Espacio de opinión de Tenerife Ahora
¿Y ahora qué, señor Bermúdez?
Hoy se cumplen tres semanas desde que se hiciera puÌblica la sentencia de 27 de abril dictada por la SeccioÌn Segunda de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife en el llamado caso Las Teresitas, en las que poco o nada se ha sabido acerca de las acciones y recursos que usted, como presidente de la Junta de Gobierno de la ciudad, ha promovido o pretende promover para seguir defendiendo el intereÌs del pueblo de Santa Cruz en la recuperacioÌn del dinero puÌblico invertido en su momento para la compra de los terrenos.
No voy a pretender que usted, en su condicioÌn de alcalde, pida perdoÌn a los vecinos de Santa Cruz de Tenerife por unos hechos en los que, ciertamente, no ha tenido intervencioÌn ni responsabilidad alguna.
Ahora bien, abusando de mi antigua condicioÌn de letrado consistorial, si me permite la injerencia -confiÌo en que asiÌ sea por los costosos sacrificios personales que, seÌ que le constan, me supuso ser designado por el Ayuntamiento para formular la demanda reconvencional en la causa civil de Las Teresitas-, siÌ que le voy a pedir puÌblicamente que adopte una serie de medidas que siÌ que estaÌn a su alcance y considero absolutamente imprescindibles para que el pueblo de Santa Cruz pueda recuperar alguÌn diÌa la confianza en su Ayuntamiento.
La primera medida que deberiÌa tomarse con caraÌcter inmediato, si es que ya no se hubiera acordado a la fecha, es instar ante la Audiencia Provincial la ejecucioÌn provisional de los pronunciamientos civiles de la sentencia de 27 de abril de 2017. Nadie comprenderiÌa que se diga que se estaÌ haciendo todo lo posible por recuperar el dinero invertido en la compraventa de las parcelas del frente de playa de Las Teresitas y que, teniendo a su alcance una herramienta como la prevista en el artiÌculo 989.1 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, no se haga uso de esta facultad para que los que se han beneficiado del delito reintegren al Ayuntamiento los 52 millones de euros indebidamente pagados en su momento, maÌs los intereses devengados y las costas causadas. Mientras se sustancian los recursos de casacioÌn, ¿en queÌ mejores manos puede estar el dinero que en las del propio Ayuntamiento?
El hecho entendible de que usted no quiera hablar todaviÌa de conductas delictivas en el caso de Las Teresitas, por eso del respeto a la presuncioÌn de inocencia, al no ser firme la sentencia, no impide que usted y su equipo de gobierno puedan reprobar puÌblicamente los hechos que se declaran probados por la sentencia dictada por la Audiencia Provincial, que no hacen sino confirmar los que anÌos antes habiÌa declarado probados con fuerza de cosa juzgada la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo en su sentencia de 3 de mayo de 2007.
Urge, como miÌnimo, un reconocimiento, sin ambages, por parte del maÌximo oÌrgano de representacioÌn poliÌtica de los ciudadanos en el Gobierno municipal, de la extrema gravedad de las anomaliÌas habidas en el proceso concertacioÌn de voluntades entre el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y la entidad mercantil Inversiones Las Teresitas del que surgieron el convenio urbaniÌstico de septiembre de 2001, el contrato de compraventa anulado y la modificacioÌn puntual del PGO aprobada en 2004. Negar una herida es impedir que sane, y asiÌ es muy difiÌcil avanzar hacia el futuro y que la ciudad pueda recobrar el pulso.
SenÌor alcalde, cuando uno trata de mantenerse al margen de un hecho tan relevante para la historia de la ciudad corre el riesgo de vivir de espaldas a la realidad. Esta situacioÌn de aletargamiento o ignorancia deliberada, en la que lleva sumido el Ayuntamiento de Santa Cruz desde septiembre de 2001, a diÌa de hoy ya no es sostenible. Toca reaccionar, hacer autocriÌtica, hablar con claridad, encontrar soluciones, que en ninguÌn caso pasan por seguir guardando silencio.
Debe reconocerse sin tapujos que, salvo honrosas excepciones, fallaron todos los mecanismos de control y saltaron por los aires todas las garantiÌas procedimentales, y que soÌlo la intervencioÌn de una funcionaria ejemplar evitoÌ que este expolio a las arcas municipales quedara impune. Que nadie dude que, sin el esfuerzo y tenacidad de donÌa PiÌa Oramas GonzaÌlez-Moro, esta trama corrupta y jerarquizada que hoy describe la sentencia de la Audiencia Provincial habriÌa logrado su objetivo, sin saldar una sola baja.
