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No tiene el máster, ¿cuál es el problema?

El fake máster de Cristina Cifuentes ha desatado la desconfianza en la formación académica de nuestros políticos. Tanto es así que algunos se han apresurado a eliminar cursos, másteres y demás variantes de los portales de transparencia de nuestras instituciones públicas. Parece que es lo que le ha ocurrido al presidente del Partido Popular en Canarias, Asier Antona, que ha borrado del portal de transparencia del Parlamento de Canarias un título de posgrado que no había terminado.

Desde que el presidente del Partido Popular en León, Juan Martínez Majo, nos soltara un tortazo a modo de defensa hacía su compañera de partido con el “vale, no tiene el máster, ¿cuál es el problema?”, parece que se ha extendido la idea de que no pasa nada por mentir, siempre que no manipules documentos o cometas un delito. El problema en el caso de Cifuentes no solo  viene porque ha contado con beneficios que otros alumnos no tenían, sino porque ha mentido de forma reiterada. Aunque no lo crean, ha habido políticos a lo largo de la historia a los que mentir les ha costado el cargo.

Cifuentes no fue a clase, no hizo exámenes, tampoco hizo prácticas, el trabajo de fin de máster no está ni se le espera. Lo ha reconocido la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), lo han reconocido los profesores del falso tribunal; es más, hace dos días renunció a su fake máster. Y aunque no se puede renunciar a algo de lo que se carece, renunció porque abandonar al cargo le resultaba muy duro. Cifuentes se atrinchera a lo único que le queda, el poder.

Y claro, en todo este proceso, que ya es difícil de digerir, llegó Pablo Casado con su máster del Opus Dei impartido en Aravaca. Casado, sin saberlo, ha abierto una veda difícil de cerrar, ha abierto el debate sobre si tiene la misma importancia el caso del  fake máster de Cifuentes que el hecho de mentir en el currículo, como es el caso de Toni Cantó (Cs).

La principal diferencia entre un caso y otro es que Cifuentes ha destrozado de un plumazo el prestigio de la Universidad Rey Juan Carlos y ha conseguido que se manipulen documentos y que se creen falsos tribunales. No son casos iguales, pero en ambos reside un mismo síntoma: la creencia de que no importa lo que hagas siempre y cuando accedas a la pirámide.

El problema llega cuando por el camino se quedan personas que sí están cualificadas para el puesto, y que sí cuentan con titulación. Cifuentes ha echado por tierra el esfuerzo de aquellos que han empleado sudor, lágrimas y noches sin dormir para contar con el mismo máster que ella obtuvo con tratos de favor. No es un problema de títulos, sino un problema de esfuerzo.

Sobre Antona ahora pesa la espada de Damocles. Fue uno de los primeros políticos en mostrarle su apoyo a Cifuentes vía redes sociales, “la verdad siempre se impone”, le decía a través de Twitter. Y vaya si se impuso, se impuso tanto que se vio obligado a retirar del portal de transparencia un posgrado que no ha finalizado. Ahora debe ser Antona el que aclare las razones de ese cambio.

El fake máster de Cristina Cifuentes ha desatado la desconfianza en la formación académica de nuestros políticos. Tanto es así que algunos se han apresurado a eliminar cursos, másteres y demás variantes de los portales de transparencia de nuestras instituciones públicas. Parece que es lo que le ha ocurrido al presidente del Partido Popular en Canarias, Asier Antona, que ha borrado del portal de transparencia del Parlamento de Canarias un título de posgrado que no había terminado.

Desde que el presidente del Partido Popular en León, Juan Martínez Majo, nos soltara un tortazo a modo de defensa hacía su compañera de partido con el “vale, no tiene el máster, ¿cuál es el problema?”, parece que se ha extendido la idea de que no pasa nada por mentir, siempre que no manipules documentos o cometas un delito. El problema en el caso de Cifuentes no solo  viene porque ha contado con beneficios que otros alumnos no tenían, sino porque ha mentido de forma reiterada. Aunque no lo crean, ha habido políticos a lo largo de la historia a los que mentir les ha costado el cargo.