Ousmane Ag Mossa, de Tamikrest: “La música del mundo es de colores y todos buscamos nuestro propio color en ella”

Tenerife Ahora

Santa Cruz de Tenerife —

El ciclo de conciertos programado dentro del Otoño Cultural CajaCanarias 2017 tiene una nueva cita este 3 de noviembre (viernes), con la actuación que ofrece en el Espacio Cultural de Santa Cruz de Tenerife la banda de origen maliense Tamikrest. Supondrá su primer recital en Canarias a lo largo de la trayectoria del grupo, que se remonta a más de un decenio. Para este recital, previsto a las 20.00, se establece un precio de 15 euros por localidad. Las entradas se encuentran disponibles en los portales www.entrees.es, así como en la propia taquilla del Espacio Cultural capitalino, una hora antes del comienzo de la actuación.

Los pioneros del blues del desierto fueron Tinariwen en el decenio de 1980. Ellos instauraron un poderoso sonido que mezcla la electricidad del rock con los cantos propios de la tradición tuareg. Inspirados por su estela surgió una nueva generación de músicos, entre los que destaca el grupo Tamikrest, nombre que significa “cruce” en el idioma tamashek, hablado por el pueblo sahariano tradicionalmente nómada y que comúnmente se conoce como los tuaregs.

Tamikrest debutó en el año 2006 bajo el liderazgo de Ousmane Ag Mossa, cantante, guitarrista y compositor. Igual que él, los miembros de la banda son originarios de Kidal, una ciudad ubicada en el noreste de Mali. Como resultado de la guerra, la persecución y el colapso político, la mayor parte de la banda vive ahora en el exilio, en Argelia. La banda fusiona los valores de su cultura atemporal con los sonidos y las visiones que han encontrado en su particular viaje por los conciertos e iPods del mundo. Los ecos del dub, blues, sicodelia, funk e incluso el rock son tejidos sin problema por Tamikrest, en su peculiar forma de recuperar la tradición musical tuareg.

Cuando participaron en el mítico Festival Au Desert, cerca de Tombuctú, entraron en contacto con el grupo Dirtmusic, que lidera Chris Eckman (The Walkabouts) y en el que militan Hugo Race (Bad Seeds) y Chris Brokaw (Codeine, Come). Tras ese contacto fueron invitados a participar en su segundo álbum, BKO (2010), y quedaron tan contentos con su trabajo que Eckman se convirtió en su productor, además de llevárselos de gira por Europa.

Desde entonces, han mantenido una estrecha relación y todos los discos del grupo (Adagh, Toumastin, Chatma y Taksera) han sido editados por el prestigioso sello alemán Glitterbeat. Su último trabajo discográfico hasta la fecha, Kidal (2017), también ha sido editado por ese sello, y en él equilibran perfectamente sus elementos rockeros y meditativos. Fue grabado en Bamako, con Mark Mullholland (de la Afro-Haitian Experimental Orchestra de Tony Allen) a la producción, mientras que David Odlum, ganador de un Grammy por su trabajo con Tinariwen, se ha encargado de las mezclas. Antes de actuar en el Espacio Cultural CajaCanarias de Santa Cruz de Tenerife su solista y fundador, Ousmane Ag Mossa, relata la trayectoria de Tamikrest a través de esta entrevista.

Su país atraviesa una coyuntura política muy convulsa. ¿Cómo se ha reflejado esto en su música?

La música que nosotros hacemos nace directamente como una consecuencia de esa situación política; por tanto, el impacto es directo. Buena parte de esta música hunde sus raíces en la juventud vivida en los campos de refugiados de Libia durante la década de 1980. Debido a la represión de los años 60 y 70, una parte de la juventud tamashek se exilió en Libia. Es, por tanto, una música de rebelión, lejana a la música tradicional de los bereberes o al tindés (cantos de mujeres).

Actualmente, ¿cuál es el principal problema que afronta la comunidad tuareg a raíz de ese mapa político?

