Al menos un millar de personas se manifiestan en Puerto de la Cruz para exigir que paren los vertidos en Playa Jardín y por un mar limpio

Manifestación contra la contaminación en Playa Jardína, a su paso por el muelle y con carteles contra Blanca Pérez (CC).

Álvaro Morales

23 de marzo de 2025 15:08 h

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Con camisas amarillas, niños en la cabecera y tres grupos marcados por una gran pancarta en la cabecera en cada caso, al menos un millar de personas (seguramente se acercaron a unas 1.500 ya en Playa Jardín) protestaron ayer por las calles más céntricas del Puerto de la Cruz por el cierre de la principal zona de baño de esta ciudad turística, la más importante del Norte de Tenerife, desde hace ocho meses por los vertidos contaminantes desde el barrio de Puta Brava. Una situación achacable al emisario submarino, pero, principalmente también, al desborde de la depuradora comarcal, que se ha quedado pequeña para La Orotava, Los Realejos, parte de Santa Úrsula y el municipio que la acoge. Por supuesto que hay otras causas, pero lo cierto es que Playa Jardín sigue cerrada, crecen las dudas sobre si se abrirá antes o durante este verano, como sostiene el gobierno local (frente a la visión del Cabildo) y los usuarios, vecinos, otros residentes en la Isla y diversas asociaciones evidenciaron este mediodía que ya no se creen nada y que están hartos. Por eso, no debe extrañar que una de las consignas que más repitieran hoy en la manifestación convocada por el colectivo Stop Vertidos Punta Brava haya sido “queremos soluciones, no más reuniones”.

Al principio, se congregaron antes del mediodía unas 300 personas (cálculo de la Policía Nacional) en la playa de Martiánez, al otro extremo del Puerto, punto de partida de la protesta. Parecía que la convocatoria podía pinchar, pero no. Al poco, y ya en el recorrido inicial junto al Lago Martiánez, la cifra fue aumentando y a su paso por San Telmo, los agentes ya asumían que había, al menos, un millar de personas.   

La protesta la encabezaba un grupo de niños en dos filas indias con camisas amarillas. Entre otras consignas, en la cabeza principal, y con una pancarta que rezaba “el mar es vida, no es un vertedero”. Hubo muchas más, como la que decía “por un mar limpio, no más vertidos” en el segundo grupo de la manifestación y se gritaba de forma reiterada precisamente eso, “que paren los vertidos, queremos un mar limpio”. El tercero ya aglutinaba a manifestantes de otras luchas que, bajo una pancarta de Salvar La Tejita, corearon clásicos como “Canarias no se vende, se ama y se defiende”. 

Niños, jóvenes, adultos, gente mayor, muchos con esas camisas amarillas con leyendas contra los vertidos pedían durante el trayecto que la gente no les mirasen, sino que se unieran. No lo conseguían en gran parte, sobre todo porque en su mayoría eran turistas, como en la avenida del Lago Martiánez, en San Telmo o por la zona del muelle, pero sí que la marcha impactó bastante en la imagen e impresión que se llevarán estos visitantes a sus países.

Primera gran parada, junto al consistorio

Al llegar al ayuntamiento, y junto a la puerta del departamento de Bienestar Social, algunas de las impulsoras de la protesta, todas mujeres, como la vicepresidenta de Stop Vertidos, Carmen Padilla, aprovecharon para hacer un primer lanzamiento de consignas y recados a los políticos/as que los quieran escuchar mediante megafonía, con especial énfasis (incluso con algún cartel) a la consejera insular de Medio Natural, Blanca Pérez (CC), que es una de las que sostiene que no podrá abrirse la playa antes o durante este verano o que, al menos, ese plazo nunca lo ha dado su gobierno.

