- Liberté, Egalité, Varieté. Cristóbal Tabares
- Comisaria: Semíramis González
- Sala anexa al Centro de Arte La Recova
- Santa Cruz de Tenerife. Hasta el 12 de octubre
Liberté, Egalité, Varieté es en un primer momento una galería de carteles de cine. Una reunión de actrices completada con elementos explicativos. Son descritas en planos enteros canónicos, en los cuales se representan poses, tejidos y complementos propios de las estrellas de Hollywood de los años cincuenta y cuya postura provoca la sensación de encontrarse frente a una repetición de una argucia promocional de mitad de siglo.
Lo cierto es que Cristóbal Tabares, artífice de las piezas, acompaña estos planos enteros y femeninos de un retrato masculino (también de corte clásico) y un breve texto de extensión variable de personalidades de prestigio. Estos dos primeros elementos se elaboran a partir de ejemplos fotográficos. A pesar de ello, existe algo en los rostros de las figuras que hace percibir una diferencia. Esta reside en que no se trata de un afiche excelentemente adaptado a pintura sino de un intercambio de géneros. Es entonces cuando acude la noción del travestismo nacido en los cabarets franceses fin-de- siècle, y continuado durante el XX, que sacó a la luz un amplio abanico de personajes protagonistas de los primeros espectáculos de corte nudista, homosexual y transgénero.
De este modo, ambos personajes se entrelazan. Ello conecta con un discurso y una lucha constante que mantiene el colectivo LGTBI por su reconocimiento en la sociedad actual y que refiere a la retórica de la pose preconizada por Amelia Jones a partir de la obra de la célebre performer Hannah Wilke. Jones advierte que la visión de los cuerpos en el arte feminista no puede asegurar ninguna diferencia sexual, o de cualquier otro tipo, y que ésta debe ser experimentada en un intercambio de sujetos corpóreos. Todo ello queda reflejado en los textos que acompañan a cada vedette, en los que se relatan sus inicios en la vida y variantes de los espectáculos de variedades. Estos personajes, ficticios o inspirados en personajes reales, se ven sometidos en cada escenario a la cosificación de la mirada masculina, que no comprende que la certeza de la diferencia solo puede comprobarse en el contacto de igual a igual.
Acierta Semíramis González, comisaria de la exposición, en el texto que acompaña a la muestra al señalar que esta tiene una fuerte carga política ya que, el debate de género, ampliamente asumido en el corpus del arte contemporáneo, prevalece en ciertos estratos sociales que se escudan en el viejo y rancio puritanismo heterocentrista. Así, las mujeres de Tabares -Cocinelle, April Ashley, Bettina, Bambi, Candy Darling o Cricri Mory- son un compendio que va más allá de la descripción de una liberación sexual pasajera y una vida entre humo, drogas, servicios y camerinos de un cabaret parisino. Se trata de un signo más de la represión histórica de los sujetos de deseo. El género hace tiempo que no existe. Cualquier recordatorio es necesario.