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CRÍTICA DE CINE

Interesante sin sorprender

Fer D. Padilla

Santa Cruz de Tenerife —

- Título: Deadpool 2 (2018)

- Dirección: David Leitch

- Guión: Rhett Reese, Paul Wernick y Ryan Reynolds (adaptación del cómic realizado por Rob Liefeld y Fabian Nicieza)

- Reparto: Ryan Reynolds, Josh Brolin, Morena Baccarin, Julian Dennison, T. J. Miller, Zazie Beetz

Sigue la inacabable buena racha de Marvel Studios con Deadpool 2. Una película que representa el perfecto ejemplo de satisfacción de expectativas, al punto de parecer hecha de los puntos fuertes de su predecesora. Más grande, más acción, más nostalgia, más X-Men… Es más de lo mismo y, aún con ello, esa fórmula del éxito construida alrededor de gags representativos del extremo sentido del humor del personaje vuelve a convencer.

Lo hace sin ofrecer al espectador grandes sorpresas o situaciones de interpretación. Los cambios que aparecen son elementos completamente intercambiables o prescindibles, si no es el caso de personajes que podrían haber limitado la evolución de la historia y del protagonista. Todos ganan.

La importancia de la secuela dirigida por David Leitch (John Wick, Atómica) radica en el Wade Wilson que viene de la primera parte acabando de remendar por fin su asaltada vida y enfrentándose a una realidad donde todo su esquema cotidiano debe reajustarse, hasta el punto de ser un camino para encontrar las respuestas a lo que pretende conseguir, los métodos a utilizar, los valores a tener en cuenta… Es ahí donde radica el potencial verdadero de esta cinta: su lugar en una franquicia propia y en otras cuantas que les pueda venir en gana a los ejecutivos de Marvel Studios/Disney. Todo ello, claro está, rodeado de un halo de cierta superficialidad, ingenuidad y un sentido del entretenimiento muy básico.

Los hechos narrados en Deadpool 2 son su principal salvavidas y lo demás se antoja como un espeso envoltorio que entretiene demasiado, llegando a distraer la atención de lo que muchos nos molestamos por saber del personaje, que es simplemente su historia, ya de por sí bastante diferente y original como para mantener tan exageradamente una atmósfera tan ansiosa de serlo y parecerlo.

El eje del largometraje es el que podríamos definir como alter ego del personaje: el actor. Reynolds es Wade Wilson, claramente. De hecho, es uno de los responsables de la adaptación del libreto y los chistes creados rezuman su autoría. Sería interesante reflexionar, si al margen del universo Deadpool, la calidad del actor es más cercana a la defendida tras la piel de Wade Wilson o si se aproxima más a la aparecida en Linterna verde (Martin Campbell, 2011), ya que tantos chistes a su costa -a toro pasado, cualquiera- ha ejercido.

Independientemente de gustos, Deadpool 2 es una buena opción para estudiar la cinematografía actual, tanto a nivel narrativo como técnico y artístico. Los recursos utilizados, las tendencias, los diálogos, el uso de la música… constituyen una perfecta descripción del cine de entretenimiento actual, capitaneado por el universo cinematográfico de Marvel.