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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La entrevista

En una época no muy lejana, cuando aún no había políticos condenados por corrupción en Santa Cruz de Tenerife, el director de un periódico cualquiera llama a su despacho al becario de turno para encargarle la entrevista de su vida. “Pibe, quiero que telefonees a Miguel Zerolo y quedes con él para hacerle un par de preguntas. Una fuente me ha soplado que están dando pelotazos en Las Teresitas y los bañistas están cansados de aguantar balonazos”.

El joven, atrapado por el desconcierto, decide ponerse en contacto con el gabinete de prensa para cerrar la entrevista y, de paso, preguntar si está permitido jugar al fútbol en la playa. “¿Pelotazos? Imposible, hace tiempo que prohibimos usar balones en la arena. Por cierto, ¿usted es nuevo? No lo conozco”. El becario, después de identificarse como mandan los cánones del periodismo, consigue concertar una cita con el alcalde para la mañana siguiente. Desde el Ayuntamiento le explican que a Zerolo le cuesta madrugar, así que acuerdan verse al mediodía.

Al llegar a casa, el muchacho revisa sus notas y se da cuenta de que algo no cuadra. Se sienta delante del ordenador y escribe dos palabras en el buscador de internet: “pelotazo” y “teresitas”. Para su sorpresa, descubre entonces que varios periódicos de Gran Canaria han publicado noticias sobre un caso de corrupción relacionado con la compra de los terrenos del frente de la playa. “¿Pero eso no es un acantilado?”, se pregunta antes de empezar a llenar su libreta de apuntes. Cuando termina, se acuesta en la cama, a sabiendas de que no va a ser fácil dormir. Mañana es un día grande.

La entrevista tiene lugar bajo un sol de Justicia en la terraza de un quiosco de Las Teresitas. El alcalde llega en un Volkswagen Golf de color gris y los cristales tintados. Se baja acompañado por sus dos escoltas y se acerca hasta una mesa donde un joven no despega la mirada de su móvil. Viste pantalones apretados, camiseta suelta y no lleva calcetines. Debe de ser el becario. Se sienta.

Miguel Zerolo: BuenoS díaS, ¿ereS el becario? (Habla como si fuera natural de San Millán de la Cogolla).

Periodista becario: El mismo. Pensaba que usted era canario y nacionalista…

MZ: (Deja de sonreír). Lo soy, lo soy, no hagas caso de mis bromas. Es más, te voy a decir una cosa. Algún día, Canarias será un Estado Libre Asociado.

PB: ¿Como Puerto Rico?

MZ: Como Puerto Rico. En mi partido tenemos que plantear este debate cuanto antes. Ya está bien de que los canarios paguen de su bolsillo los sueldos de, por ejemplo, políticos que solo van a Madrid a hacer lo que les sale de la polla. Y perdona la expresión, pero esto no pasaría si tuviéramos unas Cortes Nacionales en Canarias.

PB: Yo venía a hablar de Las Teresitas…

MZ: Ah sí, Las Teresitas. Bonita playa, pero podía haber sido la Copacabana de Santa Cruz.

PB: ¿Qué paso?

MZ: Pues que se judicializó. El PSOE ha tenido una gran parte de la culpa de que la playa no se haga, pero no voy a entrar en quién es culpable y quién no.

PB: ¿Quién es culpable?

MZ: Bueno, ya que insistes, te diré que Santiago Pérez es un fracasado de la política y un pedazo de inútil.

PB: ¿La culpa es de Santiago Pérez por denunciar el pelotazo en la Fiscalía Anticorrupción?

MZ: No hubo pelotazo. Fue una operación maravillosa. Era para felicitar a la Gerencia de Urbanismo, a los funcionarios y a todo el mundo que participó en ese tema.

PB: Yo soy de letras pero a mí no me salen las cuentas. ¿Me puede explicar por qué fue maravillosa?

MZ: Lo que tienes que hacer es preguntarle a Pedro González, que es un empresario hecho a sí mismo. Él puede explicarte esto mejor que nadie.

PB: A mí me gustaría hablar con Pía Oramas. He leído que hizo un informe que dice que los terrenos costaban tres veces menos de lo que pagó el Ayuntamiento. ¿Me puede dejar su teléfono?

MZ: ¿De qué periódico me dijiste que eras? ¿No serás de Gran Canaria?

PB: No, yo soy de aquí, de El Toscal. ¿Sabe dónde queda la casa Siliuto? Pues de esa zona. ¿Me puede dejar el teléfono de Pía Oramas?

MZ: Llama a mi jefe de prensa. Yo hace tiempo que dejé de hablar por teléfono. Esa gente lee hasta los mensajes de texto.

PB: ¿Qué gente?

MZ: Los policías enviados por las Fuerzas Nacionales Españolas. Me han baqueteado, como dice el compatriota Juan Manuel García Ramos.

PB: Perdone, pero me he vuelto a perder. ¿Qué tiene que ver Pía Oramas con todo esto?

MZ: (Saca un cigarro y lo enciende mientras mira de arriba abajo al becario). Pibe, si quieres llegar lejos en el periodismo, no vayas por ahí. El informe de Pía Oramas no existió jamás, eso es un disparate de los medios. Y no lo digo yo, lo dice José Luis Martín, un socialista de los pies a la cabeza. ¿Apuntaste eso?

PB: ¿El qué?

MZ: Lo de socialista. Es importante.

PB: ¿Quiere que lo escriba en rojo para que no me olvide?

