El Cabildo de Tenerife presume de financiar un curso a un youtuber que alimenta bulos sobre la DANA en Valencia

Álvaro Morales

5 de noviembre de 2024 17:35 h

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Un posible motivo para que los políticos mimen a los llamados youtuber (sobre todo a los más exitosos), en este caso a David Cánovas (TheGrefg), resulta aplastante: lo siguen unos 40 millones de personas en el mundo a través de internet. Por supuesto, entre esos “seguidores” hay algunos miles en Tenerife. Jóvenes que tienen influencia en otros y que, aunque no siempre, votan y pueden influir el voto. Por eso, el empeño del gobierno del Cabildo de Tenerife (CC-PP) de apoyar cualquier propuesta u ocurrencia de un influencer que, como otros, prefiere pagar impuestos en Andorra para abonar menos puede comprenderse desde el punto de vista electoral y de llegada a sectores poblacionales normalmente alejados del día a día político y fácilmente atrapables por teorías conspirativas, iliberales o ultras, da igual el signo. El problema o, al menos, la discusión ética se dispara cuando se gasta dinero público (es decir, de todos) en un personaje que, como este TheGrefg, está alimentando estos días los infinitos bulos sobre la DANA en Valencia, el número de muertos, la acción de los gobiernos y la información que se difunde.

Desde la tragedia del martes de la semana pasada, se ha ido luciendo, pero lo que ha dado la vuelta a España y fuera en diversos telediarios y otros medios es que extendiera un comentario anónimo difundido en redes que, como se puede apreciar en el vídeo, apela a supuestas fuentes de bomberos para dar por hecho que en el aparcamiento de Bonaire había, al menos, 1.000 muertos por descubrir. Enseguida, se da cuenta de la temeridad de ese “anónimo” y le matiza a sus “chavales”, que es como se dirige a sus millones de seguidores, pues la mayoría son jóvenes, adolescentes, niños… que conviene “aclarar” que puede ser verdad o no. Eso sí, inmediatamente después cuestiona la información que están difundiendo los gobiernos y el restos de medios, seguramente porque nunca se le ha pasado por la cabeza contrastar o tener un mínimo de rigor porque se alimenta precisamente de lo contrario. De todo lo contrario.

En unos días en los que los medios (de todo tipo de líneas editoriales) dedican espacios a contrarrestar los bulos y en los que hasta Iker Jiménez tiene que despedir a trabajadores de su programa (por decir algo) por falsear la realidad pese al aplastante caos que sufre Valencia ahora, el gobierno del Cabildo de Tenerife aún no ha dicho nada de lo hecho por su youtuber predilecto. Es más, tras publicar Canarias Ahora, el pasado 21 de octubre, que CC y PP iban a modificar el presupuesto insular la siguiente semana por un total de 1,2 millones para costear dos proyectos, uno denominado Hub Intech y otro Esland (como los premios que promueve Cánovas desde hace tres años y que asume que le son deficitarios), Rosa Dávila criticó al Grupo Socialista por “no saber leer” las modificaciones presupuestarias y asegurar que, en realidad, el dinero público de la Isla se iba a dirigir solo a unos cursos del youtuber dirigido a jóvenes por 300.000 euros. Eso sí, siempre que Tenerife acogiera esos galardones por los que peleaban ciudades como Madrid u otras de Españas y países hispanoamericanos.

Con independencia de que Cánovas asegura que los premios le acarrean unas deudas anuales de un millón de euros y de que la modificación (1,2) no especifique cuánto se va a Esland y a Hub Intech, la sociedad tinerfeña y canaria deben saber que esos 300.000 euros en el contexto de los premios de 2025 se dirigen a una persona que usa las redes para difundir bulos como los de esos 1.000 muertos en un aparcamiento en medio de la desesperación e impactos de todo tipo de los afectados por la DANA y el resto del país. Por cierto, unas redes en las que pululan los negacionistas del cambio climático o los que achacan lo ocurrido a los aviones que “provocan” estos fenómenos en una conspiración mundial…

Rosa Dávila defendió hace semanas a ultranza, y con ella algunos medios y periodistas, que lanzaban en sus redes la “buena nueva” de que los Esland aterrizaran en el Auditorio de Tenerife, la posibilidad de que la Isla acoja esos premios por el impacto promocional y lo que mueve este influencer, al tratarse de uno de los galardones de internet más relevantes del planeta en español. Seguramente su opinión no ha cambiado porque esos 40 millones de seguidores siguen pesando lo mismo, pero parte de los impuestos de todos los tinerfeños pueden irse a alguien que hace lo que los telediarios llevan horas sin dejar de denunciar en sus apartados sobre bulos, como para llevar a hijos a sus cursos de forma entusiasta.

Un influencer al que el gobierno de Tenerife ya le permitió subir al Teide el año pasado de forma irregular, haciendo trabajar al personal del teleférico cuando no se recomendaba, recorriendo senderos sin los permisos debidos y todo con el apoyo del director insular de Medio Ambiente, Pedro Millán, al que le faltó ponerle una alfombra roja y que fue denunciado por 14 colectivos ecologistas. Un youtuber con el que, en un perfecto resumen, se fotografía entusiasta la propia presidenta del Cabildo, aunque sus impuestos, los de Cánovas –que quede claro-, los pague en Andorra.