Espacio de opinión de Tenerife Ahora
Dale al 'like'
Una vez escuché una frase que decía algo así como que “es preferible que hablen de nosotros aunque sea mal”. Y sí, la verdad es que hay gente que, con tal de salir en la foto, hace lo que sea.
Hoy en día padecemos ese mal endémico que podríamos identificar con un neologismo que se me acaba de ocurrir y que me atrevo a usar, que para eso soy lingüista (y lo voy a acuñar rapidito antes de que se me adelanten), y es laikismo, al que yo le adjudicaría el significado de “hacerse la foto para recibir cuantos más likes mejor”.
A esta práctica se dedica cada día más gente debido al uso masivo de las tecnologías, y especialmente de las redes sociales, y los grupos más destacados en usar esta práctica podrían ser los adolescentes y jóvenes y sobre todo los políticos, de todos los partidos (y del mío también, señora, aunque siempre hay salvedades de discreción, como en todo). El terreno está más que abonado, pues el ser humano es en una buena proporción exhibicionista y curioso a partes iguales, por tanto nos gusta mostrar nuestras cosas y a la vez golisniar las ajenas.
A mí me hace gracia ver cómo somos por un like (yo también, señora, no se vaya usted a creer): fui a comerme un pollo a un guachinche (¡zas! Foto del pollo espatarrado con las papas fritas y el vaso de vino); fuimos a celebrar el cumpleaños de la abuelita (¡zas! Foto de la toda la prole y en el centro la abuelita con cara de sufrimiento y de “no vienen a verme nunca y ahora tanta foto”); voy de vacaciones (¡zas! Típica foto de los pies con la piscina de fondo y un “se sufre” en el pie de foto). ¡Una envidia…! Como si los demás no comiéramos, ni celebráramos cumpleaños, ni fuéramos de vacaciones…
A propósito del laikismo, me sigue pareciendo espeluznante el de algunos jóvenes y adolescentes. Alguna que otra vez he mencionado lo que están haciendo muchos en las redes y que se sale del control de los padres y de los propios censores de dichas redes, si es que los hay y están operativos. Supongamos que tu hijo puede ver a una compañerita de cole, adolescente ella, en un vídeo que ha subido a una red, porque ella se aburre mortalmente, que no es por otra cosa, y en ese vídeo está bailoteando sensualmente con el pecho a la vista cubierto con solo una camiseta de red absolutamente transparente, y tu hijo, por decoro o porque tiene las cosas claras, denuncia el vídeo. Pues la red social le puede contestar que gracias por colaborar pero que no se considera un vídeo denunciable porque no hay contenido censurable, o sea, no hay un pezón en primer plano. Y así la jovencita de turno aprovecha para enseñarle a tu hijo en un primer plano cómo de manchada lleva la compresa, cómo le queda de bien puestita la tanga por detrás y por debajo, cómo expele el humo de un porro, cómo queda su boca cuando está chorreando semen… y otras barbaridades que he visto con estos ojitos.
Bueno, en el otro extremo otros aficionados al laikismo son, como dije, los políticos. Les encanta salir en la foto, sean del color que sean (y de mi color también, señora): viene a nuestro municipio una persona que nadie sabe quién es: ¡foto pal feisbuk!; unos operarios van a barrer un camino, que es ya de justicia y también de obligación: ¡foto pal feisbuk!; compro una cosita para que la policía local pueda hacer dignamente su trabajo: ¡fotito pal feisbuk!…
Y algunos de estos políticos laikistas, encima de criticar a otros políticos precisamente por lo mismo, pretenden ser el perejil de todas las salsas, porque encima acumulan cargos, por lo que salen en toooodas las fotos, como si no hubiera gente capacitada para repartir los cargos o al menos para evitar el hastío de ver en todas partes el mismo careto y así repartirse los likes. Aunque he de decir que yo me saco una foto con la cara de muerta que tengo cuando me levanto por la mañana y consigo más likes en cinco minutos que algunos de esos políticos laikistas en una semana, jejeje.
Entre los políticos laikistas, por el momento le daremos un premio, entre otros, al señor Solbes, exministro de Economía y Hacienda del Gobierno de Zapatero, que en estos días ha dado que hablar por ser centro de atención de comparecientes ante la comisión que investiga la crisis financiera. Todos esperábamos escuchar más mea culpas como el suyo de los demás ponentes pero parece que va a ser que no, así que esta semana él se llevará sin duda todos los likes.
¿Y qué les parece la última payasada de este otro fulano? Pues para laikista excelso el tal Puigdemont, que está buscando la manera de eludir a la Justicia española porque sabe que en cuanto ponga un pie en España será detenido, pero sin embargo… ¡Oh, sorpresa! El hombre quiere tomar posesión de un cargo en España por vía telemática o cualquiera que sea la vía. El sabe que lo está haciendo fatal, que cada vez menos de los suyos le siguen porque lo suyo es un despropósito tras otro, que su proceder ha ocasionado una auténtica desbandada en todos los sentidos, y él: erre que erre buscando la manera de tomar posesión, diga lo que diga el Tribunal Supremo. Se lo imaginan en una situación paradójicamente solemne diciendo: “Juro (o prometo) por mi conciencia y honor cumplir fielmente las obligaciones del cargo de president con lealtad al rey, y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado”. Psss. Ya no le importa que nadie lo crea y que hablen mal de él, con tal de tener más likes que todo el mundo. Pero si lo que quiere es un like… ¿Por qué no le damos un like, hombre?
Una vez escuché una frase que decía algo así como que “es preferible que hablen de nosotros aunque sea mal”. Y sí, la verdad es que hay gente que, con tal de salir en la foto, hace lo que sea.
Hoy en día padecemos ese mal endémico que podríamos identificar con un neologismo que se me acaba de ocurrir y que me atrevo a usar, que para eso soy lingüista (y lo voy a acuñar rapidito antes de que se me adelanten), y es laikismo, al que yo le adjudicaría el significado de “hacerse la foto para recibir cuantos más likes mejor”.