La belleza y la destrucción de Canarias dan la vuelta al continente con 'Nika, el calderón tropical'
La belleza y la destrucción conviven en Canarias. La masificación y la sobreexplotación del territorio amenazan en la actualidad a los espacios naturales del Archipiélago y a las especies que habitan en ellos. Estas son las dos caras que Felipe Ravina ha intentado -con éxito- mostrar al mundo. Lo ha hecho de la mano de Nika, el calderón tropical, la película protagonista de la undécima edición del International Ocean Film Tour dirigida también por José Hernández. Este fin de semana, el festival de cine sobre los océanos más importante de Europa ha cerrado su gira en Lanzarote después de recorrer decenas de ciudades. “Que esa amenaza haya llegado a la gente que nos visita es lo más importante. Quienes vivimos aquí ya conocemos la realidad, pero los que tienen que conocerla son quienes forman parte del problema”, subraya Ravina.
Nika es una hembra juvenil de calderón tropical que pertenece a la población residente de calderones tropicales más grande del mundo, localizada en la Zona de Especial Conservación (ZEC) Teno-Rasca, en el suroeste de Tenerife, y que alberga alrededor de 400 ejemplares. Este enclave sufre desde hace años los efectos de la presión humana, a pesar de las diferentes figuras de protección que convergen en él. Las motos de agua y las embarcaciones de recreo navegan sin control en esta zona donde habitan hasta 20 especies diferentes de cetáceos y otros animales en peligro de desaparecer, como la tortuga verde o la tortuga boba.
“Desde hace muchos años se han intentado aplicar diferentes regulaciones para mejorar la situación, pero lo que se ha hecho es muy insuficiente”, subraya el científico. Cada vez que salen a grabar, “el descontrol es enorme”. “Solo hay un barco de vigilancia que no se construyó para este fin, sino para labores de recogida de basura. La tripulación hace todo lo posible, pero los medios son muy pocos para toda la presión que hay en la zona”, apunta Ravina, quien explica que la consecuencia es clara: “Los calderones soportan una presión mucho mayor de la que pueden”.
La población de calderones del sur de Tenerife, comparada con otras poblaciones, tiene una mortalidad de crías mayor, apunta el documentalista. “Si la cría está bebiendo leche de la madre y un barco se acerca más de lo debido, deja de hacerlo. Si está a punto de reproducirse y se acerca un grupo de motos de agua, deja de hacerlo. Son muchos los impactos que aumentan la presión que sufren, igual que nos afectaría a nosotros tener una motosierra funcionando encima de nuestra casa todo el día”, ejemplifica.
Cientos de personas han podido conocer la historia de Nika y del lugar en el que vive este año gracias al Ocean Film Tour. Ahora que terminan las proyecciones, el equipo trabaja para que Nika, el calderón tropical permanezca en una plataforma y que “todo el mundo tenga acceso al documental”. “La versión del festival, que ha tenido su última proyección en Jameos del Agua, es más corta. La original, que es la que se va a poner en abierto, es más larga y entra más a fondo en la problemática que tenemos en Canarias”, explica el documentalista. Además, el tinerfeño está trabajando en la creación de una academia de vídeo submarino que en poco tiempo abrirá sus puertas.
Que quienes visiten esta zona de Tenerife lo hagan de forma diferente y respetuosa era uno de los propósitos de esta película. “Me gusta mostrar las dos cosas: la destrucción que estamos sufriendo y los impactos negativos que tenemos en la naturaleza como sociedad, pero también lo bonito”, insiste. “Si la gente no lo valora como algo único en el mundo, no va a luchar por protegerlo”, añade.
Felipe Ravina es uno de los rostros de la lucha por la protección de Canarias. En los últimos meses, ha centrado sus esfuerzos en mostrar a través de las redes sociales el impacto del macroproyecto turístico Cuna del Alma en el Puertito de Adeje, uno de los pocos rincones de Tenerife que sobrevivían hasta hace poco al turismo de masas. El próximo domingo 16 de noviembre tendrá lugar en el municipio una nueva protesta en contra del complejo turístico. Será a las 12.00 horas en la Avenida Playa Paraíso.
“Si la población se une, se ha demostrado que se pueden hacer cosas enormes. La manifestación no es solo contra el proyecto en sí, sino contra la corrupción y la impunidad de todos aquellos que están destruyendo el Puertito y Canarias sin ninguna consecuencia”, defiende. El activista asegura que la promotora de las villas “no está consiguiendo venderlas”. “Siguen sin venderse por toda la mala publicidad que está teniendo el proyecto. Por los indicios de corrupción, las paralizaciones y las protestas sociales tan grandes”, apunta.
Señalar a los responsables de la sobreexplotación del territorio a veces tiene un precio, y aunque el divulgador destaca que las reacciones a su contenido suelen ser positivas, también ha tenido que hacer frente a una “maquinaria gigantesca”. “El mensaje que difundimos hace daño a la gente que está destruyendo las islas. Entonces vemos cómo activan toda esa maquinaria. No es solo el partido político de turno. Los medios de comunicación, las redes sociales,... incluso han utilizado bots para intentar desacreditar manifestaciones contra proyectos ilegales”, detalla.
Las reservas que nunca llegan
Entre las propuestas que Ravina plantea para mejorar el estado de los océanos están las reservas marinas. En la actualidad, Canarias solo cuenta con tres (una en El Hierro y dos en La Graciosa) y todas ellas son de interés pesquero. “En Tenerife o Gran Canaria, las más afectadas por la sobrepesca, no hay ni un solo espacio donde no se pesque”, recuerda. “Mientras no se le deje al mar respirar y no se creen zonas de la costa donde nadie pueda pescar, nunca vamos a recuperar todo lo que hemos perdido”, apunta.
El científico explica que en los últimos 60 años se ha perdido el 90% de las poblaciones de peces. Para él, la creación de reservas marinas beneficia a todos los sectores de la población, tanto a los residentes, como a los pescadores, e incluso al sector turístico. “Ser de islas y tener un mar contaminado y sin peces afecta a nuestro bienestar. No es lo mismo bañarte en un lugar que está sano que en un desierto submarino y que tiene un emisario”, concluye.
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