El exalcalde Marco González se unió poco antes del muelle y en la marcha se pudo ver a otros ediles del PSOE, pero también exconcejales de IU, vecinos de Punta Brava implicados en política y otros muchos, simplemente indignados, pues en esta protesta no se salva a nadie, se culpa a todos los partidos y se exige resultados ya. De hecho, algunos de los carteles o consignas gritadas dejaban claro que “las tiritas no son la solución”, que “esta playa es una vergüenza”, que “Playa Jardín llega a su fin”, el típico “manos arriba, esto es un atraco” o “políticos corruptos, fuera de la playa”. También se recurrió a clásicos ochenteros reconvertidos, como el “vaya, vaya, en mi pueblo no hay playa” o lo más curtidos en coplas canarios improvisaron y extendieron por La Ranilla y otras zonas del trayecto un más logrado musicalmente “apestan las playas donde nací”.

Así se llegó sobre la 1:45 al entorno de Playa Jardín, donde las consignas se reiteraron o enriquecieron (“Playa Jardín, mierda sin fin”) y hasta se reprodujeron canciones con megafonía creadas por esta situación, para leer al poco el manifiesto preparado para la ocasión, que ahora reproducimos:

“Queridos vecinos, amigos y ciudadanía en general.

Hoy nos reunimos aquí, en esta marcha ciudadana, para alzar nuestras voces en defensa de un bien común que nos pertenece a todos: nuestro mar, nuestras playas y, en particular, Playa Jardín. Este emblemático lugar se encuentra en una situación crítica debido a los vertidos de aguas no depuradas provenientes de todo el Valle de La Orotava. Ejemplo de una acción política fracasada y nefasta para el interés general, Punta Brava y playa jardín no son sino el reducto de la incompetencia y el fracaso. 

¡Basta ya de contaminación!

No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras nuestra playa, símbolo de nuestra identidad y patrimonio, se ve amenazada. Los vertidos de aguas residuales no solo afectan la calidad del agua, sino que también ponen en riesgo la salud de quienes disfrutamos de este espacio. La contaminación del mar no es solo un problema ambiental; es un problema de salud pública, de bienestar y de futuro. Cada día que pasa sin una solución, estamos permitiendo que nuestra comunidad y nuestro entorno sufran las consecuencias de la negligencia.

Un llamado a la acción

Hoy, hacemos un llamado a las autoridades locales, insulares y regionales para que tomen medidas inmediatas y efectivas. Exigimos la implementación de un sistema de depuración adecuado que garantice que las aguas que regresan al mar sean seguras y limpias. No podemos permitir que la falta de infraestructura, la desidia administrativa y la incompetencia política continúen perjudicando nuestro entorno.

La unión hace la fuerza

Estamos aquí porque creemos en el poder de la comunidad. Juntos, podemos hacer la diferencia. Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en la protección de nuestro entorno. Desde la educación ambiental hasta la participación activa en la toma de decisiones, cada acción cuenta. Hoy, alzamos nuestras voces no solo por nosotros, sino por las generaciones futuras que merecen disfrutar de un mar limpio y saludable.

Un futuro sostenible

Imaginemos un futuro donde la sostenibilidad y el respeto por el medio ambiente sean la norma, no la excepción. Este futuro es posible, pero requiere de nuestra acción colectiva y de un compromiso firme por parte de todos.

Compromiso con la naturaleza

Hoy, reafirmamos nuestro compromiso con la naturaleza y con nuestra comunidad. Nos comprometemos a seguir luchando por un Puerto de la Cruz más limpio, más saludable y más justo. No permitiremos que la indiferencia y la falta de acción nos roben lo que es nuestro.

En conclusión, hoy no solo marchamos por Playa Jardín; marchamos por nuestra salud, por nuestro futuro, por un compromiso con la sostenibilidad, por el medioambiente y por el derecho de cada persona a disfrutar de un entorno limpio y seguro. Juntos, somos más fuertes. Juntos, podemos lograr el cambio.

¡Por un mar limpio! ¡Por Playa Jardín! ¡Por nuestra comunidad!

¡Gracias a todos por estar aquí y por ser parte de este movimiento!

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