Un simulacro militar dentro del recinto universitario en La Laguna acaba en cargas policiales contra los estudiantes

Una persona muestra un cartel en recuerdo al estudiante Javier Quesada

Andrea Domínguez Torres / Natalia G. Vargas

La Laguna —
4 de noviembre de 2020 13:26 h

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“Fuera policías de la universidad”. El alumnado de la Universidad de La Laguna se ha concentrado este miércoles en la Plaza del Adelantado, en el casco histórico de la ciudad, para rechazar las cargas policiales que sufrió el estudiantado este martes en la Facultad de Bellas Artes. Una jornada que se saldó con dos detenidos de 21 años que pasaron la noche en la comisaría y que han testificado esta mañana en los Juzgados. Ambos han salido en libertad provisional, tras ser imputados indiciariamente los delitos de atentado y desórdenes. La magistrada de guardia, titular del Juzgado de Instrucción número 2 de La Laguna, se ha inhibido en el conocimiento de la causa a favor del número 1, que era el que estaba de guardia cuando sucedieron los hechos.

En el aparcamiento de la Facultad de Bellas Artes, se celebró un simulacro del derrumbe de un edificio con agentes de la Policía Nacional en el marco de un Congreso de Seguridad y Turismo autorizado por el Ayuntamiento de La Laguna. Los ensayos tuvieron lugar desde la mañana hasta la tarde, sembrando malestar entre los estudiantes que organizaron a través de las redes sociales una concentración en la vía pública para denunciar el ruido y la presencia de agentes dentro de las instalaciones de la Universidad.

Mientras los estudiantes de Bellas Artes recibían clases en las aulas de la Facultad, percibieron el sonido de bombas de humo y disparos continuos a lo largo de la mañana. Poco después, fuentes estudiantiles apuntan que “la seguridad del centro” les pidió además que retiraran sus vehículos del aparcamiento institucional. Los testimonios de dos universitarias de Filosofía completan los hechos. Ambas se enteraron de lo sucedido a partir de un cartel emitido por el estudiantado, que llamaba a la concentración esa misma tarde. “Siempre siguiendo las medidas sanitarias y de modo pacífico”. Insisten en recalcar que lo que se convocó fue “una concentración, no una manifestación”. “En principio éramos un par de alumnos, pero al cabo de un rato comenzó a llegar más gente”. Una vez comenzó la movilización, las estudiantes afirman que “la responsable de seguridad del edificio los expulsó del campus universitario”. “Por ser la Facultad de Bellas Artes una entidad privada, no nos permitían concentrarnos dentro de sus instalaciones”, aseguran.

Los estudiantes abandonaron el recinto y se concentraron en el exterior, lugar en el que se creó una línea de tensión entre los cuerpos de la Policía Nacional y los jóvenes. “No hubo por parte de los manifestantes intención violenta”, asevera la estudiante de Filosofía. Al tiempo en que, apunta, los agentes “buscaban excusas para multar a los alumnos”. “Comenzaron a multar a quienes se acercaban a grabarles”. Las dos veces que embistieron contra los jóvenes, según narra la entrevistada, “fueron los agentes nacionales los que sobrepasaron la línea y pisaron los carteles”. Luego comenzó la carga. La segunda vez fue similar, de acuerdo a su testimonio, “hicieron el relevo y llegaron más miembros que cargaron contra nosotros levantando las porras”.

Dos cargas policiales contra estudiantes universitarios

Durante el acto de protesta contra la presencia policial en el campus, una estudiante de Bellas Artes presente en la concentración revela que un miembro de la Policía Nacional agarró a uno de los jóvenes del brazo y lo colocó detrás de ellos. De este modo, el resto de asistentes comenzaron a gritar para que lo soltaran. Tras varios minutos consiguieron su cometido y soltaron a su compañero. Sin embargo, según revela la universitaria, a los 15 minutos una de las personas concentradas en el lugar comenzó a grabar el número de placa de la policía. Sin grabar sus caras. “No nos querían dar el número de placa”, asevera.

A partir de este momento, según narra la joven, los cuerpos de seguridad del Estado cruzaron el cordón de seguridad, pisando los carteles y pancartas que estaban colocados en el suelo, como punto de separación entre el alumnado y los agentes. Tomaron del brazo a la chica que había grabado sus números de placas, lo que provocó la movilización, “siempre pacífica”, asevera la entrevistada, de los manifestantes. En este momento, la Policía Nacional, según la testigo, comenzó a cargar con porras contra los jóvenes que pedían de nuevo que se soltase a una de las estudiantes.

En este punto, tienen lugar las imágenes que han circulado a través de redes sociales, en las que se observa la carga policial contra los estudiantes.

