Marie Cooper es muy joven, violinista y natural de La Laguna. Nacida en el seno de una familia amante de la música, comienza sus estudios de violín a los nueve años. Más tarde, ingresa en el Conservatorio Profesional de Música de Tenerife, en el que obtiene el Premio de Fin de Grado. Cooper, que es parte integrante al violín del Trío Cooper (denominación que también se convierte en un homenaje a su padre fallecido, músico trompetista de la Orquesta Sinfónica de Tenerife -OST-), ha colaborado con la OST y es miembro de la Joven Orquesta de Canarias, aparte de concertino de la Orquesta Filarmónica de Tenerife.
Esta tinerfeña confiesa que sus compositores favoritos son Johannes Brahms, Richard Strauss y Gustav Mahler, y entre sus obras preferidas enumera Ein Heldenleben de R. Strauss, el Concierto para Violín y Orquesta de J. Brahms, el Konzertstuck para Cuatro Trompas y Orquesta de R. Schumann y la Cuarta y Quinta Sinfonía de G. Mahler.
La violinista lagunera, junto al resto de compañeros del Trío Cooper, con Paula Hernández al piano y Ciro Hernández al violonchelo, ofrecen una audición este jueves, 8 de julio, en la sala Teobaldo Power (dentro del Festival de Música de Cámara de la Villa de La Orotava), a partir de las 20.00.
Esta intérprete de música clásica con el violín tiene muy claro por qué hoy se dedica profesionalmente a esta actividad artística: “Tras mi primer ensayo con la Orquesta Joven de Canarias (Jocan), me di cuenta de que no podía hacer otra cosa que no fuera tocar el violín”.
¿Cómo llega Marie Cooper a la música y cómo se convence de que su futuro profesional pasa por el violín?
La música ha sido una constante en mi vida. Mis padres son músicos profesionales y crecí escuchando música. Aunque siempre estuvo presente en casa, y me encantaba bailar cuando mi padre se ponía a estudiar, empecé a formarme en la música a los 9 años. Uno de mis primos mayores tocaba el violín y una vez lo escuché. En ese mismo momento, decidí que era el instrumento que quería tocar. Un tiempo más tarde, entré en la Escuela Municipal de Música de Tacoronte, donde estuve hasta 2015. Fue entonces cuando accedí al Conservatorio Profesional de Música de Tenerife, donde conocí a mi profesora y mentora, Amalia Valcárcel. Ella me inspiró para dedicar mi vida a la música y me acompañó durante cinco años de formación. Para mí, el momento decisivo fue cuando toqué por primera vez con una orquesta importante y grande, la Joven Orquesta de Canarias. En el primer ensayo, me di cuenta de que no podía hacer otra cosa con mi vida que no fuera tocar el violín.
¿Qué importancia real tuvo en su evolución la condición de músico profesional de su padre, fallecido hace unos años e integrante de la Orquesta Sinfónica de Tenerife (OST)? ¿Qué huella ha dejado en su forma de interpretar?
Fue de vital importancia para mi crecer con padres músicos que entendieran a la perfección lo que yo hacía, aunque ellos siempre me decían (un poco de broma, por supuesto) que no querían que sus hijas se dedicaran a la música, ya que son conscientes de lo duro y sacrificado que esto es. Sin embargo, yo decidí que me quería dedicar profesionalmente al violín poco después de que mi padre falleciera, con lo que él nunca llegó a saber que yo quería ser violinista durante el resto de mi vida. Ha sido muy importante para mí tener referencias musicales tan cercanas como fue mi padre y es mi madre. Aunque mi padre no esté aquí presente, pienso mucho en él como el músico increíble que fue y me gusta pensar que intentó continuar su legado musical. Estoy convencida de que, si me viera, estaría tan orgulloso de mí como lo está mi madre.
¿Qué está en el origen del nacimiento del Trío Cooper, que por el nombre elegido ya denota que hay un claro homenaje a su padre, y qué aportan al todo Paula Hernández, al piano, y Ciro Hernández, al violonchelo?
El grupo surge del interés de los tres en crear una formación camerística estable para las Islas. El nombre fue uno que a los tres nos gustó desde el principio y sentíamos que era llamativo, un buen homenaje a mi padre y además seguía la tradición de nombrar un grupo con el nombre o el apellido del violinista. En cuanto a mis compañeros, ambos son músicos increíbles y cada uno aporta cosas diferentes al grupo. Ciro, al ser el violonchelo, es básicamente nuestro soporte a nivel musical y tiene muchísima experiencia en el ámbito de la música de cámara, cosa que nos traslada a nosotras en cada ensayo. Paula, la pianista, es muy musical y extremadamente implicada, cualidad fundamental para este tipo de formación ya que las partes de piano suelen ser las más complicadas a nivel técnico.
¿Ha sido fácil salir adelante con este proyecto? ¿Qué ha sido lo peor en estos años de existencia de la formación y qué lo más gratificante?
