud entre las féminas.
“No teníamos conocimiento de nuestros cuerpos, de nuestra situación, de las depresiones que sufríamos sin saber por qué” y que provenía de la situación social, de ser esclavas del hogar; cuatro paredes entre las que pasaban 24 horas al día dedicadas a la familia.
Fue el caldo de cultivo para que ampliaran sus objetivos hacia la denuncia del segundo plano al que eran sometidas. Pidieron un local al ayuntamiento para poder reunirse y, así, nació el Centro Experimental Isadora Duncan de Telde, donde hoy hay una cafetería.
Pioneras en reivindicar el papel de la mujer
Con el cambio político y Alianza Popular en el gobierno municipal, el feminismo teldense comenzó a tener dificultades e Isadora Duncan perdió la cesión del local. “Era la primera vez que en Canarias se oía hablar de un centro donde se estudiara la situación de las mujeres y la defensa de sus derechos”, algo que no parecía ser suficiente para la ciudad del sureste de Gran Canaria, por lo que “empezaron a poner pegas”, relata Ruiz Suárez.
Entre los logros más recordados por este grupo de feministas está el de conseguir la primera concejalía de la mujer de Canarias, impulsada nuevamente por Araceli de Armas y apoyada por el colectivo.
Además, unas 100 mujeres se manifestaron durante un pleno en la Plaza de San Juan, “algo histórico en Telde: no se había hecho nunca”. Las revolucionarias se dieron a conocer rápidamente: “A mí me decían la feminista y no saben lo que a mí me gustaba, porque yo sabía lo que aquello significaba y ellos no”, afirma Juana María.
Para ella, “el feminismo es una filosofía social: tratar de estar mejor preparada, tratar de ser más feliz, tratar de llevar a la sociedad mucha más armonía”.
Actualmente, Isadora Duncan tiene un convenio con el Ayuntamiento de Telde para impartir charlas en institutos y asociaciones de vecinos. En los centros de enseñanza, han notado que “hay mucha discriminación” y que “las chicas se creen que ya la igualdad está conseguida”, por lo que advierten de que “hay muchas mujeres todavía deprimidas que no son capaces de expresar sus ideas y tienen miedo a reunirse en grupo”.
¿Qué más hace falta para lograr la igualdad?
“Conciencia de toda la sociedad: la mujer siempre deja como herencia a las hijas lo más conservador que ella tiene en la mente”, contesta la presidenta del colectivo; el primer paso han de darlo ellas.
Isadora Duncan se reúne cada 15 días. De las poco más de 10 mujeres miembros, pocas asisten a los actos organizados en un pequeño local compartido de San Gregorio. Allí ponen ideas en común, planean visitas culturales, salidas a próximas manifestaciones y oportunidades para formarse. Si hace años se caracterizaban por la fuerza de su empeño por la igualdad, hoy, ya jubiladas, siguen luchando para que la o y la a se escriban con la misma tinta.