- Título: La favorita (2018)
- Dirección: Yorgos Lanthimos
- Guión: Deborah Davis, Tony McNamara
- Reparto: Olivia Colman, Emma Stone, Rachel Weisz, Nicholas Hoult
Cada década surgen unas pocas perspectivas cinematográficas originales, enfrentadas a la mediocridad y dignas de halagar, como la de Yorgos Lanthimos, quien nos ha dejado en los últimos años títulos impresionantes que el gran público ignora como Canino, El sacrificio de un ciervo sagrado, Langosta… y esta semana, La favorita.
El triángulo que conforman sus protagonistas es inmejorable. Alucinante Olivia Colman interpretando a una reina en decadencia, que ve como su cuerpo enferma como lo hace su entera realidad, bajo la traición y deslealtad que rezuman los recovecos del palacio en el que pasa sus últimos días deseando ser amada.
Al lado de la reina, Rachel Weisz representa, bajo el nombre de Lady Sarah Marlborough, el valor del status quo. En su personaje se encierran el costumbrismo protocolario y la seguridad en la norma.
Frente a las dos actrices, el personaje de Abigail, luchando como puede por recuperar lo que cree suyo, contra un poder que la desprecia y que, sencillamente, resulta en otra actuación digna de Oscar para Emma Stone.
Coherente con el resto de su trabajo, La favorita marca un ritmo paciente. Lenta introducción a un desastre que se acerca inevitablemente, bailando una música siempre austera, por cierto. Los planos persiguen el aspecto pictórico por delante mientras, por la espalda, acarician influencias de los mastodontes cinematográficos de los sesenta. Combinación cuidada al más simbólico y barroco detalle, literalmente hablando.
En contra de la producción juega el gran visible defecto de las cintas de Lanthimos: centrarse demasiado en la fanática contextualización de sus personajes, haciendo que la película, ya de por si apoyada más en lo visual que en lo narrativo, llegue a pecar de exceso de un metraje que insiste en la sobriedad emocional proveniente del barroquismo de sus escenarios.
Está claro que el director griego no es enormemente accesible, pero si no fuera por su estilo opuesto a todo, por las contenidas historias que cuenta, o simplemente por los misterios que encierra la simbología animal que siempre emplea, su trabajo sería radicalmente distinto, muy inferior. Y La favorita, así como el resto del cine de Lanthimos, accesible o no, bien merece su recomendación.