Entrevista
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Incendio Tenerife
El incendio calcina más de 1.000 hectáreas del Parque Nacional del Teide y deja daños irreparables en la retama
El incendio forestal que ha azotado Tenerife desde hace diez días y ya se encuentra estabilizado tras quemar más de 14.700 hectáreas en doce municipios, logró penetrar a lo largo de más de 1.000 metros cuadrados del Parque Nacional del Teide y generó graves daños al ecosistema, especialmente en la retama.
“Llevo desde 1994 aquí y es la mayor superficie quemada, y cada año que pasa los incendios son de mayor magnitud”, detalla a Europa Press Manuel Durbán, director del parque nacional, que no obstante, rebaja las estimaciones iniciales de la dirección del incendio que situaban la afección en casi 3.000 hectáreas.
Durbán señala que el comportamiento del fuego “ha sido extraño” pues había muchas “lenguas de fuego” que entraban al parque, daban “saltos” y afectaban a unos barrancos y otros no pero no oculta que la retama es la especia más dañada por las llamas.
Así, expone que tarda hasta tres décadas en convertirse adulta por lo que los ejemplares jóvenes, recién germinados, se pierden y además, “los mejores retamares” se ubicaban en la parte este, por Izaña y El Portillo, la más castigada por las llamas.
La retama, que crece normalmente a una altura superior a los 2.000 metros, llegó a estar en peligro de extinción y solo se permite su uso de forma puntual para la elaboración de miel, y aparte del incendio, ya sufre los efectos del cambio climático por aumento de las temperaturas y la acción de herbívoros introducidos en el parque como los conejos.
Durbán admite también daños en el rosalito de cumbre y la hierba pajonera, por ejemplo, pero a diferencia de la retama, su tiempo de crecimiento es mucho menor y asume también la pérdida de muchos invertebrados, más de la mitad de ellos endémicos.
Asimismo entiende que el lagarto tizón también “se ha visto afectado seriamente”, cree que las aves habrán logrado escapar volando pero augura “graves problemas de supervivencia” para las especies propias del pinar como el pinzón azul o el picapinos.
En cuanto al muflón, una especie introducida y muy dañina para el parque, está seguro de que “han escapado todos” --también habrá mortandad en los conejos-- pero Durbán hace hincapié especialmente en las especies autóctonas, dado que están afectadas las poblaciones de rosal guanche y jarilla de cumbre y también el jopillo de cumbre, declarado vulnerable.
El cambio climático, una amenaza
Aparte de los daños ambientales que ha generado el incendio, Durbán apunta que el parque se enfrenta a otros problemas como el cambio climático, dado que el incremento de temperatura en la cumbre es “el doble” que en medianías y costa, algo que impacta especialmente en el retamar; la acción de los herbívoros, sobre todo el conejo y el muflón, que se alimentas de especies amenazadas, y el “elevadísimo” número de visitas que recibe el Teide que hace necesario “ordenar” con algún sistema de movilidad sostenible.
La otra gran amenaza para el parque son los incendios forestales, especialmente cuando llegan con un “frente tan amplio” como el actual y “es imposible pararlos” con el operativo propio del parque dado que es “pequeño” y solo está preparado para apagar conatos.
De hecho, el incendio estuvo a punto de arrasar los telescopios del IAC en Izaña y el Observatorio de la Aemet, que fueron defendidos con las llamas a menos de 50 metros.
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