Hoy, ayer o antes de ayer, el problema de los tuaregs es la repentina división territorial después de la independencia africana. Nuestro territorio se ha dividido entre cinco estados. Ya no somos dueños de nosotros mismos. Ya no decidimos por nosotros mismos. Los centros de poder que manejan el desierto ya no están en el desierto. Nos estamos convirtiendo en una minoría aquí. Nuestra lengua y nuestra cultura están siendo marginadas y atacadas.

Otro grupo amazigh, Tinariwen, también ha denunciado esta situación. ¿Cuál ha sido su influencia en ustedes como banda? Y ¿qué otros grupos del panorama internacional también han servido como referentes para ustedes?

Soy un gran fan de Tinariwen. Los escucho desde que era un niño. Su vocalista, Ibrahim Ag Alhabib, es para mí como una llave para hacer música. Admiro también su compromiso político. De igual manera escucho con atención el trabajo musical de Lounes Matoub, Idir. En el panorama internacional me encantan Bob Marley, Pink Floyd, Mark Knopfler o Eric Clapton.

Sus canciones beben de múltiples fuentes, están inspiradas en el folk tuareg, en el legado amazigh, pero también en influencias más contemporáneas ¿Cómo es el proceso de composición en Tamikrest?

Cuando hacemos una canción no decimos “vamos a componer una partitura como esta”. Escuchamos las cosas y luego sale sin que nadie lo planifique, pero de manera diferente a menudo. Por ejemplo, escuchamos a Mark Knopfler y a Clapton, pero nuestra música no es británica. Escuchamos a Tinariwen, pero tenemos un toque diferente, aunque también somos tamashek. La música del mundo es de colores y todos buscamos nuestro propio color en ella. Creo que incluso si cantamos en tamashek, nuestra música no es solo para la comunidad de kel tamashek (tuareg), aunque es nuestra primera audiencia. Cuando escucho a Bob Marley, no entiendo las letras, pero siempre sentí un mensaje fuerte en sus canciones.

En Tamikrest, dos de sus miembros son europeos ¿Cómo se ha canalizado esta multiculturalidad en el aspecto musical?

Cuando componemos nuestro objetivo principal es escribir buenas canciones. La personalidad del grupo se expresa a través de todos los músicos. Como somos tamashek, la presencia de nuestra cultura es inevitable. En cuanto a Paul (guitarra) y Nicolás (batería), conocen la música del desierto desde la edad de 15 años. Han pasado largas estancias en el desierto aprendiendo nuestra música, desde muy jóvenes. Están imbuidos en ella, además de incorporar su cultura occidental. De forma paralela, Tamikrest suele contar en la grabación y producción de nuestros discos con colaboraciones europeas que aportan un nuevo toque a una o varias canciones en particular. Nos encanta el hecho de abrir nuestra estética a los demás.

¿Qué destacaría del legado cultural amazigh, especialmente en la música?

La música juega un gran papel en la preservación de la cultura, comenzando con nuestro lenguaje. A través de nuestra poesía, transmitimos lenguaje, formas o palabras que tienden a desaparecer en el olvido. Hoy la cultura Amazigh está en gran peligro. Ya sea en el norte o el sur, estamos cada vez más arabizados o afrancesados. Tenemos nuestra escritura milenaria, el tifinagh, pero la encontramos principalmente en rocas en el desierto o en las montañas, no en los libros escolares. Nuestros niños solo pueden aprenderlo en nuestros hogares. Las instituciones y los estados no lo consideran en absoluto.

Esta es la primera vez que Tamikrest toca en las islas Canarias, un territorio con herencia amazigh…

Sí, lo sé. Estamos contentos por poder ir a Canarias. Esperamos que la gente que venga a vernos pase un rato agradable, disfrutando de nuestra música, su música, y confiamos en que se comparta nuestro mensaje, el de la causa del pueblo tamashek, gente privada de Estado.

¿Cuáles son sus proyectos musicales inmediatos?

Actualmente, estamos en gira para presentar nuestro nuevo álbum (, 2017). La gira se va a prolongar unos cuántos meses más. Pero ya estamos componiendo el nuevo álbum, que esperamos poder grabar en el año 2018.