La lucha de las camareras de piso en Canarias por conseguir unas condiciones de trabajo dignas no se reduce a eliminar la brecha salarial en el sector hotelero. La carga de trabajo que estas empleadas soportan durante sus jornadas laborales es tan alta que termina pasando factura a la salud fiÌsica y psicoloÌgica de ellas, lo que las lleva a consumir un elevado nuÌmero de faÌrmacos “para dar la talla”.
Un reciente estudio realizado por Comisiones Obreras (CCOO) para todo el país sobre la salud laboral de las camareras de piso así lo contempla, a la vez que afirma que el 70% de las mujeres que ocupan esos puestos usan medicamentos sin asesoramiento profesional para reducir los dolores que sufren.
Ibuprofeno, paracetamol, tramadol, lyrica y enantyum son algunos de los fármacos más consumidos por las camareras de piso, “e incluso hay compañeras que se han puesto parches de morfina”, dijo Gladys Medina, sindicalista y camarera de piso, “pero no podemos esperar en casa a que nos atienda un especialista de la Seguridad Social en 2023”.
En una rueda de prensa celebrada este miércoles en el edificio sindical de Santa Cruz de Tenerife, con motivo de la presentacioÌn del proyecto Tus derechos, la mejor medicina, se analizaron los resultados de dicho sondeo, asiÌ como algunos datos sobre el turismo y el empleo en el archipieÌlago.
Desde el sindicato, pidieron un urgente plan de riesgos laborales y prevencioÌn destinado a estas trabajadoras, para disminuir el impacto de las malas praÌcticas en su salud y su calidad de vida. Con esto se busca que las camareras de piso sean protagonistas y participen en las actividades sindicales a favor de la salud para que aporten una buena informacioÌn para la elaboracioÌn de materiales formativos de calidad.
JoseÌ RodriÌguez ValdeÌs, encargado de Salud Laboral en la ConfederacioÌn Sindical de CCOO, apuntoÌ a la alarmante ingesta de sustancias hipnosedantes (pastillas para dormir, para atacar la ansiedad o para tratar depresioÌn) entre la poblacioÌn laboral de la hosteleriÌa. Aumenta cada vez maÌs frente a la disminucioÌn continua de drogas como el alcohol o el tabaco y ocupa el segundo puesto en la lista de sustancias maÌs consumidas. En el sector hostelero, el consumo de hipnosedantes ha pasado del 5,4% en 2008 al 8,2% en 2014, “y si separamos este dato por sexos”, el 4% corresponde a consumo masculino y el 12% a consumo femenino.
La plantilla total de camareras de piso en Canarias fluctuÌa entre 15.000 y 20.000 personas, seguÌn las temporadas de maÌs o menos turismo. Al ser un sector laboral muy feminizado, son ellas las que sufren la mayor parte de las consecuencias de la automedicacioÌn. Valdés apuntó que el 70% de mujeres sienten constantes dolores, al menos en cuatro partes del cuerpo, como pueden ser las cervicales, distintas zonas de los brazos, los hombros y los muÌsculos dorsales.
Con este panorama y una apremiante agenda de habitaciones por limpiar en el menor tiempo posible, para que entren los nuevos clientes, pueden llegar a ingerir hasta cuatro analgeÌsicos o antinflamatorios. “Pero de esta forma solo se tratan los siÌntomas, no la causa de las afecciones, y poco a poco hacen falta faÌrmacos maÌs potentes para que el dolor disminuya”, resaltoÌ JoseÌ RodriÌguez.
AdemaÌs, con el fin de cumplir el rendimiento exigido, echan mano de sustancias estimulantes como cafeÌ o bebidas energeÌticas. Esto tiene efectos secundarios muy negativos, como danÌos hepaÌticos, renales, digestivos, trastornos del sistema nervioso y desajustes de tensioÌn.
Una jornada laboral en los pasillos del hotel
Gladys Medina, camarera piso en hotel Palacio de Isora y miembro de la Ejecutiva de CCOO en la parte de Servicios en Canarias, lleva 16 anÌos trabajando en distintos aÌmbitos de la hosteleriÌa y dejoÌ claro que “tomar faÌrmacos para rendirle a la empresa no es una opcioÌn de trabajo y no podemos perder nuestra salud a cambio de un salario que es indigno”.
ContoÌ que entre companÌeras de trabajo se recomiendan medicamentos que les funcionan bien y tienen un amplio conocimiento de la variedad que hay en el mercado, pero poco o nada se habla de los terribles efectos secundarios. Tampoco pueden permitirse la espera de las listas del Servicio Canario de Salud o acogerse a bajas laborales porque eso implica cobrar menos.
Durante un diÌa normal de trabajo, aparte de limpiar a primera hora de la manÌana las zonas comunes y hacerse cargo cada una de cinco salidas, se suma la constante presioÌn que tienen por terminar las habitaciones en tiempo reÌcord para que la ocupe un cliente que espera en recepcioÌn.
AsiÌ, el desgaste pasa tambieÌn al plano psicoloÌgico y a la larga las consecuencias se llegan a notar incluso en sus aÌmbitos familiares. Gladys Medina puntualizoÌ que cada hotel es distinto y no hay un nuÌmero exacto oÌptimo para cada camarera de piso, pero lo que piden es que las empresas hoteleras planteen unas medidas acordes a los estudios ergonoÌmicos y psicosociales que presentan desde el sindicato.
Los beneficios crecen y la inversión disminuye
Gonzalo Fuentes, coordinador federal de HosteleriÌa y Turismo de Servicios CCOO, hizo especial hincapieÌ en la falta de inversioÌn por parte de las empresas en aumento de personal, asiÌ como en actualizar los materiales para que cumplan su trabajo de forma maÌs eficaz.
SeguÌn dijo Fuentes, los uÌltimos dos anÌos fueron unos de los mejores en la historia del turismo, con 70 millones de ocupaciones en 2018 y 2019 continua en esa misma liÌnea. De esta manera, las infraestructuras han mejorado para satisfacer las demandas de los visitantes, pero el capital humano que mantienen los edificios sigue siendo el mismo.
Este coordinador senÌaló ademaÌs que esa estrategia ayudariÌa tambieÌn a la economiÌa y al desarrollo local, evitando la turismofobia que se da en zonas como Islas Baleares, donde el beneficio del turismo no se traduce en la mejora de los trabajadores hoteleros, que continuÌan en precario, ni de la economiÌa del lugar.