Tenerife Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
Sánchez rearma la mayoría de Gobierno el día que Feijóo pide una moción de censura
Miguel esprinta para reabrir su inmobiliaria en Catarroja, Nacho cierra su panadería
Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Nueva canción

Cambio de plano y ni un solo apunte bueno. Partir de ideas previas no siempre es la solución al problema. Ni tú ni yo sabemos hacer esto de la manera correcta. Improvisemos. Te toca el papel de lector; yo escribiré sobre tu canción.

Esta nueva tonada versará sobre lo que nunca has cantado. Basta ya de las historias de amores perros, de los que se agarran hasta las trancas, de los que fueron verdad y de los que dejaron el saldo a cero. Tampoco es momento de hacer filosofía, ni de volverse transcendental. Olvida la idea de hacer algo bonito, de tocar el alma y esas lecciones de felicidad barata. Ni se te ocurra volcar tus conocimientos en un estribillo asquerosamente pegadizo. Aparta de tu mente la idea de volver a componer la misma pieza y variación, el mismo can, distinto collar. Rechaza la opción de volver a una versión instrumental porque esta vez necesitamos tus palabras. Deja ese bucle que repites hasta la saciedad, letanía infinita solo apta para mentes planas. Abandona la obsesión por estar en la lista de los más vendidos. Tumba de un plumazo todo atisbo de recalcitrantes hábitos manidos...

Cambia el chip. Formatea. No cuentes nada que te pertenezca. Toca renovar el repertorio y lanzar al aire versos valientes. Lo no escrito tendrá más sentido que cualquiera de tus experiencias previas. Así, sin más, sin burdas pretensiones, puede que alcances nuevas cotas. Crea. Sacude las entrañas e imagina un nuevo rumbo. Conecta con la realidad que vives, con lo que te rodea. Que el sufrimiento encarnado en el que tienes al lado no pase desapercibido. Pon pasión auténtica en la vida que estás viviendo, se ciudadano de tu tiempo. Empápate. Deja que cale la lluvia fina, que traspase el plástico en el que hemos envuelto esta sociedad impermeable. Ahora no calles, no dejes que logren enmudecer de una vez por todas a un pueblo herido. Y sueña, por favor, a lo grande, que necesitamos que vueles más allá de este frío horizonte.

Escoge un estilo, se infiel. Inventa. En tu capacidad para hacerlo encontraremos una ventana a la ansiada esperanza. Ojalá encuentres un motivo que encienda una luz cegadora. Colecciona los verbos adecuados para consignar una acción; encuentra una melodía que arranque la emoción. Urge esa mirada fresca, atrevida, ácida, con toques de humor, de nostalgia y de ideas cargadas de posibles imposibles. Pon voz a los que no la tienen, a esos que están esperando utopías que inspiren nuevas realidades. Destapa la caja de los truenos y a tomar por saco la bicicleta. Dispara un verso y seguiremos el compás. Sin canción, no habrá revolución.

Cambio de plano y ni un solo apunte bueno. Partir de ideas previas no siempre es la solución al problema. Ni tú ni yo sabemos hacer esto de la manera correcta. Improvisemos. Te toca el papel de lector; yo escribiré sobre tu canción.

Esta nueva tonada versará sobre lo que nunca has cantado. Basta ya de las historias de amores perros, de los que se agarran hasta las trancas, de los que fueron verdad y de los que dejaron el saldo a cero. Tampoco es momento de hacer filosofía, ni de volverse transcendental. Olvida la idea de hacer algo bonito, de tocar el alma y esas lecciones de felicidad barata. Ni se te ocurra volcar tus conocimientos en un estribillo asquerosamente pegadizo. Aparta de tu mente la idea de volver a componer la misma pieza y variación, el mismo can, distinto collar. Rechaza la opción de volver a una versión instrumental porque esta vez necesitamos tus palabras. Deja ese bucle que repites hasta la saciedad, letanía infinita solo apta para mentes planas. Abandona la obsesión por estar en la lista de los más vendidos. Tumba de un plumazo todo atisbo de recalcitrantes hábitos manidos...