- Título: Star Wars: The last Jedi (2017)
- Dirección: Rian Johnson
- Guión: Rian Johnson (basado en los personajes creados por George Lucas)
- Reparto: Daisy Ridley, John Boyega, Adam Driver, Óscar Isaac, Mark Hamill, Carrie Fisher, Kelly Marie Tran, Domhnall Gleeson, Benicio del Toro, Laura Dern, Andy Serkis
A favor o en contra, fan o detractor, blanco o negro. Qué mejor ocasión para tener opiniones encontradas con el nuevo episodio de la saga Star Wars. Lo cierto es que al margen de si The last Jedi les gusta o no, estamos ante un punto y aparte. Esto no es Star Wars, al menos no hablando en cuanto al espíritu original, claramente. De serlo, queda mucho más cerca del estilo de las precuelas y las series animadas televisivas que de aquella primera trilogía -y de su escenario contextual documentado y apropiadamente inspirado-.
Este nuevo episodio, y no El despertar de la fuerza, como debía suponerse en un caso como este, marca la ruptura con la narrativa original. La primera mitad de la cinta juega con el paralelismo con El imperio contraataca para después reinventar la filosofía Jedi a golpe de batalla y efectismo.
En The last Jedi tenemos el abecé de las intenciones industriales de Disney, con su oferta de nuevo merchandising en personajes y especies, como es costumbre, pero ultradesarrollado hasta límites insospechados, sin tanto sentido y que hace que la producción llegue en muchas ocasiones a asimilarse a aquellos spots publicitarios de Disneyland.
Es sin duda una película para entretener a los antiguos seguidores pero sobre todo para convencer y atraer a esos potenciales compradores de productos, los niños de hoy, con distintas demandas y contexto para el público que con seguridad pasa la treintena. Algo que, sin poder ser recriminable, sí que hace que echemos de menos un poco más de coherencia, de tiempo de desarrollo de la historia, de ritmo en la paciencia, ya que este octavo episodio promete un desfile de emociones que van de la alegría a la tensión en una frenética sucesión de escenas que carecen de un alma original.
De alma y de sentido, porque ciertas escenas en las que se juega con la vida o muerte de ciertos entrañables personajes estiran tanto el conflicto sin ningún objetivo que hacer que sintamos que en ocasiones perdemos el tiempo queriéndonos dejar convencer por este nuevo rumbo.
No podemos negar que en su diferencia también sobresalen aspectos positivos. La mayor abundancia e importancia de los personajes femeninos era una cuenta pendiente que se salda generosamente en esta ocasión, convirtiendo a Daisy Ridley en la heroína más trabajada de esta trilogía. Una lógica que no debería sorprendernos pero que igualmente satisface.
Del mismo modo, alegra que algunos de los personajes construidos más fielmente al canon original tengan un papel mucho más importante que en la cinta anterior, como Poe Dameron (Oscar Isaac) o el propio Luke Skywaker (Mark Hamill) -de debatible personalidad-. Junto a roles como el defendido por Benicio del Toro -excelente, más por calidad interpretativa que por su desarrollo-, hacen que The last Jedi no sea criticable precisamente por su reparto.
Ni tampoco es enjuiciable su dirección, pues el que fuera director de Looper, Rian Johnson, consigue defender un trabajo a la altura, muy estético y de un montaje que alcanza los objetivos propuestos.
Buena o mala, guste o no, es bastante diferente en contenido y mucho en forma, con lo cual solo podemos invitar al visionado y juicio propio. Existe demasiada influencia comercial y mediática alrededor de esta cinta como para recomendarla o hablar mal de ella. O para directamente entrar en esa batalla dialéctica entre seguidores y detractores. No merece la pena esta vez tener que elegir entre lado luminoso o lado oscuro, más aun sabiendo que la deriva de la saga mira hoy más que nunca a un horizonte en el que dentro de cada uno existen ambas caras de la moneda.