La actuacioÌn llevada a cabo por PiÌa Oramas bien merece la maÌs alta distincioÌn y reconocimiento por parte del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, ya no soÌlo por haberse mantenido firme en el momento en que se fraguoÌ la compraventa en la defensa de su independencia frente a los vaivenes poliÌticos y empresariales, sino, sobre todo, por haber tenido la valentiÌa de hacer puÌblicas las presiones a las que se vio sometida por no querer suscribir una tasacioÌn externa que no compartiÌa, y por sacar fuerzas para defender con aplomo en el juicio que los terrenos adquiridos por el Ayuntamiento en el anÌo 2001, en realidad, teniÌan un valor tres veces inferior al que finalmente se pagoÌ por ellos. Ha llegado la hora de que, la que fue su casa durante tantos anÌos, le muestre puÌblicamente su gratitud por su lealtad inquebrantable al pueblo de Santa Cruz y por habernos ensenÌado al resto de funcionarios municipales el camino a seguir. Si la Villa, Puerto y Plaza de Santa Cruz de Santiago de Tenerife a diÌa de hoy conserva el tiÌtulo de Invicta es gracias a ella, que no le quepa la menor duda, senÌor alcalde.
Algunos con muchos menos meÌritos en su bagaje que PiÌa Oramas han sido distinguidos con el tiÌtulo de Hijo Adoptivo de Santa Cruz o tienen una placa con su nombre en una ceÌntrica calle de la ciudad. La posibilidad de que se lleve a cabo este acto de desagravio puÌblico con PiÌa Oramas no estaÌ renÌido con el respeto al derecho a la presuncioÌn de inocencia, por lo que no hay razoÌn alguna para seguir aplazaÌndolo.
Por otro lado, a nadie se le escapa que tras 16 anÌos en el Gobierno municipal por parte de los representantes electos condenados por el fallo de la sentencia del caso de Las Teresitas, se cierne sobre las principales actuaciones urbaniÌsticas llevadas a cabo por el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife en las dos uÌltimas deÌcadas un halo de sospecha de corrupcioÌn. No se puede esperar sentado a que todo llegue a su fin sin necesidad de pisar el barro, toca remangarse y adentrarse en el lodazal en que se ha convertido Santa Cruz. Muchas son todaviÌa las causas abiertas como para no esperar que en las sentencias venideras se iraÌn sumando nuevas condenas por delitos de corrupcioÌn. Hay que estudiar sin dilacioÌn queÌ posicioÌn procesal debe jugar el Consistorio en cada uno de esos procesos. No son solo fantasmas del pasado, no hay margen para la improvisacioÌn, el Ayuntamiento se juega su presente y futuro.
El Ayuntamiento de la capital, desde ya, debe colocarse al frente de esta lucha, dotaÌndose de los mecanismos de control interno necesarios para prevenir, detectar y minorar el riesgo de que puedan reproducirse en el futuro este tipo de comportamientos que tanto danÌo han causado al patrimonio y a la imagen puÌblica de la ciudad. A este fin, deberiÌa estudiarse por la CorporacioÌn la utilidad de someter a la organizacioÌn municipal a un programa de cumplimiento normativo (compliance), mediante la elaboracioÌn de un plan a medida de prevencioÌn de riesgos disciplinarios y penales en el aÌmbito de la AdministracioÌn municipal que culmine con la aprobacioÌn de un coÌdigo eÌtico o de buen gobierno especiÌfico para el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y sus entes instrumentales, que bien pudiera apoyarse en otras herramientas tales como la creacioÌn de un servicio de inspeccioÌn que se encargue de investigar las posibles infracciones que se pudieran cometer en este campo, y la constitucioÌn de una comisioÌn encargada de velar por el cumplimiento del coÌdigo eÌtico, con capacidad decisoria en materia disciplinaria y para promover la persecucioÌn de infracciones disciplinarias y delitos que puedan cometerse en el marco de la AdministracioÌn local, o la implementacioÌn de un canal de denuncias para que los ciudadanos puedan hacer llegar de manera anoÌnima sus denuncias respecto a aquellas conductas de autoridades y empleados puÌblicos municipales que consideren contrarias a la eÌtica.
SenÌor BermuÌdez, se acaboÌ el tiempo de espera, llegoÌ la hora de actuar con decisioÌn, de estar a la altura del mayor reto al que seguramente se ha enfrentado en su trayectoria poliÌtica. Toca tomar urgentemente decisiones dolorosas pero necesarias. Y el que no esteÌ preparado para ello que deÌ un paso al costado.
*Ruymán Torres Pérez fue letrado de la Gerencia de Urbanismo en Santa Cruz de Tenerife de 2002 a 2015 y defendió al Ayuntamiento en el juicio civil por el caso Las Teresitas
Hoy se cumplen tres semanas desde que se hiciera puÌblica la sentencia de 27 de abril dictada por la SeccioÌn Segunda de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife en el llamado caso Las Teresitas, en las que poco o nada se ha sabido acerca de las acciones y recursos que usted, como presidente de la Junta de Gobierno de la ciudad, ha promovido o pretende promover para seguir defendiendo el intereÌs del pueblo de Santa Cruz en la recuperacioÌn del dinero puÌblico invertido en su momento para la compra de los terrenos.
No voy a pretender que usted, en su condicioÌn de alcalde, pida perdoÌn a los vecinos de Santa Cruz de Tenerife por unos hechos en los que, ciertamente, no ha tenido intervencioÌn ni responsabilidad alguna.