MZ: No, tampoco es eso. José Luis es socialista pero no rojo. Los marxistas-leninistas son Santiago Pérez, Juan Fernando López Aguilar, José Ángel Martín y esa gente que se debería llamar Asamblea contra Tenerife. Pero mira, yo estoy tranquilo, a mí siempre me ha apoyado mi partido.

PB: Lo cierto es que también lo ha apoyado toda la gente que lo ha votado…

MZ: Ahí eStá. AprendeS rápido, chaval (recupera su acento riojano por un segundo). Por eso utilizaron el aparato del Estado contra mí, para quitarme de en medio porque en las urnas no pueden. “Vengo de una isla surrealista que no es ni África ni Europa, donde vivir es una forma de estar muerto y estar muerto es la única manera de ser importante”. ¿Conoce esa cita?

PB: ¿Es de un cantante?

MZ: No, es de Óscar Domínguez. La frase la pronuncia Joaquim de Almeida en la primera e impresionante película de Lucas Fernández, con el que, por cierto, no tengo nada que ver.

PB: Ya que lo menciona. ¿Ese Lucas Fernández es el mismo que guardaba en su casa 17 millones de pesetas? Me suena haber leído algo sobre eso.

MZ: No te creas nada de lo que leas. Yo de la prensa, sobre todo si es canariona, no me fío. Esto es una conspiración. A mí me han acusado hasta de comprar décimos de Lotería premiados. ¿Qué culpa tengo yo de tener suerte?

PB: Ya le digo que soy de letras, pero la probabilidad de que a una misma persona le toque la Lotería dos veces en un mes no debe ser muy alta…

MZ: Pues a mí la fortuna me sonríe, que quieres que te diga. Una vez fui de viaje a Isla Mauricio y entré en un casino. A mí no me gustan esas cosas porque yo solo juego al envite, pero los colegas me dijeron que probara y me animé. Pues resulta que gané “mucho dinero”.

PB: ¿Y qué hizo con ese dinero?

MZ: Me compré una finca en El Medano. Otra prueba de que sé algo de urbanismo. Me costó unos 60.000 euros y la vendí por diez veces más. ¿Acaso alguien que es capaz de algo así impulsaría una operación ruinosa para el Ayuntamiento? Las acusaciones se caen por sí solas.

(Entonces, el alcalde saca un paraguas de CajaCanarias y se lo entrega a uno de sus dos escoltas, que lo abre sobre la cabeza del político, cada vez más roja por el impacto directo del sol en el extremo izquierdo de la calva).

MZ: Perdona, pero el solajero este me tiene el totizo frito.

PB: ¡Un paraguas de CajaCanarias! Nunca me lo hubiera imaginado…

MZ: Me lo regaló un amigo de altos vuelos, Rudy. ¿Sabes quién es?

PB: Ni idea.

MZ: Buena gente. Era presidente de CajaCanarias, una entidad limpia y prestigiosa, como dicen los editoriales del periódico El Día. Si quieres aprender periodismo, apúntalo como lectura obligatoria. Ves, también soy un alcalde que fomenta la cultura. En esta entrevista ya te he hablado de cine y de literatura.

PB: Estoy aprendiendo mucho, señor alcalde. Esto no se paga con dinero. Voy a ser la envidia de mis amigos becarios.

(Justo en ese momento, llega la guagua de Titsa a Las Teresitas y se baja un grupo de personas, no más de cinco ni menos de tres, que se coloca delante del set improvisado para la entrevista. La que parece liderar el movimiento lleva una camiseta con el lema Libertad para Rosi Cubas, un megáfono en la mano derecha y una ristra de chorizos de perro en la izquierda. Al unísono, los rebeldes comienzan a corear gritos contra el alcalde: “¡No hay pan pa tanto chorizo!”. “¡Ahí está, la cueva de Alí Baba!”).

MZ: Ves lo que ocurre cuando los periódicos publican mentiras, que llegan cuatro gatos y se las creen. Me vas a disculpar pero así no podemos continuar la entrevista. Ha sido un placer. Si algún día me juzgan y el aparato del Estado español me condena, recuerda todo lo que te he enseñado. ¿Pagas los cafés?

PB: Yo no cobro, don Miguel, soy becario.

MZ: Déjalo de mi cuenta. Camarero, ¿tiene datáfono?

(Esta entrevista es ficticia. Le recomiendo que no se crea nada. Miguel Zerolo nunca pagaba con tarjeta).

En una época no muy lejana, cuando aún no había políticos condenados por corrupción en Santa Cruz de Tenerife, el director de un periódico cualquiera llama a su despacho al becario de turno para encargarle la entrevista de su vida. “Pibe, quiero que telefonees a Miguel Zerolo y quedes con él para hacerle un par de preguntas. Una fuente me ha soplado que están dando pelotazos en Las Teresitas y los bañistas están cansados de aguantar balonazos”.

El joven, atrapado por el desconcierto, decide ponerse en contacto con el gabinete de prensa para cerrar la entrevista y, de paso, preguntar si está permitido jugar al fútbol en la playa. “¿Pelotazos? Imposible, hace tiempo que prohibimos usar balones en la arena. Por cierto, ¿usted es nuevo? No lo conozco”. El becario, después de identificarse como mandan los cánones del periodismo, consigue concertar una cita con el alcalde para la mañana siguiente. Desde el Ayuntamiento le explican que a Zerolo le cuesta madrugar, así que acuerdan verse al mediodía.