Espacio de opinión de Tenerife Ahora
En lo alto de su cama
Siempre baila al compás…
-omitamos esta rima-,
sabe qué palabra usar
para nombrar tonterías,
al querer resucitar
desastres, idioteces, pesadillas.
Libros firmados, zarpados
de barcos a otra isla,
enaneces y evagrines,
sagrada simbología.
Orfeo, Caronte, Eurídice
nunca fueron solo simple mitología.
…
Oye a cada momento
canciones de otros días
que no suenan a alegría
y no en balde son culpables
de hacer incansable su sonrisa.
Conjuros inexplicables
esperando a la vuelta
de concurridas esquinas,
paseos interminables de piedra
hecha de magia divina,
que una persona perpetra
solamente en esta vida.
…
Dibuja en las ventanas
de cada coche esa casa,
su misma caligrafía
y en las ventanas de su alma
escribe otros finales
para historias terminadas.
Las percibe en las estelas
dibujadas en el agua
de los charcos, por las ruedas,
o si echa una ojeada a
semáforos que recuerdan
una lluvia que no cesa.
…
Mantiene conversaciones
melancólicas y eternas
con sus amados fantasmas
de navidades pasadas.
Les cuenta cómo va todo
con mapas en sus murallas,
por si quiere ella hallarle
y dejar de dar la espalda.
Responden: “Ni bien ni mal.
No retrocede ni avanza.
Nada parece sorprender,
nada le trae la calma“.
…
Qué paradójico es
haber el fuego tocado
y acabar con quemaduras
en una de esas dos manos
que siguen protegiéndole
si decide contar algo
completamente sincero,
totalmente desarmado,
como en aquellas fotos
en las que disfrutaba observando
la calidez de las noches
del final de ese verano
que empezó antes de marzo.
Pensará “¡Qué disparate!,
… ¿ser lo primero y lo último que hace siempre, pensarme?
“
Cuando el día acaba
captura instantes mentales
de atardeceres malvas
que antes solían ser
un cielo en viva llama
y en tristes exposiciones,
los cuadros que, cada noche,
pinta con la mirada
en un lienzo construido
en lo alto de su cama.
Siempre baila al compás…
-omitamos esta rima-,