A veces, trabajar con grupos de música de cámara no es tan fácil, ya que cada componente tiene su opinión y su forma de hacer las cosas. Hemos tenido suerte y nos entendemos muy bien, y sabemos llegar a buenos acuerdos. Quizás lo peor ha sido estar tan limitados por la pandemia de la COVID-19. En otras condiciones, habríamos podido hacer muchísimos más conciertos; no habríamos tenido tantas complicaciones para ensayar, y posiblemente podríamos haber hecho más proyectos. Pese a eso, salimos siempre muy contentos de cada concierto que hemos tenido porque en las circunstancias en las que estamos es realmente gratificante poder subirse a un escenario y tener público presencialmente. Al fin y al cabo, nosotros ensayamos y tocamos para ser escuchados, y no hay nada más satisfactorio que salir a un escenario y ver cómo la gente aprecia el trabajo.
La pandemia de la COVID-19 lo ha cambiado todo o casi todo, también en la actividad musical. ¿Cómo ha vivido y vive este periodo y qué le ha ayudado a seguir adelante pese a las enormes dificultades sufridas: confinamiento extremo, fin de las actuaciones en directo…?
Como he mencionado antes, la pandemia ha sido dura para todos, y el sector cultural no se queda atrás. El confinamiento fue un periodo muy raro para muchos, y para los músicos que estamos acostumbrados a tocar juntos fue extremadamente sufrido. Pasar de tocar con grandes orquestas en un teatro lleno de público al salón de casa, solo y sin público, fue sin duda un shock, y a muchos nos hizo apreciar la música en conjunto. Por desgracia, seguimos sufriendo las consecuencias, y según los niveles de alerta se han cancelado conciertos y proyectos, pero sin duda lo que nos motiva a seguir es que algún día saldremos... Cuando lo hagamos, podemos volver a disfrutar de la música como lo hacíamos antes.
¿Qué papel puede jugar la música de cámara en la isla y cuáles son las expectativas que tienen con el Trío Cooper?
En mi opinión, la música de cámara es una herramienta importantísima de la que no se hace suficiente uso. En un sitio como Canarias, es difícil mover a una orquesta sinfónica y encontrar sitios donde se pueda tocar. Sin embargo, trasladar a un grupo tan reducido como es un trío es mucho más fácil y, con tal de que haya un piano, podemos tocar en casi cualquier sitio. A mí me parece muy importante llevar la música clásica a sitios en los que quizás no ha estado tanto y darla a conocer, y esta es un poco también la idea del Trío Cooper: llevar la música clásica por todas las islas y presentarla como algo que no tiene que ser aburrido o formal.
¿De qué manera ha contribuido a que crezca el conocimiento de la música clásica en Tenerife la OST y el Festival Internacional de Música de Canarias, por señalar dos grandes proyectos consolidados?
Esos proyectos, entre otros, han sito de vital importancia para la música clásica en las Islas. La OST tiene un público muy consolidado, entre el que me encuentro, que disfruta de la música, y se han esforzado por dar a conocer la música clásica como algo que es para todos. El Festival Internacional de Música de Canarias también ha sido extremadamente importante de otra manera. Traer a orquestas, directores, solistas y grupos tan buenos hace que Canarias se pueda situar en el panorama internacional de la música clásica. Desde mi punto de vista, también es una oportunidad de ver a las personas más destacadas de nuestro sector y aprender de ellos.
¿Qué proponen para el concierto de este jueves, 8 de junio, en la sala Teobaldo Power, y por qué va a ser interesante acudir a esa cita musical en La Orotava?
Nuestra intención es que sea un concierto ameno, con música de varias épocas y quizás repertorio que no se suele tocar tanto, en este caso de la mano de un grupo de jóvenes. Interpretaremos desde L. van Beethoven hasta Xavier Montsalvatge, e incluso a un compositor canario vivo, Sergio Rodríguez, además de alguna otra sorpresa. Sin duda es un repertorio que nosotros disfrutamos muchísimo y que creemos que puede ser interesante para todo tipo de públicos.
¿Cuáles son sus planes en el mundo de la música y qué papel juegan los jóvenes en la consolidación de las obras clásicas?
Nuestra intención es seguir trabajando y tocando en todos los conciertos que podamos. Creemos que es fundamental el papel que juegan grupos como el nuestro, ya que a lo mejor a los jóvenes les atrae más la música clásica si la ven interpretada por jóvenes como ellos.
¿Echa usted en falta más apoyo a la música en Canarias? ¿Cómo se puede mejorar el papel de esta actividad en las Islas?
Está claro que se ha recorrido mucho camino, pero aún queda. Tanto la música como todas las artes son extremadamente importantes para la sociedad, y hasta que no las echamos en falta, no nos damos cuenta del todo. Nosotros estamos muy agradecidos de poder abrirnos camino, de alguna manera, como un grupo joven que busca consolidarse y llevar la música clásica a los más jóvenes y a todos los rincones de las Islas.