Descoordinación entre estamentos de la Universidad de La Laguna

La Universidad de La Laguna ha declarado a esta redacción que cedió al Ayuntamiento municipal el espacio para celebrar el simulacro. “Hubo humo, personal sanitario, ambulancias. Pero no conocíamos todos los detalles de lo que iba a suceder allí”, subrayan fuentes del centro. Según la ULL, uno de los detenidos no es estudiante, a pesar de que algunos de los presentes en la concentración aseguran que se trata de alumnos de Filosofía y de Antropología.

Asimismo, reconocen que el Decanato “se enteró tarde” de lo que iba a suceder en los aparcamientos de su Facultad. “Se necesitaban autorizaciones sanitarias y desconocíamos que los ensayos antes de la exhibición militar iban a comenzar desde por la mañana”, aseguran. La Universidad de La Laguna mostró a través de su cuenta de Twitter su repulsa ante cualquier acto violento en sus campus y ha calificado de “desmedida” la actuación policial, que “no fue comunicada ni coordinada con la universidad”.

Por su parte, el Decano de la facultad afectada, Alfonso Ruiz Rallo, tachó de “desproporcionada la actuación de las fuerzas de seguridad contra los alumnos”, a lo que sumó “su apoyo y solidaridad con las personas que han sido detenidas, pidiendo a la Universidad que tome las medidas”, en un comunicado emitido la noche de este martes por el correo de la Universidad. A lo que apostilló que el estudiantado estaba “ejerciendo su derecho a expresar su desacuerdo con el acto (que había celebrado la Policía Nacional) dentro del parking de la facultad”.

El Ayuntamiento de la Universidad de La Laguna ha indicado a este medio que el simulacro se produjo en el marco del Congreso de Seguridad y Turismo (COSETUR). En un dossier al que ha tenido acceso Tenerife Ahora se incluyen los actos previstos para este martes 3 de noviembre, entre ellos una “exhibición dinámica” entre las 17.00 y las 18.00 horas. Sin embargo, entre los actos previstos para la mañana solo figuran seis ponencias sobre turismo, terrorismo, tecnología, inteligencia artificial, epidemias como amenaza global, gestión policial de grandes masas y gestión sanitaria frente a emergencias. El objetivo de COSETUR era “mostrar a Canarias como el destino turístico de primer nivel que merece, poniendo de relevancia la seguridad existente en el Archipiélago, enseñando virtudes turísticas de las Islas, las amenazas a las que se pueden enfrentar y las capacidades existentes para resolver posibles crisis de seguridad”, según el documento.

El organizador del Congreso, Rayco Pérez, ha explicado que la exhibición de capacidades contó con la presencia de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y de la Policía Nacional. “Lo que se hizo fue mostrar la prevención ante emergencias a través del simulacro de un derrumbe de las características del derrumbe que tuvo lugar en Arona en 2018. Fue narrado, se incluyeron voces de auxilio y se lanzó humo. Los miembros de la UME se pusieron un traje de desinfección y fueron con perros”, explica. Por su parte, Pérez ha especificado que por la mañana se hizo el montaje para la simulación del desplome del edificio.

En la protesta de este miércoles estuvo presente la concejala y portavoz de Sí Podemos Canarias en el Cabildo de Tenerife, María José Belda. “La utilización de la Universidad no es la que se le dio ayer. No puede haber congresos de Seguridad y Turismo en estos espacios y menos con acciones como las maniobras que hubo. Queremos que se nos explique desde las instituciones por qué había esos permisos y por qué hubo esa actuación policial en contra del alumnado de la ULL que solo estaba defendiendo un derecho fundamental”, critica. “La Universidad debe ser un espacio de aprendizaje, de diálogo, de encuentro y de respeto a los derechos fundamentales”, defendió el partido en un comunicado este martes.

“1977, no olvidamos”

El asesinato en 1997 del estudiante Javier Quesada al ser herido por una bala tras una carga policial convierte al alumnado de esta universidad en especialmente sensible a la presencia de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. En diciembre de ese año, poco tiempo después del fin de la dictadura y en plena transición, Quesada murió por impactos de bala de la Guardia Civil en la Facultad de Educación, pero nadie pagó nunca por el crimen. La versión oficial de la época recogía que su muerte se produjo en un escenario de alteración del orden público.

El caso de Javier Quesada es singular porque nunca quedó recogido como víctima de la represión franquista. Fue asesinado el 12 de diciembre de 1977 y la Ley de memoria histórica reconoce a las víctimas represaliadas hasta octubre de ese mismo año. Por sólo dos meses no está reconocido como tal, a pesar de que en su momento hubo movilizaciones para ello. Durante la manifestación, el recuerdo de Javier Quesada estuvo muy presente, tanto en pancartas como entre las conversaciones de los asistentes. “1977, no olvidamos. Ni policías, ni militares. La ULL es de los estudiantes”, se podía leer en uno de los carteles.

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