Charla de premio Nobel en la ULL

Tenerife Ahora

Santa Cruz de Tenerife —

La Universidad de La Laguna (ULL) presentará oficialmente el lunes su nueva Cátedra Cultural de Agroecología Antonio Bello, en un acto que comenzará a las 11.00 horas en el Aula Magna del Aulario General del Campus de Guajara y que contará como ponente con Adolfo Pérez Esquivel.

Activista de origen argentino, Pérez Esquivel recibió en 1980 el Premio Nobel de la Paz por su compromiso con la defensa de la democracia y los derechos humanos por medios no violentos frente a las dictaduras militares en América Latina.

Pérez Esquivel dictará una conferencia de unos 45 minutos titulada La justicia social como un instrumento para la paz. Previamente, habrá intervenido Raúl Aramendy, presidente de la Multiversidad Popular de Argentina: Misiones, quien dedicará media hora a hablar sobre La agroecología, un enfoque necesario para un desarrollo rural sostenible.

La Cátedra Cultural de Agroecología Antonio Bello tiene por objetivo impulsar trabajos de investigación, formación, sensibilización e intercambio de investigadores y estudiantes en las áreas de la agroecología y desarrollo rural sostenible. Está dirigida por Antonio Castilla, de la ULL, y José Luis Porcuna, presidente de la Fundación Instituto de Agricultura Ecológica y Sostenible (FIAES), ambos presentes en el acto. La sesión estará presidida por el rector de la institución académica, Antonio Martinón.

La entrada a la charla es gratuita, pero, por razones de control del aforo, para acudir será necesario inscribirse en el formulario disponible en el banner sobre esta conferencia ubicado en la portada de la web institucional (www.ull.es).

Defensor de los derechos humanos

Nacido en Buenos Aires el 26 de noviembre de 1931, Pérez Esquivel es un activista argentino que destaca como defensor de los derechos humanos y del derecho de libre autodeterminación de los pueblos, de la no violencia y de la lucha pacífica por la justicia y la libertad, así como proponente de la teología de la liberación.

En su discurso de aceptación del Premio Nobel de la Paz en 1980, afirmó que no lo asumía a título personal sino en nombre de los pueblos de América Latina, y de manera muy particular, de los más “pobres y pequeños, porque son ellos los más amados por Dios”, en referencia a los “indígenas, los campesinos, los obreros, los jóvenes, los miles de religiosos y hombres de buena voluntad”.