Ecologistas en Acción recoge más de 30.000 firmas para impedir la construcción del puerto de Fonsalía en Tenerife
La confederación Ecologistas en Acción ha recogido más de 30.000 firmas para impedir la construcción del que sería el cuarto puerto comercial en Tenerife, el puerto de Fonsalía. El proyecto, que cuenta con el respaldo del del Parlamento canario, excepto Sí Podemos, del Gobierno regional, el Cabildo de Tenerife y de varios ayuntamientos, y está a la espera del visto bueno de Costas, está envuelto en polémica, ya que se edificaría en la costa oeste de Tenerife, uno de los tres santuarios de ballenas que hay en el mundo y el único de Europa.
Ante lo que consideran un “atentado contra los valores protegidos por la Zona de Especial Conservación (ZEC) Franja Marina Teno-Rasca”, Ecologistas en Acción ha lanzado una recogida de firmas para frenar la construcción del muelle de Fonsalía y, además, que este área se incluya en la “citada ZEC, dado que se dejó fuera de la misma por el planeamiento del puerto, a pesar de que alberga una zona crítica de tortuga verde (especie en peligro de extinción) y otros valores naturales y especies amenazadas”, resalta la confederación ecologista.
Precisamente, han bautizado la recogida de firmas Actúa por Hope, en recuerdo de un joven calderón de seis metros de longitud que en marzo de 2019 tuvo que ser sacrificado después de quedar malherido porque su aleta caudal quedó casi seccionada tras, probablemente, chocar con una hélice de una embarcación que posiblemente provenía del muelle de Los Cristianos. “Podría haber vivido hasta los 60 años, solo nadó hasta los tres o cuatro. Su familia es la mayor población de su especie en Europa y vive todo el año en el suroeste de Tenerife”, señala el grupo.
La obra fue ideada a finales del siglo XX con el objetivo de mejorar la conectividad de Tenerife con El Hierro o La Gomera y parece haber cogido impulso, a pesar de que hay estudios que confirman que el puerto de Fonsalía incrementaría el tráfico marítimo en la zona ZEC, aumentando la contaminación lumínica y acústica en el área y el riesgo de colisionar con animales marinos.
“Más tráfico significaría más colisiones con cetáceos y tortugas y más presión humana en la ZEC, que ya se ha relacionado con elevados niveles de cortisol (hormonas de estrés) en calderones”, aseguran los conservacionistas. Además, añaden que este nuevo muelle impactaría contra la observación comercial de cetáceos, “la segunda actividad turística en Tenerife, de alto valor económico y social”.
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