Triste final de un Tenerife que suma su sexta derrota consecutiva (0-1)

Gol del Murcia.

Ramón Hernández/Radio Marca Tenerife

Santa Cruz de Tenerife —

El Tenerife despidió la temporada, ante su afición, con una triste e infumable derrota ante el Real Murcia. A los pimentoneros les bastó con marcar a los 23 segundos de partido, merced a un despiste de la zaga blanquiazul, para ganar un partido en el que, durante los 90 minutos restantes, se limitaron a defender cómodamente su renta, ante la inoperancia ofensiva de un equipo local que fue de menos a más, pero que nunca dio sensación real de poder empatar el partido. La temporada 2013-2014 se despedirá en Gijón, el próximo sábado, tras seis derrotas consecutivas, todas ellas por 1-0, que generan muchas dudas de cara al nuevo Tenerife, que comenzará a construirse en los próximos días.

Por si había alguna duda, el Murcia dejó claro quién se jugaba algo en el envite, a las primeras de cambio. Tras sacar de centro, los pimentoneros hilvanaron una jugada genial, aprovechando la empanada local, para hacer el primero. Eddy asistió, de tacón, para que Kike García, pìchichi murciano, aprovechase la indecisión de los centrales, para meterse en el área y batir a Roberto de tiro cruzado.

El gol, a los 23 segundos de partido, despejó cualquier incógnita sobre la diferencia de intensidad de unos y otros. Tras el 0-1, sólo algunas acciones muy aisladas de Édgar y Nano le dieron vida a un Tenerife mustio, apagado, incluso apático, que daba la sensación de desear cumplir el trámite lo antes posible.

En el minuto 14, la conexión entre los dos tinerfeños, generó la primera ocasión clara para los de Cervera. Édgar metió un gran centro desde la banda, para que Nano se encontrase, sólo en la frontal del área pequeña, con un balón que envió por encima del larguero.

El encuentro había caído en un tedio insoportable. De nuevo Édgar trató de desbordar, y lo consiguió, para servir a Aridane que, en el 20, no logró rematar a gol. En el rechace, tampoco Ricardo consiguió ver portería.

Por el camino, antes del descanso Malonga pudo hacer el 0-2, en medio de los silbidos y las disconformidad con la que el escaso público asistente al Heliodoro despidió a los suyos, en el asueto.

En la segunda mitad, en el 5, Aday Benítez, que acababa de entrar, provocó un penalti que Pérez Pallás, aquel árbitro que señaló la pena máxima de Diego Rivas en Jaén, no vió o no quiso ver. Aday metió un pase atrás que Molinero cortó con la mano que tenía apoyada sobre el césped, al lanzarse a cortar el centro.

Lo cierto es que los tinerfeños ya le habían empezado a poner mucha más intensidad al envite. Eso sí, no lograban concretar ocasiones de peligro en la portería de Casto. Los murcianos dieron señales de vida en el 70, cuando Kike García, tras una buena contra, envió el balón por encima del travesaño de Roberto Gutiérrez.

El mismo patrón continuó hasta el final. El Tenerife empujando con más corazón que cabeza, y el Murcia parapetado en su campo, consciente de la dificultad de los locales para traspasar la tupida retaguardia rojilla.

Lo intentó Juanjo, en el 85, tras un buen centro de Moyano, pero su cabezazo se fue muy alto. De ahí al final, poco más que resaltar de un partido que escenificó el paupérrimo final de liga de un Tenerife que echó por tierra el sueño del ascenso, tras lograr la permanencia.

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