Espacio de opinión de Tenerife Ahora
Si se puede podemos
A la marejada actual de crítica al sistema y de creciente politización social han contribuido muchas personas, colectivos y organizacionesmás allá de los que hoy estén vinculados orgánicamente al proyecto político Podemos. Concepto este que representa a casi todas las emociones movilizadas durante un lago periodo de tiempo, cuando ni siquiera estaba en el horizonte tal denominación.
Con el tiempo (y una caña) han proliferado diversas experiencias políticas con el objetivo de agrupar ese descontento ciudadano y canalizarlo hacia un cambio profundo del sistema democrático desde parámetros diferentes a los dominantes hasta ahora.
En Canarias el fenómeno Podemos, entendido como martillo contra los poderosos y por la regeneración democrática, arranca desde las luchas contra Vilaflor, La Guerra de Irak, el Puerto de Granadilla, la constitución de Asamblea por Tenerife y la fundación de Sí se puede en 2007. Esta última organización, en otro contexto y sin la sombra de la crisis profunda que vivimos, logró romper el cerco informativo para la izquierda alternativa y entrar en las instituciones con 22 concejales para llenar las bancadas municipales de problemas sociales no resueltos.
Procede ahora que todo el capital político acumulado en este tiempo y las nuevas energías ciudadanas puedan servir para el cambio que necesitamos. Sería un desastre para las enormes expectativas que se están construyendo ir separados a las elecciones, porque esta vez hay una sociedad politizada que comienza a ubicarse en el discurso político vertical y no horizontal, lo cual le da un plus de profundidad a las reformas pretendidas para no llegar a un deterioro social aún peor si cabe.
Las marcasPodemos y Sí se puede son de toda la gente crítica, están en la calle, en el mercado electoral, y sería un fraude no canalizar toda la presión social favorable al cambio en un solo golpe que les mueva la silla o que los mueva de la silla a quienes llevan viviendo sin más, plácidamente, ocupando cargos para no hacer todo lo que deberían haber hecho, incluso a los políticos honestos que nunca vieron el momento de emprender reformas profundas.
Ahora puede articularse una potente mayoría social que apoye dichas transformaciones, y que presione en este sentido. No la defraudemos, porque como dice aquella copla del salinero Víctor Fernández Gopar en formato de isa conejera: “Luchemos por los derechos sin cobardía, que pobres semos muchos, hay mayoría”.
A la marejada actual de crítica al sistema y de creciente politización social han contribuido muchas personas, colectivos y organizacionesmás allá de los que hoy estén vinculados orgánicamente al proyecto político Podemos. Concepto este que representa a casi todas las emociones movilizadas durante un lago periodo de tiempo, cuando ni siquiera estaba en el horizonte tal denominación.
Con el tiempo (y una caña) han proliferado diversas experiencias políticas con el objetivo de agrupar ese descontento ciudadano y canalizarlo hacia un cambio profundo del sistema democrático desde parámetros diferentes a los dominantes hasta ahora.