Una trabajadora del servicio de comedor del Centro Municipal de Acogida de Santa Cruz de Tenerife ha sido despedida por llevarse “150 gramos de queso gouda de la cámara de refrigeración y tres panes de 60 gramos del almacén”. Así se detalla en la carta de despido que se le entregó este miércoles 30 de marzo. Yurena Martín, de 34 años, tiene dos hijas menores y disponía hasta entonces de un salario de 400 euros, que no le alcanza para llegar a fin de mes.
“Esa noche tenía la nevera vacía”, afirma esta madre, que explica que cogió esta cantidad de comida para poder dar de cenar a las niñas, de 8 y 11 años y que viven a su cargo en un centro okupa de la ciudad. Martín lleva siete años esperando por una vivienda de protección oficial y ante la falta de ayudas ha tenido que quedarse en este edificio, propiedad de un banco. De hecho, la familia es una de las afectadas por el desmantelamiento de principios de mes de una serie de chabolas que se encontraban en la capital tinerfeña, contiguas al Pabellón Pancho Camurria.
Según la carta de despido de la empresa concesionaria del servicio de comedor de este albergue municipal, la joven se llevó el 11 de marzo en su bolso estas cantidades de comida y fue vista por una compañera. En la misiva se detalla que esta trabajadora lo contó a su encargado por miedo a represalias si se percataban de que no había alimentos suficientes en el desayuno del siguiente día y pudiera resultar acusada de este incidente.
Días más tarde de este hecho, según la carta de despido, Martín mantuvo una reunión con el encargado de la empresa en este centro municipal en la que reconoció los hechos. No obstante, la trabajadora insiste en que su superior era consciente de la difícil situación económica por la que ella estaba pasando, por lo que en otras ocasiones le había permitido llevarse algún bocadillo para las niñas. Por este motivo, lamenta sorprendida que ahora se le acuse de esta falta y se le despida por ello.
Desde 2011 trabajando en el albergue
La mujer llevaba trabajando en este albergue desde el año 2011 y cuenta que hace un mes había sido subrogada a otra empresa, por lo que no entiende que si tenían quejas de ella, no se le hubiera comunicado antes. “Conocían perfectamente mi historia”, apunta esta madre, que subraya que no se trata de un robo de dinero, sino de que ha sustraído esta comida por necesidad. Y es que, con 400 euros “es muy difícil llegar a fin de mes”, apunta.
Martín indica que se encuentra muy afectada por lo sucedido, “me han avisado sin tiempo”. El día antes de su despido, este martes 29 de marzo, asegura que le comunicaron que tenía una reunión, “me hicieron una encerrona”, detalla. La ya extrabajadora del centro añade que ahora se encuentra desamparada, puesto que al ser un despido “procedente”, no le corresponde su liquidación, tras haber prestado sus servicios en este lugar durante casi seis años.
Ana Mendoza, amiga de la afectada y miembro de un colectivo social que suele prestar ayuda a esta y otras familias (Plataforma Pro Viera Clavijo), apunta que el caso es parádogico, en tanto que este albergue municipal se dedica a dar comida a personas que se encuentran en exclusión social. En esta ocasión, “una trabajadora del centro también se encuentra en este estado y, sin embargo, la despiden”, afirma.
Esta voluntaria señala que los usuarios del albergue ya se están movilizando y recogiendo firmas para que se vuelva a readmitir a Yurena Martín y agrega que esta no es la única medida que van a llevar a cabo.
Además, varias fuerzas políticas como IUC o el PSOE ya han pedido explicaciones al Ayuntamiento de la capital tinerfeña y más información sobre lo sucedido, que tachan de “injusto”. Por su parte, el propio alcalde José Bermúdez ha escrito en su cuenta de Twitter que “si el motivo del despido de la trabajadora del albergue es solamente el de su carta, la empresa debe readmitirla ya”.